Oigo el timbre de la puerta principal. Mi corazón salta cuando veo a uno de nuestros clientes habituales, una bonita morena, deslizarse por la puerta. Nunca puedo recordar su nombre, pero eso es principalmente porque nunca he hablado con ella durante más de unos minutos. Ella bebe cerveza en una noche normal cuando sale con sus amigos. Cuando sale de fiesta, va a pasar el tiempo con margaritas y tal vez incluso un trago de tequila.
Tiro la toalla por encima del hombro antes de tomar unos vasos vacíos de la barra. Los lavo en el fregadero y los coloco rápidamente en uno de los estantes debajo del mostrador. No ha estado demasiado ocupado esta noche; una noche bastante tranquila por una vez. Sin peleas. Sin desagradables chicas llorando. Aparte de tener que expulsar a un chico de diecisiete años, no se ha reducido mucho. Son las 12:45 de la madrugada de un jueves por la noche, así que ya terminé mi turno, que termina a la 1:30.
-Jauregui,- mi gerente llama desde el otro lado del mostrador, -¿estás bien para terminar tu turno sin mí? Angie estará aquí en un momento.-
Le doy un pulgar hacia arriba. -Todo bien, Rick. Te veo mañana.-
Rick asiente y deja la barra dejándome solo a mí, a la morena y a un hombre mayor al que Rick estaba sirviendo. No soy muy cercana a ninguno de los otros empleados a excepción de Rick, que resulta que funciona porque es el gerente. No me beneficio más que otros debido a nuestra relación, pero él puede saber cuándo tengo un mal día y no me critica por ello.
La morena se escapa del baño y pasa a uno de los taburetes hacia el centro del mostrador. Se pone el pelo sobre los hombros y se sacude la chaqueta de cuero negro, revelando una camiseta de banda para ir con sus jeans azul ligeramente rasgados. Miro al hombre al final de la barra antes de caminar hacia ella.
-¿Cerveza?- Paso mi mano hacia la jarra que se encuentra a mi izquierda.
Ella niega con la cabeza. -¿Podría tomar un trago de whisky?- Su voz es baja y áspera.
-Woah,- levanto las cejas, -seguro, ¿Jack está bien?-
Ella asiente y pone su chaqueta en el mostrador a su derecha. Lleno un vaso de chupito y lo deslizo sobre la madera. Apenas se detiene antes de arrojarlo de vuelta. Ella lo suelta me dice que le sirva más. Le echo dos más y ella los toma con la misma facilidad que el primero. Le doy un cuarto y un quinto antes de ir a ver al hombre de nuevo. Cuando vuelvo, ella pide otro y un vaso de cerveza para beber entre tomas. Le obligo y dejo la jarra a su izquierda para que no la derrame sobre su chaqueta.
-¿Día difícil?- Le tiro su sexto trago.
Ella lo devuelve. -Sip. ¿Cómo supiste que me gusta Jack?-
-No lo hice, realmente. Bebo Jack después de un largo día, entonces...- le digo.
Ella frunce el ceño. -Sabías que la cerveza era mi opción.-
-Soy observadora,- me encojo de hombros y empiezo a limpiar el mostrador.
-O estás en mi lugar,- bromea.
Me río para mí misma. Puedo decir que está achispada. Decido jugar de todos modos. -Maldición, me atrapaste.
Ella ríe. -No es una pena. Eres bonita, así que la tomaré.-
Mi ritmo cardíaco se acelera y siento que mis mejillas se calientan. Puedo decir que está bromeando, pero la gente dice que hay verdad en cada broma. Sin embargo, creo que ella no es muy creíble después de seis tragos y media cerveza. Me digo a mí misma que no me atrape.
-Wow, gracias,- me burlo juguetonamente.
-Hablo en serio,- se pone de pie y hace un gesto para que le de otro. -También soy observadora, ¿sabes?-
