;; dos ;;

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editado.

- Lo odio. – hablé, alzando mi tenedor en el aire y pinchando el trozo de carne en mi plato con fuerza, pensando que éste serían los ojos de Max.

- ¿Y ahora que sucede? – preguntó Helena con un tono de confusión total al ver que intentaba apuñalar a la carne ya muerta y cocinada, alzando la cabeza de su ensalada. Al contrario de mi mejor amiga, yo era amante de la carne. Pero ahora mismo, sólo quería matar a Max.

Suspiré profundamente, decidiéndome por dejar en paz a la pobre carne que no tenía la culpa de que mi nuevo niñero fuera un auténtico idiota que se creía el Dios del mundo solamente por tener un amiguito importante. Alcé la vista y procedí a explicarle la situación a mi mejor amiga:

- ¡Y me llama Elizabeth! ¡Sin duda esa es la peor parte! – finalicé con pesadez, alzando mis manos en el aire y queriendo demostrar mi descontento y desesperación en cuánto a ese estúpido viviendo en mi casa. – Y tendré que aguantarle a él, sus sonrisas estúpidas y su orquesta de sarténes y cucharas durante todo el verano. Mi madre no tiene intenciones de despedirle, ¡está encantada con el hijo de puta!

Mi mejor amiga comenzó a reírse, tanto que casi se atraganta con el pequeño tomate que se había llevado a la boca antes de que yo concluyera con mi explicación acerca de mi estúpido niñero. La observé extrañamente, no había nada cómico acerca de la situación en la que yo me encontraba en ese momento.

- Has dicho que es caliente. – habló ella, estaba esperando una afirmación, por lo que yo asentí levemente con la cabeza.- ¡Entonces debes aprovechar, tienes un niñero caliente! –chilló con obviedad, antes de soltar un "¡duh!" - ¿Cuántos años tiene?

- No lo sé, no se lo he preguntado o me interesa. — ella alzó las cejas en mi dirección, intentando mirar dentro de mi cerebro con sus rayos láser. terminé por cansarme de que intentara quitarme la información que no sabía y me levanté de la mesa de la cafetería, dándole lo que quedaba de mi almuerzo (el cuál ni siquiera había tocado) a un chico que no había llegado a tiempo, antes de salir de allí.

;; ;; ;;

El timbre que finalizaba la jornada escolar sonó y todo el mundo salió corriendo de los salones en manada, soltando por los lugares las hojas de sus apuntes, los examenes reprobados o incluso los libros de texto, mientras los profesores miraban horrorizados tantas letras y estudios desperdiciados.

Si estuviéramos en otra circunstancia y llegar a casa no significaba tener un niñero insportable, probablemente sería igual que las demás personas. pero en ese momento, prefería plenamente continuar en la escuela que en casa junto con mis hermanos y un niñero.

Divisé el coche de mamá a lo lejos, –ahora siendo manejado por Max – aparcado justo en la entrada de la escuela, solté un suspiro de exasperación, antes de tomar con mis manos las correas de mi mochila, bajando los peldaños de la escalera con desesperante lentitud para los estudiantes detrás de mí, que simplemente me empujaban para que me hiciera a un lado y ellos salir más rápido, cosa que me retrasaba. Pero de todas formas tendría que volver a esa casa.

- Luego te llamaré, ¿bien? – oí la voz de mi mejor amiga a lo lejos, mientras bajaba las escaleras con rapidez, deteniéndose cuándo yo lo hice. Recordé mi misión de recolectar datos acerca del niñero sexy y asentí.

- No tendré mi teléfono por cinco horas, mejor espera a que yo lo haga. – torcí mi labio con disgusto, apartando el cabello de mi rostro, en el mismo momento que veía cómo ella cubría su boca, intentando retener las carcajadas que amenazaban con salir de sus labios. Le di un golpe en el hombro antes de caminar hacia el coche, despidiéndome con la mano.

Me subí al vehículo, tomando el asiento de copiloto. Olivia miraba sus uñas limpias con disgusto, era un claro ejemplo de que lo normal le aburría. Kyle y Mike se encontraban profundamente dormido, Kyle con la cabeza en el hombro de Mike y Mike con su cabeza sobre la de Kyle. Tyler miraba con desinterés por la ventana, mientras Bonnie intentaba comerse su pie.

- ¿Cómo te fue, Elizabeth? –preguntó Max y apreté los labios con molestia, sin emitir un sonido en respuesta. - ¿Acaso no vas a contestarme, Elizabeth? — repitió nuevamente mi nombre y apreté con fuerza mis puños, alzando la cabeza. No era una cuestión de que no me gustaba mi nombre, también tenía que ver algo con mi padre que no estaba preparada para contarle. Era un extraño.

- ¿Podrías, por favor, dejar de llamarme Elizabeth? –él sonrió con burla al mirarme, negando con la cabeza lentamente, sin importarle ni un poco el hecho de que yo le estuviera pidiendo aquello.

- ¿Por qué, Elizabeth? — él preguntó y yo apreté con fuerza mis labios, no quería comenzar a hablar y llorar en aquel momento.

- ¡Porque así me decía mi padre, y no me gusta recordarle! — chillé con fuerza, abriendo mis ojos y mirándolo. Él pasó saliva, lo noté por cómo su núez se movía. un silencio sepulcral se hizo presente en el coche luego de mi exclamación.

- Está bien, lo siento Lizzy. — se disculpó y yo sentí alivio en aquel momento, notando que nadie dentro del vehículo hablaría, decidí responder a su pregunta anterior:

- Mejor. –me encogí de hombros, quitándole importancia al asunto. – Y bien, exceptuando que debo pasar el resto del verano con un niñero idiota. – suspiré con resignación, sabiendo perfectamente que aquello le molestaría.

- Tres horas más sin móvil. – sonreí con amplitud, cruzando mis brazos, no me interesaba ya. De todas maneras, mis chillidos no surtían efecto en el hecho de que él fuera terco. – No groserías, se piensan pero no se dicen. –dijo, negando con la cabeza con desaprobación. Yo no consideraba la palabra "idiota" cómo una grosería, pero allá él.

Me encogí en mi asiento, cruzando mis brazos y acomodándome, miré por el espejo retrovisor cómo mis cuatro hermanos me pedían ayuda con la mirada. Puesto que los mellizos se habían despertado debido a mi exclamación. Además de ayuda, Tyler me miraba con una sonrisa en sus labios, parecía ser que le había gustado el hecho de que finalmente revelara el porqué me molestaba que me dijeran Elizabeth. Definitivamente aquello había puesto en su lugar al maldito niñero.

Llegamos a la casa y mis hermanos se bajaron del coche cómo si fueran rayos, dirigiéndose cada uno a su habitación. Y a pasar de que sus habitaciones estaban en el primer piso, pude escuchar cómo azotaron la puerta desde el garaje, tampoco se encontraban muy contentos.

Yo me tomé mi tiempo, a pesar de que no me gustaba estar cerca suyo tampoco me apartaría por completo, después de todo, tendría que acostumbrarme a su presencia durante todo el verano.

- ¿Qué sucede? – preguntó Max debido a mi comportamiento, supuso que cómo mis otros hermanos corrieron, yo también lo haría. Me encogí de hombros sin darle demasiado importancia, decidiendo que era un buen momento para preguntarle.

- ¿Cuántos años tienes? –dije, ladeando la cabeza y mirando cómo cargaba a Bonnie. Él sonrió de manera burlona, parecía estar divirtiéndose y no tenía ni idea de por qué.

- Tengo dieciocho. – volteó lentamente, mientras mi hermanita se aferraba a su camisa, mirándolo algo confundida y con el ceño fruncido. – Soy muy grande para ti si piensas que podremos tener algo.

- Pff, ni tanto. –respondí con burla, mientras me encogía de hombros, alzando mis cejas. – Tengo dieciséis. – pronuncié lentamente, cómo si le fuera difícil entender el idioma que hablábamos, porque así parecía.

- Sigues siendo pequeña, no hablo de edad. –me mostró la lengua, lo que decía no concordaba mucho con su gesto. – Eres cómo una niña caprichosa.

Estuve a punto de reclamarle algo pero en el fondo sabía que era así, tocó mi nariz con una sonrisa burlona en sus labios y yo rodé los ojos, dispuesta a irme. Antes de salir del garaje, oí cómo hablaba:

— Lo siento, Lizzy.

Sonreí levemente y volteé, quitándole importancia con la mano. Caminé a mi habitación, decidiendo por darme una ducha y ponerme mi pijama. Mientras leía un libro sobre la cama, escuché los gritos de Max, diciendo que le ayudáramos con la cena y las puertas de las habitaciones de mis hermanos abriendo y cerrándose.

Sí, definitivamente sería un largo verano.

Niñero. [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora