58: Batalla II

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Narra _____

Mi cuerpo se sentía adolorido. Mucho más que en los entrenamientos, o en cualquier lucha con un demonio. Mi respiración se encontraba agitada, y sentía la falta de aire en mis pulmones, pero aún así, me movía con rapidez. Hace ya más de diez minutos que estaba peleando con Jason. Él lanzaba movimientos, y yo los esquivaba, para luego ser yo la que atacara. Oía las exclamaciónes de Jace y Alec cuando Jason lograba alcanzarme. Tenía varias lastimaduras en mi cuerpo, pero gracias a la adrenalina que proporcionaba la situación, no sentía ardor o dolor en ninguna de ellas. Tuve un movimiento en falso, y caí al suelo, con Jason sobre mi. Era un combate cuerpo a cuerpo, pero debí saber que tendría un arma escondida, debido a que ahora presionaba esta contra mi garganta, mientras nuestras respiraciones se mezclaban y el filo se sumergía poco a poco en mi piel, soltando pequeños hilos de sangre. Yo cerré los ojos, e intenté normalizar mi respiración. Al volver a abrirlos, nada había cambiado. Jason seguía ahí, con algunos sus cabellos castaños pegados a su frente con el sudor que esta emanaba. Su boca estaba entreabierta y su mirada siniestra no había cambiado.

- He ganado. - dijo con una sonrisa que no traía nada de bueno - ¿No tienes unas últimas palabras? -.

- Jason... - dije entre jadeos - por favor. Estoy dispuesta a perdonarte por todo lo que me has hecho, puedes parar toda esta locura, y mantener una vida normal sin llevarte contigo una muerte más. Solo piénsalo. Se que la Clave está mal, y que ha cometido muchos errores, pero no puedes arruinar tu vida de esta manera... -.

- Una vida normal... - dijo mientras reía sarcástico - Una vida¿Eres tan estúpida que todavía no lo entiendes? Yo perdí la posibilidad de tener una vida hace ya mucho tiempo. No tuve elección. Pero de lo que tengo elección, es de poder vengarme de La Clave, así que seré bondadoso y te lo preguntaré otra vez... ¿No tienes unas últimas palabras? - dijo él también entre jadeos.

Yo no sabia que hacer. La batalla estaba casi pérdida. Solo bastaba con presionar un poco más el cuchillo en mi garganta, para que dejara de existir. Le dirigí una última mirada se mis amigos. Todos tenían lágrimas en el rostro, incluso Simon. Le había tomado un cariño enorme en tan poco tiempo. Mi mirada se dirigió a Jace. Una parte de mí creía que lo estaba decepcionando. No di el máximo de mí, y estaba a punto de perder esta pelea. Cerré los ojos nuevamente, y al abrirlos, un destello llamó mi atención. Jason estaba bastante concentrado para preocuparse por lo que hacían mis manos, y cuando descubrí que se trataba del cuchillo serafín con el que había asesinado a Adam, estiré mis dedos hasta que sentí el frío metal apoderándose de la palma de mí mano. Aprete los labios para contener la rabia. Comprendí que Jason no cambiaría, aún si le diera todas las posibilidades del universo, no lo haría. Estaba dispuesta a perdonarlo, pero ya no. No iba a permitir que jugara conmigo como su fuera una muñeca de trapo.

- ¿Y bien? Me estoy impacientando angelito - escupió lanzando veneno.

- Te veré en el infierno Jason - dije.

Y con un rápido movimiento de mi mano, hundi el cuchillo en su espalda. Lo que provocó un espasmo en él, y que abriera la boca buscando aire. Supe que lo había clavado en la columna, en un punto que era mortal para cualquiera. No se si fue un golpe de suerte, o que mis reflejos fueron lo bastante buenos, pero cuando me percaté, él ya estaba tirado en suelo junto a mí, emanando sangre por la  boca y la herida. Pronto ví que tal como aparecieron los demonios, se evaporaron dejando a nuestro alrededor no más que cenizas. Volví a tirarme donde yacía el cuerpo de Jason, el cual se había reducido al mismo polvo gris que los demonios. Por fin ya todo había acabado.

Antes de que pudiera ponerme en pie, unos brazos fuertes me rodeaban, y sabía perfectamente de quienes eran. Jace. Luego sentía una presión más fuerte aún, por lo que supuse que todos se habían unido al abrazo. Todos estábamos llenos de sudor, lágrimas y suciedad, pero poco nos importaba.

4 días después

Me encontraba vomitando en el baño de Izzy, como ya lo estaba haciendo desde hace cuatro días. Ella sostenía mi cabello, y sobaba mi espalda como de costumbre. Agradecía que estuviera allí, ya que si fuera el horario habitual en el que me levantaba a devolver mi comida, no hubiera estado. Anoche habíamos salido de caza, y volvimos cuando estaba amaneciendo, por lo que era mediodía, e Izzy ya estaba despierta.

Lave mis dientes cuando acabé de hacerlo, y al girarme hacia la puerta, Iz me miraba con ojos acusadores mientras se recostaba en el marco de madera.

- ¿Cuando piensas hacerte una prueba de embarazo? - me reprochó.

- No lo sé... - bajé la mirada - Creo que solo tengo miedo -.

- ¿Miedo? ¿Miedo porqué? - preguntó con una sonrisa. Yo suspire.

- De la reacción de Jace. Puedes llamarme dramática, pero... Ahg, él podría enfadarse conmigo, o dejarme y marcharse... Y-yo no lo se - dije rendida.

- Oye no se cuantas veces voy a repetirte esto, pero sabes que él te ama. Por el Ángel, todos lo sabemos. Siempre habla de tí, siempre te cuida. - suspiro y buscó en un cajón algo. Cuando saco la angosta caja de cartón, sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo - Si pudiste matar a Jason y Adam, vas a poder con una prueba de embarazo -.

Me la tendió y la tome con mis dedos tremulos. Ella tenía razón. Era solo una prueba. Podía hacerlo.

¿Nephilim o Mundana? (Jace Wayland y Tú) EN PROCESO DE EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora