Hurley Kane - Nuestra ola

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El mar estaba más revuelto aquel día más que ninguno. Tras salir del Mary Times Memorial, o Memorial para acortar, me dirigí a la playa para relajarme, como lo hacía siempre. En cierta parte, echaba de menos a uno de mis compañeros de clase, Hurley Kane. Éste se fue para ayudar a los chicos del Raimon para vencer a la Academia Alius, y realmente echaba en falta sus bromas y quejas. Pasaba algunas tardes mirando como surfeaba o me contaba lo que tanto le gustaba el mar y las olas. Antes de irse, me dijo que, a su vuelta, me enseñaría a surfear, pero decidí que aprendería por mí misma.

Las olas iban poco a poco tragándose parte de la arena, señal de que la marea subía. Cuando me sentaba y miraba al mar, todas mis preocupaciones desaparecían, mi mente viajaba lejos de la realidad y me sentía libre de soñar. Y a veces también pensaba en Hurley. Había visto algunos partidos en los que había mejorado notablemente como jugador de fútbol, pero sus técnicas tenían una pincelada de otra de sus pasiones. El mar y el surf.

—Imaginé que te encontraría aquí —esa voz me sonaba demasiado. Me giré lentamente y pude observar como el mismísimo Hurley Kane venía con su característico peinado y con una sonrisa de oreja a oreja.

Me levanté lo más rápido que pude y me lancé sobre él, abrazándolo como si no hubiese un mañana.

—¡Cuidado, tanto amor en un segundo debe ser malo! —se quejó, y dejé que abrazarlo—. Era broma, ven aquí —me achuchó un par de veces más.

Volvió a sonreír y nos sentamos nuevamente en la arena, mirando al mar.

—Se ha notado mucho que no estabas por aquí, Hurley —dije.

—Si yo soy la alegría del huerta, ¿qué esperabas? —dio una risa y me miró—. Malia, no veas que pasote esto del fútbol. ¡Hemos acabado con la Academia Alius! Encima he sacado una súper técnica y...

Comenzó a contarme todas sus aventuras en los partidos y me habló de todos sus compañeros, emocionado y con un brillo especial en los ojos.

—Es genial que hayas encontrado el fútbol —dije, juntando mis rodillas a mi pecho y rodeándolas con las manos— ¡hablas con tanto entusiasmo como del surf!

—Je, sí —comentó, llevándose las manos a la cabeza—. Pero ahora podré practicar surf las 24 horas los 7 días de la semana.

—Exagerado —murmuré, mirándole de reojo.

—¿Y tú qué? ¿Qué has hecho todo este tiempo —me preguntó, volviendo a ponerse en su posición original de indio.

—Surfear —respondí.

—Venga ya —rezongó, asombrado— ¿En serio? ¡Iba a enseñarte yo!

—Quería darte una sorpresa. Tú te esforzabas por salvar el mundo por el fútbol, yo me esforzaba por aprender a surfear.

—¿Pues sabes qué? —se levantó rápidamente tirando de mi brazo—. ¡Vamos a surfear!

Rato más tarde ambos estábamos con la tabla de surf frente al mar. Al estar un poco revuelto, habían unas olas geniales, por lo que fui la primera en lanzarme hacia el agua.

—¡Vamos, Hurley! ¿O está muy fría para ti? —exclamé, sentándome en la tabla y dejando que algunas olas me balancearan.

—¡Quiero verte desde aquí! ¡Venga, Malia! ¡Aduéñate del océano!

Sonreí y me tumbé en la tabla para dirigirme a una ola gigantesca que se acercaba. Era mi oportunidad para lucirme. Cuando la ola me alcanzó mantuve el equilibrio para dominar la ola y para hacer incluso un truco. Oí como Hurley gritaba de la emoción y casi llegando a la orilla me caí de bruces.

One-Shots Inazuma Eleven e Inazuma Eleven GOWhere stories live. Discover now