Diez.

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Al cabo de unas semanas me di cuenta de que me había olvidado de Matteo, otra vez.

Me sentí muy mal conmigo mismo por eso, pero Val ocupaba todo mi tiempo últimamente, no porque ella me importe más que Matteo, sino porque a parte de mi capricho por conocerla mejor, ella no estaba bien, sentía que estaba rota, o algo parecido.

Quería arreglarla.

Dejando de lado todo eso, decidí llamar a Matteo. Agarré mi celular, busqué su número, pero me sentía mal, nervioso, no quería perder la amistad de Matteo, no quería que el piense que ya no me importa.

Dudé en llamarlo, pero me armé de valor y toqué la pantalla de mi celular para iniciar la llamada.

- Hola. - contestó Matteo.

- Matteo. Hola. Eh... ¿Quieres hacer algo? - pregunté.

- ¿Qué hizo que te acordaras de mí? -  Preguntó con un tono amargo.

- ¿Por qué dices eso? - Tartamudeé un poco.

- Me ignoraste por completo estas dos semanas. Sebastian, me cambiaste por una chica. - me llamó Sebastian, ya lo había hecho antes, pero en tono de burla, esta vez su tono era serio, duro.

- No. -Respiré hondo. - Hagamos algo, te explicaré. Lo siento. - en verdad me sentía mal, él siempre estuvo conmigo, nunca me dejó por una chica, y yo lo hice. - Perdón.

- Está bien, gracias por entender. Ven a mi casa en cinco.  - respondió. Sonreí.

- Gracias Matteo, ok. Ya voy. - colgué.

Fui a pedir permiso a mamá para salir con Matteo. Mamá siempre me da permiso para salir con él, pero esta vez decidí consultarle ya que seguía un poco molesta conmigo por salir sin consultar, sobre todo, teniendo tareas.

Fui en bici hasta la casa de Matteo, que es relativamente cerca a la mía, está a ocho cuadras.

Al llegar toqué el timbre, y para mi mala suerte, Laura abrió la puerta.

- Matteo, ven a ver quién apareció. - dijo apoyándose en el marco de la puerta, mientras me observaba de pies a cabeza, masticando su chicle.

Laura es simpática, al igual que Samantha, pero no son buenas personas, para nada. Laura se parece mucho a Nina Dobrev (la chica que actúa en The Vampire Diaries). Pero la rabia que sentía hacia ella volvió y me hizo reaccionar. Sebastian estúpido me dije, deja de mirarla. Me sentí mal conmigo mismo por observarla.

- Emm. - tragué saliva. - Perdón si interrumpí. Se supone que Matteo me invitó.

- Si, lo hice. - apareció Matteo, con el cabello churco más alborotado de lo común. - Vamos, puedes pasar Sebas.

- La verdad no quiero interrumpir. Mejor me voy. - Añadí.

- No lo harás. Este es el plan, pasaremos una tarde juntos, los tres. - dijo mientras rodeaba a Laura con los brazos.

- Será divertido Sebas. - dijo Laura.

No tuve otra opción que aceptar la propuesta. - Está bien. - dije mientras entraba a la casa de Matteo.

- ¡Excelente! - exclamó Matteo, luego dio un beso a Laura.

- Sebas no es un aguafiestas amor. - Dijo ella.

- Lo sé. Pero lo hubiese golpeado si se iba.

- ¿Pueden dejar de hablar de mí y poner una película? - interrumpí.

Matteo se acercó, decidimos ver Son Como Niños 2.

- Oh, diablos. - exclamó Matteo antes de poner la película. - No hay refresco. Iré a la tienda. Sebas, ¿me prestas tu bicicleta para que vaya?

- Yo voy. - me levanté del sofá.

- No, no, no. - Me detuvo poniendo su mano derecha en mi hombro. - Quiero que ustedes dos hablen y se conozcan mejor. - nos dijo. - Por favor. Estamos hablando de mi mejor amigo y mi novia. Hagan el intento.

- Me parece correcto. - dijo Laura.

- Gracias. Vuelvo en media hora. - nos sonrió, y salió por la puerta.

Tomé asiento, y suspire.

- ¿Cómo estás? - dijo Laura, mientras se sacaba los Vans y doblaba sus piernas encima del sillón.

- Enojado. Molesto. No sé. ¿Qué crees?

- Oh. ¿Por qué? - dijo como si no supiera nada.

- Porque hay personas que son una total mie...

- Vaya, vaya. - me cortó poniendo la palma de su mano en mi mejilla. - Tranquilo, ¿cómo un chico tan guapo va a estar tan enojado? Necesitas relajarte.

Espera. ¿Qué? Me quedé en shock. ¿Qué diablos le pasaba?. Lleva más de medio año con Matteo, y estaba coqueteando conmigo.

- Yo sé cómo animarte. - se puso encima de mí y beso mi cuello. La empujé de golpe y cayó al suelo. Me levanté del sillón.

- ¡Qué te pasa! - grité. - ¡Qué diablos te pasa Laura!

- Pero... Estabas mirándome. Te gusto. Tú me gustas.

- Ayy Dios mío. - me acerqué a la puerta. - ¡No me gustas! ¡Sólo te miré porque estaba pensando lo maldita que eres por hacer lo que le hiciste a Val! ¡Zorra!

Laura se puso a llorar y salí de la casa. Justo al cerrar la puerta de golpe, Matteo estaba bajándose de la bici.

- ¿Qué pasó? - preguntó asustado.

- Tu novia se me subió encima. ¡Eso pasó! - Se puso pálido, y su mirada entristeció.

- ¿Qué? No..

Justo se abrió la puerta y apareció Laura tapándose los ojos con las manos. - ¡No le digas a... - quedó congelada al ver a Matteo.

- Ok. - dijo Matteo.

¡Dios! ¿Qué diablos pasó? No sabía qué hacer.

- Viejo, hablamos después, lo siento, ahora no puedo más... - le quité la bicicleta y me subí inmediatamente para esfumarme de la escena.

- ¡Vete de aquí! - gritó Matteo. Obviamente a Laura, ya que yo ya me encontraba a una cuadra de distancia.

- Amor...

-¡NO! - Fue lo último que escuché. Un grito desesperado, que salía ronco de la garganta de mi mejor amigo.

No sabía qué hacer. Ni a dónde ir. Ni si necesitaba a alguien, o si necesitaba estar solo. Sólo quería desaparecer.

 

Notas a mi Muerte.Where stories live. Discover now