28: Confesiones Dolorosas

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✓Editado✓

Narra ____

Cuando desperté, todo transcurría igual que en mi sueño. Yo atada en esa fría y metálica superficie. El conducto mediante el cual veía que habían comenzado a quitarme la sangre, pero era muy reciente, la bolsa apenas estaba llena. Las fuertes correas que quemaban mi piel cada vez que efectuaba un leve movimiento. Estaba lista para morir. Solo mantenía el recuerdo de mi familia en interior de mis párpados. Pronto estaría con ellos. Luego el rostro de Jace apareció en los mismos. Tan nítido, que podría haber pensado que estaba ahí, frente a mi. Pero una risa maliciosa interrumpió mi ensoñación. Abrí nuevamente los ojos, y ahí estaba, en todo su esplendor. Jason. Me contemplaba, con la mirada inexplicablemente amenazadora.

- Despertaste... - me dijo - Pensé que ese veneno duraría más tiempo - dijo algo decepcionado.

- ¿Veneno? - pregunte incrédula.

- De demonio. - afirmó - Uno insignificante. No te producirá más que un agudo dolor de cabeza, que se intensificará con la perdida de sangre. - caminaba alrededor de esa especie de cama de tortura - Sólo... quería preguntarte una cosa.

- ¿Qué?¿Dónde está El Cristal? - le dije burlona - Te lo aseguro, nunca lo sabrás. Así sea lo último que haga, y se que lo será - dije con una nota de pesimismo en mi voz.

- Veo que eres realista. - dijo - Me gusta. No crees que vivirás el tiempo suficiente para salvar a la gente que amas. No como tu hermano, o tus padres - se planto a los pies de la "cama".

- ¿Qué sabes de ellos? - pregunte con la voz firme, pero mis ojos se cristalizaron.

- Bueno... Te seré sincero. - dijo en un tono burlón - Esos demonios mayore... ¿No creerás que aparecieron de la nada?¿O sí? Alguien debió invocarlos, enviarlos. Y ese fuí yo. Creo que el más estúpido de todos fue Jamie. Creía que se salvaría, y que te protegería a tí, y a El Cristal. Y luego... - sonrió - ¿Sabes? ver como un demonio mayor despedaza a una persona es muy divertido. Deberían considerarlo como un entretenimiento. - yo no podía hacer nada más que llorar - Y luego... Ah luego tus padres. Ellos lo consideraron por un momento, pero no entraron en razón. No tuve otra opción, pero fue igual de divertido que con tu hermano - dijo riendo.

- Hijo de perra - susurré con lágrimas cayendo descontroladamente por mis mejillas.

Narra Jace

- ¡Magnus!¡Alec! - golpeaba fuertemente la puerta de su departamento, pero en un momento paré. Parecía que iba a romperla. De pronto se abrió, y dejo ver a Alec, con Magnus abrazándolo por detrás.

- Jace - Alec parecía sorprendido de verme - ¿Pasó algo?

- Jason y Clary se llevaron a ____ - dijo Izzy, que había comenzado a llorar nuevamente.

- ¡¿Qué?! - Magnus dejó de abrazarlo, y palideció un poco - No puede ser. No debí dejarlos ir - dijo un poco culpable. Dejó que entráramos.

- No es tu culpa, Alec. - le dije - Es la mía. La dejé sola por un momento, y cuando volví ya no estaba.

- Mierda... - se dió vuelta, mirando la pared - Debí haberle hecho caso - balbuceaba. Pero no lo entendía.

- ¿A qué te refieres hermano? - preguntó Isabelle.

- ____. - se volteó a mirarnos - En la mañana ella me contó un sueño, donde se la llevaban, pero no podía ver quien era. Yo le dije que la protegeríamos. Ella insistió en decirme cosas sobre El Cristal... Pero solo me dediqué a decirle que nada iba a pasarle. - puso las manos detrás de su cabeza - Debí haberle hecho caso - terminó de decir, mientras andaba de una punta a la otra.

- Espera - lo mire desbordando cólera - ¿Tú sabías lo que iba a pasarle?

- Jace no creí... - comenzó a decir, pero de un momento a otro, yo lo tenía contra la pared y sostenía con fuerza el cuello de su camiseta.

- ¡Podrías habérmelo dicho Alec! ¡Eres mi parabatai! - chillé mientras me controlaba por no llenarle la cara de golpes.

- ¡Jace!¡Suéltalo! - Isabelle estaba intentando alejarme de Alec.

- Jace tú no la viste. Tú no sabes lo angustiada que estaba ella. - sus palabras hicieron que poco a poco aflojara mi agarre - Ni si quiera se si se lo dijo a Isabelle. Solo me lo contó para... - su voz se apagó, y yo lo solté violentamente.

- ¿Para qué? - pregunte, con un rencor notable en mi voz.

- Para que si se la llevaban... - hizo una pausa - Te detuviera a ti, a Izzy, a cualquier persona que quisiera regresarla. No quería que fuéramos a buscarla. No quería ponernos en peligro Jace. Me dijo que si querían su sangre, teníamos que dejar que la tomaran - dijo con la respiración agitada.

- Mientes. - dije - Ella nunca haría eso - no podía creerlo. No quería creerlo.

- Sí que lo haría. - dijo Izzy, colocándose junto a su hermano - Me dijo lo mismo a mí. No el sueño, sino la idea de que no fuéramos a buscarla. ____ estaba muy preocupada, no quería ponernos en peligro a ninguno de nosotros - ella miraba sus zapatos.

- ¿Por qué?¿Por qué no me dijo nada? - dije decepcionado.

- Porque notó como te preocupabas. - dijo Izzy - Ella me contó como te quedabas noches en vela para investigar sobre sus pesadillas. Me dijo que sentía que te estaba haciendo daño, así que dejo de contártelas. En la mañana muchas veces vino llorando a mi habitación. Una vez llegó a pensar que se estaba convirtiendo en una carga - ella no levanto la vista, era como una niña pequeña a la que parecía que estaban regañando.

Yo me quedé estupefacto. No podía creer el sufrimiento que había vivido los últimos meses, y yo nunca lo noté. Pero rápidamente recordé que tendría tiempo para hablar con ella más tarde. Ahora había que salvarla.

- Hablaremos luego. - dije - Izzy logró ver algunas cosas a través del portal, y se dónde esta ____.

- ¿Dónde? - pregunto Alec.

- En el Pandemónium, una de las veces que fuimos a cazar demonios - expliqué - encontré un sótano, muy en lo profundo. Y coincide exacto con la descripción que me dió - me volví a Magnus - ¿Puedes hacer un portal para nosotros? - le pregunté.

- Sí, lo que sea por mi floresita - comenzó a hacer unos movimientos estrafalarios, y en cuestión de segundos, una gran pantalla violeta con textura líquida se apareció en la estampada pared del departamento. Los tres agradecimos, y sin decir nada más, nos adentramos en él.

¿Nephilim o Mundana? (Jace Wayland y Tú) EN PROCESO DE EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora