Víctor Blade - Aunque te odie

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Balanceaba las piernas repetidamente mientras veía como los chicos del Raimon entrenaban. Podría estar estudiando— en realidad no— o leyendo un libro, o yo que sé, yendo al club al que realmente pertenecía. Pero no, estaba allí, sentada en el banquillo más alejado mirando como una panda de pardillos daban patadas a un balón. ¿Qué por qué estoy aquí? Por una razón muy sencilla: era Víctor Blade el que tenía que hacer un trabajo conmigo de Naturales.

En algún momento de mi vida me gustaba el fútbol, pero me echaron del equipo porque casi le rompo la crisma a un tío que me puso de los nervios en un partido poco después de que los chicos volvieran con el lío de los planetas y las galaxias y todo aquel rollo. Entonces odiaba el fútbol. Y también odiaba a Víctor Blade, por hacerme esperar de aquella manera y porque tenía que odiarlo, era casi natural. Desde que entró en el instituto, lo odiaba. Y encima, casi todo el equipo se puso en mi contra, excepto Arion y JP, que eran unas bellas personitas. El arrogante de Riccardo también me caía fatal. Como un balde de agua fría por la cabeza con hielos. Si cambiamos de posición una letra de la palabra balde sale Blade, así que más o menos se puede apreciar el sentimiento hacia el pesado de Riccardo.

Soy una chica muy temperamental como se puede ver, siempre ando cabreada y haciendo comentarios bordes o sarcásticos, pero hubo una época en el que era una chica tímida, callada y casi sumisa. Lo que pasa que el fútbol me hizo cambiar de mentalidad y ahora mismo estoy en el club de sumo. Muy normal todo.

Al parecer el entrenador les dejó libres, ya que los chicos se fueron dispersando y yo me levanté rápidamente del banco, observando al agonías de Víctor Blade. Se acercó a mí y me dedicó una sonrisa irónica.

—No estoy de humor para que empieces con tonterías, Blade —repliqué, viéndolo venir—. Hagamos el maldito trabajo y todos contentos.

—Está sensible la chica —contestó, metiendo sus manos en los bolsillos—. Antes tengo que ir al vestuario a por mi mochila, ¿sabes?

—Aquí te espero —dije, volviéndome a sentar.

—No. Tú te vienes conmigo, guapita —tiró de mi brazo y pataleé—. Vas a venir conmigo —repitió, mirándome con sus ojos color ámbar fijamente. Por unos segundos sentí un nudo en la garganta y me tensé, siguiéndole.

Llegamos al vestuario y vi que el amable de Riccardo guardaba unas últimas cosas en su bolsa. Le miré con rencor y sacudió su cabeza un par de veces, cerrando la taquilla con fuerza al mismo que tiempo que casi abandonaba el vestuario.

—Se creerá importante por ser el virtuoso o yo que sé —repliqué, cruzándome de brazos.

—Es importante porque es uno de los jugadores del Raimon —respondió Víctor, alejándose en busca de su bolsa.

—Oh, vaya, ¿estás enamorado de Riccardo? —dije, con tono irónico—. Haríais una bella pareja, ambos igual de arrogantes y creídos.

Víctor paró en seco, y se volvió, mirándome con odio.

—La más arrogante de la tierra eres tú, sin duda —replicó, apretando los puños—. Yo no soy arrogante ni mucho menos.

—Ja, ja, ja —reí sarcástica, e hice como que me limpiaba una lágrima—, buen chiste, continúa Blade.

—¡Eres exasperante! —grito, acercándose a mí—. ¡Es normal que no le caigas bien a casi nadie, eres taaaan agradable!

—¡Tú si que eres cansino! ¡Encima me haces esperar como una papanatas allí fuera!

—¿Acaso no eres una papanatas?

Ambos teníamos las caras muy cerca y estábamos que echábamos humo, y con el ceño muy fruncido.

—¡Te haré esperar el tiempo que quiera! —clamó, clavando su mirada en mis ojos.

Entonces me di cuenta que me arrinconó contra un taquilla, porque choqué levemente con ellas, y el sonido metálico retumbó en la sala.

—¡Eres odioso! —chillé con ganas.

—¡Pues tú lo eres más! —dijo entonces él, antes de que pegara sus labios con los míos.

Espera, ¿qué? ¿Cómo que este idiota me estaba besando? ¿Cómo es que yo, Courtney Roman le estaba permitiendo a Blade que me besara? Pero... ¿por qué razón se lo seguía y... no me desagradaba? Al separarse se quedó mirándome y yo solté un bufido.

—¡Estúpido! —le dije, dándole un empujón hacia atrás. Él sonrió victorioso.

—Podrás ser toda una testaruda y egoísta, Courtney, pero no sé como lo haces que te odio tanto que tenía que besarte —replicó, mirándose la pulsera que llevaba puesta—. Hagamos ese trabajo entonces.

Y tan pancho. Eso fue el remate. Estuvimos discutiendo, me besa, y comienza a irse tan tranquilo, como si eso hubiera sido una rutina de todos los días.

Me quedé allí pasmada mientras sentía que la cara me ardía, y no sabía si por rabia o por vergüenza. Esto no se quedaría así, Víctor Blade, te lo aseguro.

Cortito, pero intenso y lleno de odio (risa malvada). Es casi típico escribir una historia de Víctor o Axel en la cuál los protagonistas se odien, pero oye, me entraron las ganas y quise hacerlo así, porque realmente es una trama que me gusta. Del odio al amor hay solo un paso 7u7.

Me he estado planteando escribir las segundas partes de todas las historias (me surgió tras una aportación que me dio una lectora) pero me gustaría saber vuestra opinión, si lo veríais pesado, o si os gustaría.

Y no mucho más, me despido ansiosa de leer vuestros comentarios, porque esta historia ha dado un subidón tremendo :D

—Zeta

Capítulo dedicado a chaeli12

One-Shots Inazuma Eleven e Inazuma Eleven GOOù les histoires vivent. Découvrez maintenant