Luego de volver del parque recordé que Malcom me había invitado de nuevo a una cita, así que me preparé.
Al escuchar la bocina de su auto bajé las escaleras rápidamente, con mi móvil en mi mano.
- ¿Dónde vas? –sentí que me tomaban de la muñeca y volteé para ver a Max.
Al Max que yo besé.
Y ahora voy a salir con otro chico.
- Saldré con Malcom. –le respondí y él frunció el ceño. –
- ¿Y qué sucedió con "eso"? –sabía que estaba refiriéndose al beso.
- Fue algo de... del momento. –le quité importancia pero en realidad me había encantado. - ¿Así le llamas?
- Lo siento Max, yo... -él jaló de mí y sin dejarme terminar pegó su boca a la mía. Me sonrojé hasta las orejas y lo separé. - ¿Tú estás loco? ¡mamá pudo habernos visto!
Él estaba jadeando, mirándome mal. Luego se volteó y caminó dentro de la cocina, dónde tomó sus llaves y salió de la casa.
Lo ignoré y me subía al auto de Malcom, que me dio un beso en la mejilla antes de que comenzara a conducir hacia el lugar dónde cenaríamos.
Era un restaurante, ni tan costoso ni tan barato.
Pedí lo mismo que Malcom y él comenzó a hablarme. Pero mi mente estaba en otro lugar, en mis fantasías con Max tal vez.
Recordé el beso y la expresión que tenía antes de que me fuera, ¿qué le sucedía?...
- Lizzy. –sentí cómo chasqueaban los dedos frente a mí y sacudí la cabeza, mirando a Malcom. - ¿Te sientes bien?
- Oh, sí... -dije, mintiendo y luego bebiendo un sorbo de mi vaso con agua. - ¡Perfecta! Ahora dime, ¿cómo te está yendo en tu trabajo?
- La verdad es que me pagan bastante bien. –me respondió con una sonrisa y comenzó a hablarme de otras cosas, sin borrar su sonrisa y esa manera en la que le brillaban los ojos.
Me sentí mal, él estaba hablándome de algo de lo que se sentía orgulloso y yo ni siquiera le prestaba atención. Si lo imaginaba cómo Max tal vez me interesaría más.
Olvídenlo, acabo de imaginar que lo desvestía sobre la mesa.
Escuché mi teléfono sonar y me disculpé con Malcom mediante una sonrisa. Él se encogió de hombros y yo salí fuera para escuchar mejor.
- ¿Hola?
- ¡Lizzy! –del otro lado estaba la voz de Maisie. – Necesito tu ayuda.
- ¿Qué sucedió? –pregunté, podía escuchar el bullicio. Seguramente estaba en ese bar al que Max me llevó.
- Es Max... -hablando de Roma. – Dice que quiere que vayas o hará algo que no quieres saber.
- ¿Por qué no quiero saber? –dije, algo extrañada.
- ¡Sólo ven! –aparté mi teléfono de mi oído ante el gritó de Maisie.
- Bien, ya mismo voy. –colgué la llamada.
Me metí de nuevo al "restaurante", Malcom veía su teléfono despreocupadamente.
- Oye, Malcom. –dije, picándole le hombro. Él se volteó con una pequeña sonrisa. - ¿Recuerdas a Max? –asintió.- Bueno, está en problemas y el bar que está cerca de aquí. –me miró algo confuso. – Necesito que me lleves, ¿podrías?
- ¡Oh, claro! –dijo, ni siquiera habíamos pedido así que no tuvimos que pagar. Salimos del lugar y me subí a su auto.
Llegamos al bar ese en menos de diez minutos.
- Lamento haber cancelado nuestra cita. –dije, dándole una pequeña sonrisa y él se encogió de hombros.
- No te preocupes.
Me despedí y rebusqué entre mis cosas mi identificación falsa, el guardia me dejó entrar rápidamente y entre la música retumbando entre mis oídos y la masa de gente logré localizar a Max.
Estaba a punto de subir a un escenario dónde un chico estaba sin la camiseta.
Si él va a hacer eso me quedaré aquí, esperando pacientemente y luego le hablaré.
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Niñero. [editando]
Teen FictionLos Brown son siete hermanos, Elizabeth es la mayor de ellos. Elizabeth está harta de cuidar de sus hermanos, por lo que su madre decide contratar a un niñero, un chico mayor que ella que hace de todo por sacarla de quicio. "Hola, Max Johnson, grac...