66: La boda II

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Narra _____

Me día un último vistazo al espejo. No podía creerlo. No me reconocía. Mi vestido me hacía una figura muy favorable, a pesar de mi embarazo. No se notaba demasiado, ya que sólo habían transcurrido tres meses, pero sí tenía un pequeño bulto en mi estómago. Mi maquillaje no era muy exagerado, y se concentraba en los ojos, en los que abundaban diferentes tonalidades de verde. Mis labios tenían un intenso color bermellón. Mi cuello estaba adornado, únicamente con la pieza del Cristal que me había regalado Jace. Mis muñecas estaban libres, y mi vestido era alucinante. Era completamente dorado, con detalles preciosos en la tela. No era muy aparatoso, pero lo amaba.

Me senté en el borde de la cama de mi habitación, con mucho cuidado de no chocar mi cabeza con la cabecera

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Me senté en el borde de la cama de mi habitación, con mucho cuidado de no chocar mi cabeza con la cabecera. Iz había tardado más de media hora en hacerme el peinado, y no quería arruinarlo. Había hecho unas trenzas a un lado de mi cabeza, y había dejado que mi cabello ondulado cayera a un costado de ella, el cual estaba lleno de pequeñas flores. Magnus había insistido tanto en agregar algo de brillo, que impregnó mis tacones de purpurina dorada, y algunos brillos plateados en mi cabello. No podía sentirme más feliz.

Tomé una foto entre mis manos. Éramos Jace y yo, el día que se enteró de que estaba embarazada. Él me cagaba en sus brazos, mientras yo reía. Ambos nos mirábamos como idiotas enamorados. Izzy había insistido en tomarla, y ahora no me arrepiento. Mis ojos se llenaron de lágrimas, y parpadee varias veces para evitar que salieran. Magnus entró en la habitación, y me miro sonriente.

- Ya es hora galletita - me dijo, y mi corazón se aceleró. Tanto que creí que iba a salirse de mi pecho. 

Yo asentí. Tomé la fotografía que había dejado sobre la cama, y la guardé en un bolsillo oculto que tenía el vestido. Me dirigí hacia la puerta, y Magnus me ofreció su brazo, el cual, acepté sin dudarlo. 

Cuando salimos a la calle, esperaba que Magnus creara un portal, pero me sorprendí al notar que habíamos comenzado a caminar sobre las desoladas calles de Idris. Me pegué a Izzy, y la mire curiosa. No tenía idea de donde sería la boda. Todo iba a ser sorpresa.

- Iz... - comencé a decir.

- ¿Sí? - pregunto devolviendome la mirada.

- ¿Puedes decirme donde diablos voy a casarme? - le pregunté. Ella abrió la boca para responder, pero fue interrumpida por Magnus.

- Tendrás que verlo por ti misma floresita - me dijo.

Al instante sentí el suelo blando bajo mis tacones. Volví la mirada hacia el frente, y me quedé paralizada por la belleza de aquel lugar. Todo, absolutamente todo era perfecto. Hasta el último pétalo colocado meticulosamente para formar un gran entorno. Mis ojos se llenaron de lagrimas al reconocer que se trataba del lugar donde Jace y yo nos reconciliamos. Mis piernas se hicieron gelatina. Sentía que iba a caerme en cualquier momento, pero, gracias al Ángel no fue así. Podía ver a los numerosos invitados caminando en dirección a lo que parecía ser el altar. La palabra felicidad  no alcanzaba a definir mi estado de ánimo.

 Una voz femenina me sacó de mi ensoñación.

- ¿Te gusta? - preguntó Iz mirándome con ilusión.

- ¿Bromeas? Isabelle me encanta - le dije con una enorme sonrisa, antes de abrazarla. Luego de unos segundos, nos separamos y me miro.

- Creo que ya es hora - dijo.

Busqué con la mirada a Magnus, pero no lo encontré con nosotras. Pude divisarlo entre la multitud, hablando con Patrik, quien había ido a ver a Jace, minutos antes de que nos fuéramos. Iz me dedicó una ultima sonrisa, y se fue junto con los demás. Y aquí me hallaba yo. A punto de casarme.

La música comenzó a sonar en mis oídos, y los nervios se apoderaron de mí. Los gemelos en mi estómago se movían incontrolablemente, y ahora tenía unas inmensas nauseas, que sabía que eran provocadas por el nerviosismo. Fui acercándome poco a poco al altar, y una vez allí, todos se pusieron de pie, y me miraron. Pude divisar a Izzy y Simon en la primera fila, tomados de la mano. A su lado se encontraban Patrik y Raphael, quienes me miraban sonrientes. En el último asiento estaba Maia, quien, al notar que mi mirada se posaba en ella, me guiñó un ojo, y me sonrío alentadoramente. Del otro lado estaban Robert y Maryse. Ambos me miraban con un dejo de paternidad en sus ojos, y yo les dediqué una sonrisa sincera. Al igual que a Magnus y Alec, que se encontraban en el altar junto a Jace. Mi mirada se posó sobre él, y automáticamente todo desapareció. En mis ojos abundaban nuevamente las lagrimas, solo quería correr hacia él y colgarme de su cuello. No me dí cuenta del momento en el que comencé a caminar por la alfombra roja, pero para cuando lo noté, ya estaba frente a Jace. Él sostenía mi mano, y ambos nos sonreíamos como idiotas, mientras que las palabras no eran necesarias, puesto a que los ojos de mi futuro esposo, lo decían todo. Él me amaba, y yo lo amaba a él, y eso no iba a cambiar.

Susurró en mi oído un <<Te ves hermosa>> haciendo que mi piel se erizara, y el calor subiera a mis mejillas. Era ilógico como aún seguía causando esas reacciones en mi. Le dedique una sonrisa de agradecimiento, y sostuvimos el contacto de nuestros ojos. Escuchaba lo que el Hermano Silencioso hablaba, pero no lo entendía ni me molestaba en hacerlo. Al parecer Jace tampoco, porque no miraba a ningún lado que no fuera hacia mí.

¿Nephilim o Mundana? (Jace Wayland y Tú) EN PROCESO DE EDICIÓNWhere stories live. Discover now