Miré el reloj, 15:23, me había retrasado, supuse que Val lo entendería, era primera vez que me pasaba.
Corrí a la sala de estar, mamá estaba sentada viendo Game Of Thrones.
- Mamá, voy a salir esta tarde. Volveré a eso de las siete de la noche.
- Está bien. No más tarde. ¿A dónde vas?
- No sé.
- Sebastian. - me miró enojada.
- A drogarme mamá. No, saldré con Valeria.
- Ayy esa chica. ¿Quiénes son sus padres? Puede que los conozca. Sería bueno hablar con los padres de la novia de mi hijo.
- Mamá, no es mi novia. Y no sé quiénes son sus padres. No los vi hasta ahora.
- Está bien, pero sabes que puedes confiar en mí, yo puedo comprar preservativos si es que te da vergüenza.
- ¡MAMÁ! ¡Deja lo de los condones de una vez por todas! ¡No voy a hacer nada! - grité mientras ella moría de risa.
- Sebas, nunca pasará de moda. Siempre rio demasiado. Vieras tu cara. - se limpió una lagrima, suspiró. - Ve de una vez.
Salí de mi casa y llegué a casa de Val una hora tarde. Toqué el timbre.
- Tardaste demasiado. - dijo Val, al instante de abrir la puerta.
- Lo siento, estoy muy distraído.
Me sonrió. - Bueno, vamos de una vez.
- ¿A dónde?
- A mi lugar secreto. Súbete a la bici, yo te indicaré él camino.
Me subí y ella se paró atrás, como la primera vez que la lleve en mi bicicleta. Empecé a pedalear.
- Vamos por la carretera Oeste.
- ¿Fuera de la ciudad? - pregunté asombrado.
- ¿Pensaste que lo de París era broma?
- Val, enserio, ¿a dónde vamos?
- Solo hazme caso. - me abrazó el cuello.
Una vez que llegamos a la carretera, detuve mi bicicleta.
- ¿Qué pasó? - preguntó Val.
- Val. ¿Podrías decirme a dónde vamos? - la miré de costado.
- Mmm... ¿Ves ese camino de allá? - me señaló un camino que distaba más o menos a unos treinta metros de nosotros. - Te iba a decir que vayas por la izquierda. - seguí el camino con la vista, más allá se perdía entre los árboles.
- Está bien. Vamos, confío en ti Val. -Empecé a pedalear nuevamente, al llegar al camino, doblé a la izquierda como ella me dijo, llegamos a los árboles, noté que no venía ningún auto, y me detuve. - Espera. Bájate. - dije.
- ¿Por qué? Aún no llegamos, pero falta poco.
- Quiero que disfrutes del placer que da una bicicleta, yo amo mi bicicleta. Sube al manubrio.
-¿Qué? - había confusión en su rostro.
- Que te sientes en esta cosa. - dije mientras agitaba el manubrio de mi bicicleta. - Se llama manubrio.
- Lo sé. Estás loco.
- No. Vamos Valeria, anímate. - Dudó unos segundos. Pero al final asintió. La ayude a sentarse en el manubrio. - Apoya tu espalda en mí.
- Si muero hoy, es tu culpa Sebastian. - rio cuando empecé a pedalear.
Fue un momento muy lindo, su cara estaba a lado de la mía. La brisa del viento era suave, y nos daba a la cara, pero no era molestoso, era agradable. Val cerró sus ojos.
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Notas a mi Muerte.
Gizem / Gerilim"Nunca sabrás lo que oculta con una mirada." Sebastian Díaz es un chico normal, nunca había pasado nada fuera de lo común en su vida, pero él tiene una perspectiva diferente, nunca conoció a su padre, su madre lo educó desde bebé. ¿Qué pasa cuando c...