_____ se encontraba sentada en la cama, su computadora portátil apoyada sobre sus piernas y unos audífono alrededor de su cuello mientras Lauren daba los toques finales a su atuendo para esta noche. ¿Lo bueno de trabajar como bartender? Tú eliges tu propio uniforme, y Lauren no era tímida a la hora de escoger el atuendo más halagador para complementar su increíble cuerpo. Lauren sabía que a _____ no le gustaba tanto lo que vestía, pero también sabía que usar una blusa de cuello alto y jeans no traerían el dinero para pagar el alquiler.
—Lauren, ¿estás segura de que no está mostrando demasiado?— Preguntó cuando Lauren terminó de colocarse bien la blusa que terminaba justo debajo de su ombligo, estaba suficientemente corta como para poder mostrar una gran cantidad de escote.
—No, _____. Está bien.— Ella solo sonrió, sabía que _____ solo estaba tratando de protegerla de sus clientes borrachos, pero aún así. Todas las noches hacía lo mismo, y como todas las noches, Lauren llegaba a casa en una sola pieza. Pero lo que no sabía, _____ siempre se encontraba sentada en el lado opuesto del bar, vigilando.
Se apartó del espejo y caminó hacia la cama, quitó el portátil de su novia y se sentó a horcajadas sobre sus muslos.
Las manos de _____ fueron inmediatamente a sus caderas para mantenerla en su lugar. —Estoy bien, bebé. No trabajo hasta tarde esta noche, así que prepárate para cuando vuelva a casa.— Ella guiñó un ojo y se inclinó, capturando los labios de _____. La morena gimió cuando Lauren metió la lengua en su boca. Se apartó igual de rápido, dejando a _____ sin aliento mientras se bajaba de ella y caminaba hacia la puerta.
Se volvió antes de llegar y le guiñó un ojo a _____ antes de irse. _____ suspiró, iba a ser una noche muy ocupada.
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—Un AMF y un Gin tonic— Lauren sonrió mientras preparaba las bebidas que le acababan de pedir.
—Gracias, ¿qué tal si vienes aquí y te unes a nosotros?—
Lauren sonrió. —Si yo hiciera eso, ¿quién les serviría sus bebidas?— Ella río mientras aceptaba el dinero de las bebidas.
—Vamos, bebé. Alguien más puede ocupar tu lugar.— El chico dijo mientras miraba su pecho. Ella volteó sutilmente y colocó el dinero en la caja.
—Gracias, pero no. Estoy bien aquí.— Ella dijo. —Disfruta tus bebidas.— Se giró y estaba a punto de caminar cuando sintió una mano agarrar su muñeca. Se volvió y miró al hombre.
—Déjame ir, o voy a hacer que te retiren del bar.— Ella advirtió.
Él le sonrió, pero no una sonrisa amable, fue más espeluznante, y no ayudó que estuviera borracho. Él tiró de ella hacia adelante y antes de que ella pudiera decir algo más, él había deslizado un billete de veinte dólares en su escote y la dejó ir. Con un guiño, tomó la bandeja con las bebidas y se fue.
Lauren dejó escapar un suspiro nervioso, calmándose tomó el billete de su escote y se lo guardó en el bolsillo. Luego negó con la cabeza un poco y continuó con el trabajo. Sin darse cuenta de los enojados ojos que la estaban viendo desde el otro extremo de la barra. Se detuvieron en la ojiverde por un momento, luego, cuando estuvo segura de que estaba bien. _____ se puso de pie y caminó en la dirección en que se dirigía el hombre.
No tardó mucho en encontrarlo, estaba parado en una mesa que tenía tres chicas, luciendo muy incómodas ya que el hombre intentaba estar con alguna de ellas. Ella negó con la cabeza con una sonrisa molesta y extendió su mano tocando su hombro.
