Once.

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Pasé el resto de la tarde sentado en el parque detrás del Big Mall. No sabía qué diablos hacer. ¿Qué diablos pensaba Laura? Creo que fue mi culpa, por observarla detenidamente. Igual no debería haberme hecho eso, hacerle eso a Matteo.

Pensé mejor las cosas, Laura siempre hacía comentarios sobre mí, como "Te ves bien, Sebas" "¿Quién es tu tipo?" y me miraba extraño. Qué imbécil. Debí haberme ido, no quedarme con ellos esta tarde, o debí haberme dado cuenta de que Laura me coqueteaba.

Todo pasa por algo ¿no? Y supongo que pasó porque Matteo tenía que reaccionar acerca de ella. ¡Pero no tenía que pasar conmigo! Fue horrible.

Mi teléfono sonó. Contesté sin mirar quien llamaba.

- ¿Qué haces en el parque al frente de mi casa? - dijo Val, con tono divertido.

- Me acaba de suceder una cosa horrible. No estoy de humor.

- ¿Qué pasó Seb? - preguntó. Su voz me calmó, su tono se volvió dulce. - ¿Quieres venir conmigo? Estoy viéndote desde la ventana de mi habitación.

Me di la vuelta y miré hacia la ventana del cuarto de Val, me saludó con la mano y me hizo un gesto indicándome que vaya con ella, desde ese lugar podía ver una sonrisa en su cara.

- Está bien. Ábreme la puerta.

Me levanté, levanté mi bicicleta, la cual había dejado botada cerca de mí y, me dirigí a su casa. Ella abrió la puerta.

- Hola, pasa. - entré, dejé la bici en el pasto, ella cerró la puerta, se acercó a mí y me abrazó. Sus brazos sobre mi cuello. Puse las manos en su espalda, cerré los ojos, y apoyé mi cara en el hueco de su cuello. Olí su cabello, olía bien, ella olía a vainilla, no tan fuerte como para molestar al olfato, ni muy suave como para que no vayas a sentir nada, era un punto medio, perfecto.

Ella estaba vestida con una polera manga larga a rayas, plomo y negro, la cual le quedaba muy bien, usando sus Converse plomas. Se veía hermosa. - Tranquilo, ¿sí? - me miró a los ojos. - Ven, tomemos algo. - me agarró de la mano y nos dirigimos adentro. Fuimos a la cocina. - ¿Chocolate caliente?

- Sí, por favor. Me haría bien.- No dije nada, me quede pensando en cómo me recibió. Cuando ella estaba mal por lo que Laura y Samantha le hicieron, yo no supe cómo consolarla, peor cómo animarla, hacerla sonreír de nuevo, creo que ese nunca fue mi fuerte, es decir, consolar a las personas. Me entregó la taza de chocolate caliente. - Gracias. - dije, y di un sorbo. - Si no me equivoco, a ti no te gustaba el chocolate, ¿verdad?

Sonrió y dio un sorbo a su taza. - A veces hay excepciones, esta es una, siempre me gustó, ya sabes, no sabe a chocolate-chocolate. -Sonreí y dejé pasar aire entre mis dientes. Tomamos otro sorbo. - ¿El señorito Sebastian desea malvaviscos?

- Estaría bien. - Ella se acercó a una repisa y saco una bolsa de malvaviscos. Se acercó a mi puso unos cinco en mi taza, y luego en la suya. Se dirigió a la repisa de nuevo para guardar la bolsa de malvaviscos. Yo observaba cada movimiento que ella hacía, me hacía sentir mejor. Su perfecta imperfección. Amaba todo de ella.

- Dime Seb, ¿Qué pasó? - preguntó mientras agarraba una silla y la acercaba a la mía para sentarse.

- Tenía que ir a casa de Matteo. Fui y estaba con Laura. Él dijo que ése era su plan, que su mejor amigo y su novia se conocieran bien. Acepté y empezamos a ver una película. - di otro sorbo. Respiré hondo. - Matteo se dio cuenta de que no había refresco y nos dijo que nos quedáramos, que hablemos mientras él iba a comprarlo. Se fue y Laura se me subió encima, me besó el cuello y yo la boté al piso.

- Oh. - Val se encogió de hombros y miró al piso.

- Antes le había dado una indirecta sobre lo que te hizo con Samantha, pero de todas formas hizo eso, coquetearme. Le grité. Le dije que es una zorra y, al salir de la casa, Matteo había llegado, me topé con él. Se enteró, se lo dije. Yo escapé. Vine al parque. No sabía qué diablos hacer, ni dónde ir.

- Oh. Seb. - se frotó la cara con una mano. - ¿Cómo están las cosas con Matteo?

- No lo sé. Sólo escape. Al irme escuché que le gritó a Laura que se vaya.

- La amaba. - levantó la vista y me miró a los ojos.

- Si, lo hacía. Aunque no entiendo por qué.

- ¿Y quién entiende al amor, Seb?

En ese momento no me controlé. La miré fijamente por cinco segundos, y sin controlarme me levanté. Me acerqué a Val con un pequeño impulso, la atraje con mis brazos y junté sus labios con los míos, la besé. Nunca había besado a nadie así, sí había besado a otras chicas, pero a nadie de esa manera. La quería tanto. No. La amaba. Fue un momento tan especial para mí. Lo que me hizo feliz fue que ella me estaba devolviendo el beso. Luego sentí que su cuerpo se tensionó.

- Seb. - dijo y se separó un poco de mí, nuestras caras estaban separadas por sólo pulgadas, mi palma en su mejilla. Hizo una mueca.

- Lo siento. Val. - Esta vez yo me aléjese de ella. - Agh. Lo siento.

- No. No lo sientas. - me miró a los ojos. Puso su mano sobre la mía. - Te quiero Seb.

Me quedé atónito.

- Yo te quiero a ti Val.

Me dio un beso en la mejilla, y me abrazó. Fuimos a su cuarto, callados, sin decir una palabra sobre lo que habíamos vivido juntos hace un momento y, nos quedamos echados en su cama, escuchando una de sus listas de música, mirando al techoCada canción era muy adecuada para lo que vivíamos. Juntos. Ese instante.

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Espero que les haya gustado este capítulo. Me alegra que ahora haya más gente que me lee.

Quiero dedicar esto a Kitty, y chaparrita :3

A @RominaSilva091 @Luzoscura
@SRuggiero por sus comentarios y/o votos.

Les agradezco a los que votan por mi, me ayudan demasiado.

Gracias a todos.

- Alexia.

Notas a mi Muerte.Where stories live. Discover now