Fei Rune - Igual que el primero

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Todo se desvanecía.

Vi a Fei destellar, mientras musitaba unas palabras, justo antes de perder la memoria. Pero nunca supe lo que dijo.

Porque ya no se acordaba de mí.

Ni de ninguno de los del Nu-Gen.

...

Habían pasado semanas, incluso meses, desde que Fei había dejado el lugar en el que estábamos.

Él estaba ayudando al Raimon a vencer a los chicos de El Dorado, quienes, para ellos, eran sus enemigos.

Aunque no sabían que realmente serían sus aliados. Los de El Dorado trataban de eliminar el fútbol por una simple razón:
Hacernos desaparecer. Querían eliminarnos ya que éramos los chicos de la Segunda Fase, los chicos del Nu-Gen, los que dominaríamos el mundo.

Miré a mis compañeras del equipo mientras entrenábamos, ellas siempre me consolaban cuando me pasaba algo.

De alguna manera, sí que compartíamos algo con los simplones humanos.

Acabamos tras un rato y nos pasamos casi una hora hablando, me caían muy bien mis compañeras. Porque no tenemos amigos, no somos tan idiotas como para tenerlos. Pero con Fei...

Era distinto. Él era distinto. Ese maldito había conseguido enamorarme de él completamente.

Y no era nada fácil.

Verle en el equipo contrario y que ni se acuerde de ti, que te viese y denotase odio en cada una de sus miradas y palabras.

Dolor.

En el fondo nosotros estábamos saliendo. Echaba de menos sus caricias, sus besos...

Todo.

...

Miré a Fei cuando estaba al lado de mis amigas hablando. Ese chico parecía de nuestra edad, y tenía un brillo extraño en sus ojos, justo igual que el de los nuestros. Traté de acercarme a él, pero me lo impidieron ellas.

Lo que aún no sabía es que ya Simeon había hablado con él y hubiese hecho que se uniese al Nu-Gen, y que él sería mi nuevo compañero.

Hace varios meses

Miré a Fei y no pude evitar sonreír. Volvía con el balón en sus manos, ese balón que había golpeado yo mil y una vez tratando de aprender mi nueva supertécnica.

—A la próxima saldrá —me dijo por enésima vez.

—Puedo entrenar con mis amigas, no hace falta que siempre estés perdiendo el tiempo conmigo...

—Me gusta estar contigo, así que no te preocupes —dijo con un leve rubor en la cara.

Yo le miré también un tanto sonrojada. Fei me gustaba un poco, y no podía evitar sentirlo.

Miré el balón que él extendía hacia delante para que yo lo cogiese.

Finalmente lo cogí, pero lo lancé a un lado y me abracé a él por puro instinto.

Fei tardó un poco en reaccionar, pero me lo correspondió.

—Venga, Melody —dijo sujetándome de la barbilla y mirándome.

Noté que me miraba los labios y me puse nerviosa, quería besarle, pero...

Él se adelantó.

Juntó nuestros labios en un beso dulce, mientras yo me tensaba un poco.

Noté que nos miraban, pero me daba igual.

Ese era nuestro momento.
...

—¿Nos mirábais? —pregunté un poco escandalizada.

—Érais muy monos y super achuchables y AH QUE BONITO —gritó mi amiga.

—Deberíais estar juntos —comentó otra.

—Yo no...

—Deberíais —dijeron las 3 a coro.

Yo comencé a reír junto a ellas.

¿Que haría si no estuviese con ellas?

...

Era el Ragnarok. Estaban jugando el primer partido, parecía que El Dorado equipo 01 iba bien. Tras unos 3 días de entrenamientos que les dimos, pero parecía que aún no trabajaban de manera óptima.

Observé a Fei y no pude evitar sentir resentimiento al estar en el equipo contrario.

...

—¡¿Cómo que todo?! —grité.
—¡No tenía ni idea! ¡No puedo devolverle eso, nunca borré los sentimientos! —me dijo Simeon exasperado.

—Te odio, te juro que te odio, maldito Ayp.

Comencé a acercarme hacia él dispuesta a pegarle.

—No —me frenó—. Inténtalo. Enamora a Fei de nuevo si tanto lo quieres.

Vi como Simeon salía de la habitación y no pude evitar derrumbarme en el suelo.

Perdido. Lo he perdido.

Escuché unos pasos y la puerta abrirse, pero me daba igual.

Comencé a llorar silenciosamente, ignorando a quien quisiese que hubiese entrado.

—¿Melody? —musitó una voz que conocía de sobra.

Fei me miraba desde arriba, y no pude evitar comenzar a llorar más aún.

—Oye, tranquila.

Este se puso frente a mí y comenzó a incorporarme dejándome sentada en el frío suelo.

Le miré a los ojos y me quité las lágrimas de manera brusca, pero el me cogió de las muñecas y me las quitaba con delicadeza con sus dedos.

No comprendía porqué lo hacía, si se supone que no recuerda nada de lo que siente por mí.

—Sé lo que piensas. Tengo esos recuerdos, Melody. Nuestros recuerdos. Sólo que simplemente... No los siento tanto como antes. Lo que siento por ti.

—Fei...

—No te preocupes —él apartó sus manos y me sonrió—. Estoy seguro de que puedes volver a enamorarme, Melody. Porque sí que hay algo que se remueve dentro de mí cuando te veo. A lo mejor... Bueno, ahora mismo no me doy cuenta. Pero no creo que unos sentimientos se borren así de repente.

Me incorporé y le abracé, mientras él me lo correspondía y me acariciaba la espalda con delicadeza.

No pude evitar ponerme un tanto nerviosa, echaba de menos que me acariciase con tanto cuidado.

Le escuché soltar una leve risa y me miró a los ojos sujetándome por la barbilla.

—Fei...

—En el fondo creo que no me he olvidado del todo. Porque quiero hacer esto.

Él se acercó rápidamente a mis labios y los posó suavemente sobre los míos.

Yo me acerqué también y se lo fui siguiendo mientras él me rodeaba la cintura con sus brazos.

Lo echaba de menos. Demasiado.

Aunque, a decir verdad...

Este beso fue igual que el primero.

Y tras 35.000 años, la novela oficial de Fei ha sido escrita por Mega. Obviamente dedicada a MelodyGame12 , a la que espero que le encante. No de que manera pedir disculpas tras todo este tiempo... en fin...

¡Nos leemos! —Zeta.

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