64: Descubrimiento

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1 semana después

Narra _____

- Jace solo quiero entrenar! - exclamé.

Nos encontrábamos en nuestra habitación. Habíamos terminado de almorzar, y estaba ya con mi ropa de entrenamiento. Solo había entrenado dos días esta última semana, y no quería perder práctica. La causa de todo eso era Jace. Él no quería que entrenara. No quería que hiciera esfuerzos. Y se que lo hace para cuidarme a mí y a nuestro pequeño, pero el embarazo no estaba tan avanzado como para que tuviera que cuidarme excesivamente, pero lo hacía de todas formas. Estaba obstruyendome el paso hacia la puerta, por lo que prácticamente estaba encerrada.

- No quiero que hagas esfuerzos! - me dijo.

- Por favor, no va a pasarme nada. Ya te dije que puedes supervisar los entrenamientos, ¿Que más quieres? - pregunté exaltada.

- ¡Que cuides un poco de tí y de nuestro hijo! - dijo alzando la voz. Eso había dolido. ¿Enserio creía que no cuidaba de nuestro hijo?Porque si era así estaba muy equivocado. Mi semblante cambio totalmente - Ahg... Lo siento yo no... - comenzó decir, pero lo corté.

- No. No digas nada - dije en tono firme.

Me dirigí hacia mi mesa de noche, y tomé mi estella. No se porque no se me había ocurrido antes. Dibuje una runa para crear el portal, y pasé a través de él. Pronto el suelo se hizo firme, y tome mi cabeza por el horrible mareo que atravesaba esta. Rápidamente corrí hacia uno de los árboles más cercanos, y expulsé todo el contenido de mi estómago en este. Definitivamente no iba a viajar a través de portales por un largo tiempo.

Di un par de vueltas a Central Park, hasta que por fin, algo cansada, me senté en una banca. Observaba a los niños corretear por todo el lugar. Una niña en especial llamó mi atención. Se encontraba en el suelo llorando, mientras tomaba su pierna. Esta tenía un leve raspón en la rodilla, y la pequeña estaba intentando secar sus lágrimas. Una mujer se acercó hacia ella, y la abrazó fuertemente, por lo que supuse que era su madre. Ella la cargó entre sus brazos, y la sentó en el borde de una fuente, para luego mojar en esta un pequeño pañuelo, y pasarlo sobre la herida. La niña dejó de llorar poco a poco, hasta que su madre hizo un comentario que provocó que la pequeña desplegara una enorme sonrisa. Una vez más, la cargó entre sus brazos, y fueron alejándose hasta perderse entre la gente. No podía evitar preguntarme si algún día, esa podría ser yo. Si sería una buena madre. No note cuando comencé a llorar, hasta que el líquido salado llegó a mi boca. Rápidamente sequé las lágrimas, tarea que se hizo dificultosa, ya que volvían a salir involuntariamente. Una mano que sostenía un pañuelo de papel, se hizo presente en mi campo de visión. Yo lo tomé sin dudarlo, y quité las lágrimas de mi piel. Cuando alcé la vista, ví quien era el autor de dicha acción. Magnus Bane estaba pardo frente a mi, y me miraba con un dejo de preocupación en sus ojos gatunos. Tomó asiento a mi lado, sin dejar de mirarme.

- ¿Que haces aquí floresita? - me preguntó. Yo tomé una gran bocanada de aire y comencé a hablar.

- Tuve una discusión con Jace, y solo quería despejarme - respondí.

- No fue nada grave, verdad? - me preguntó.

Yo no sabía que responder. Por un lado, estaba enfadada y dolida con Jace. No podía creer lo que me había planteado. Aunque por otro lado, muy en el fondo de mí, tenía la sospecha de que lo había dicho sin pensar, así que era mejor calmarme y luego hablar las cosas con él.

- Pues... No lo creo - dije no del todo convencida. No quería hablar del tema, y Magnus pareció entenderme perfectamente, porque no volvió a hablar de eso.

- Vamos a mi casa. Te daré una taza de café, y habláremos - me dijo. Yo sonreí, y encantada acepté.

[...]

- Escucha, Jace, es un idiota - me dijo Magnus. Luego de una hora de hablar sobre trivialidades, decidí contarle sobre mi pelea con Jace.

- Pues dime algo que no sepa - dije, y ambos reímos.

Iba a decir algo, pero un llamado a la puerta del departamento me interrumpió. Magnus se puso de pie, y camino hacia esta, para abrirla. No podía ver quien estaba del otro lado, pero pude divisar que Magnus miraba la puerta estupefacto.

- ¿Y tú que haces aquí? - preguntó. Su perfume llegó a mis fosas nasales, e inmediatamente supe que estaba detrás de esa puerta.

No hubo respuesta, él solo pasó, y me buscó con la mirada. Cuando me localizó, caminó hacia mí apresurado.

- _____ no sabes cuanto... - comenzó a decir, pero lo corte nuevamente.

Me lancé a sus brazos, no se porque, pero lo hice. El parecía extrañado, pero correspondió a mi abrazo.

- Lo siento - lo oí decir.

Magnus carraspeó, y yo me separe de Jace.

- Galletita, ya que el rubio ahora está aquí quería preguntarles, ya saben el sexo del bebé? - me preguntó. Yo y Jace negamos con la cabeza, y Magnus esbozó una sonrisa - Pues ¿Quieren saberlo? - dijo, y yo me quedé estática. Miré a Jace nuevamente, quien me observaba sonriente, y entonces hallé la respuesta. Volví a mirar a Magnus.

- Sí - dije.

Magnus me dió un par de indicaciones. Yo me acosté en los sillones de cuero, y Jace se sentó en el suelo mientras tomaba mi mano. El brujo se acercó a mi, y como siempre, comenzó a hacer movimientos estrafalarios, solo que esta vez sobre mi estómago. Estuvimos así por unos minutos, y cuando Magnus terminó, nos miró sonriente.

- Son gemelos. Un niño y una niña - dijo.



¿Nephilim o Mundana? (Jace Wayland y Tú) EN PROCESO DE EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora