Veinticuatro.

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Me quedé callado por un largo rato. La chica solo me miraba a los ojos, eran los ojos de Val, solo que de color café oscuro. No me dijo nada, supongo que ella entendió que estaba en shock

Ya entendía por qué había tanto parecido entre esta chica y Val. Eran hermanas. Con razón. Seguí congelado por más de un minuto, no sabía que decir. Claudia me miraba.

- Sebastian. - dijo con un tono dulce, después de ese largo silencio. - Está bien. Sé que seguramente no sabías nada de Valeria y, por lo tanto, te sorprende enterarte de que ella tenía una hermana.

Me encogí de hombros. - Obviamente hermana mayor. - Dije. Claudia parecía tener unos veinte años y algo más.

- Exacto. - Afirmó Claudia. - Bueno, como te dije antes, debes contarme todo lo que pasó, así podré explicarte todo lo que sé.

- Lo sé. - respondí en seco.

- Espero que lo tomes bien. - Me dedicó una sonrisa melancólica. - Respira, vamos.

Tomé aire, respirando muy profundo. Cerré los ojos. Tenía que tranquilizarme, no podía quedarme en estado de shock esta vez, tenía que estar atento. Tenía que reaccionar y, estar bien. Solté todo el aire que había inhalado.

- Bueno... - Suspiré.- Aquí va todo.

- Lo sé. Adelante.

- Conocí a Valeria Carter este año, ella ya llevaba unos dos años en el colegio, yo recién empecé a notar su presencia el año pasado. Teníamos una fiesta, y quise invitarla, para así empezar a conocerla, quería hacerlo, nunca sentí tanta curiosidad por una persona. - Me quedé callado por aproximadamente veinte segundos, era difícil para mí hablar de esto, recordar.

- ¿Y?

- Aceptó ir conmigo, no asistimos a la fiesta pero los dos salimos juntos ese día. Quería conocerla bien, y se lo dije. Ella se molestó y no me habló en más de una semana. - Respiré hondo. - Hablamos después, y me dijo que era mejor que no supiera nada de ella y, que me conforme con lo que ya tenía de ella. - Miré a mi mano que estaba sobre la mesa. Estaba transpirando demasiado. - Ese día me di cuenta de que ella ocultaba algo. - Pasé la mirada de mi mano a los ojos de Claudia, me ponía nervioso su similitud con Val.

Claudia me miraba seriamente, con una línea en los labios. - ¿Qué más pasó?

- Decidí conocerla sin que ella se diera cuenta, y...

- Te enamoraste. ¿Verdad?- Se apoyó en el respaldo de la silla. - Te gustó mi hermana.

Me encogí de hombros. - Sí. - Volví a mirar mi mano.

- Continúa. - Dijo.

- Ella no me correspondía y, yo lo entendía, es decir, no traté de hacer que ella sintiera lo mismo por mí, sólo quería conocerla, fue mi capricho.

- ¿Alguien la trató mal?

- Sólo unas chicas de la secundaria. Las pusimos en su lugar, dejaron de molestarla. Dudo que haya sido por eso que ella se haya... ya sabes.

- ¿Sólo eso?

No podía decirle a Claudia que lo hice con su hermana una semana antes de que se suicidara. Así que pensé en qué más contarle.

- Las últimas semanas me invitó a su casa, siempre estaba sola, y aunque le preguntara por qué, nunca me dijo por qué vivía sola, evadía el tema.

- ¿Le dijiste lo que sentías? - Noté la naciente curiosidad en su rostro.

- Lo hice. La última semana me correspondió y...

- Te acostaste con ella. - La mirada de Claudia seguía siendo seria. Mierda. Yo tratando de evadir el tema y ella se da cuenta de lo que pasó.

- Eh...

- Lo hiciste. No necesitas afirmarlo. Lo sé. Es demasiado notable.

- Bueno... - no sabía si hablarle sobre eso o no.

- Salta esa parte si es necesario.

- Luego la invité a mi casa, mi mamá quería conocerla. Ella aceptó. Se llevó bien con mamá, hasta me hicieron a un lado. Un rato de esos la dejé sola en mi cuarto, mamá me llamó para que la ayude con algo, cuando estaba volviendo con ella, dijo que debía irse, que ocurrió algo importante, no recuerdo bien las palabras que usó. A la mañana siguiente, en el noticiero... - Tragué saliva. - Apareció la noticia de su muerte.

- ¿De cómo conseguiste mi número? - preguntó confundida, frunciendo el ceño.

- Aun no llegué a esa parte. Me ha estado torturando. Me dejó una serie de notas, diciéndome que llegaría a conocer su historia. Una de esas notas me llevó a ti. Contenía tu número, con tus iniciales. CC.

- Oh, esa niña estaba loca.

- Ahora cuéntame tú.

- Te haré un pequeño resumen, la historia completa es muy larga. ¿Estás listo?

- Es lo que he estado esperando por semanas. Estoy listo.

- Ya. - me miró a los ojos y empezó a hablar. - Valeria y yo vivíamos con mamá y papá, papá era un alcohólico drogadicto que abusaba de mí. Mamá se suicidó, no soportaba ver lo que él me hacía. No vivíamos aquí, no era una ciudad, no había trabajo, no había dinero, ni para comida, ni para sus drogas de mierda. Yo ya tenía dieciocho años de edad, el imbécil decidió mandarme de prostituta, pero yo no quise. Lo hizo en frente de Valeria, me violó... Ella solo tenía siete años, lo hizo mientras decía "Mira lo que le hago a esta puta; si no se obedece, esto es lo que sucede".

- Oh, mierda. - estaba en shock, otra vez. Esto era demasiado. Puse los codos sobre la mesa y mi cabeza sobre mis manos. Ella siguió.

- Escapé. Sebastian, escapé. La dejé con él. - Le salieron lágrimas de los ojos. - Pero encontré trabajo y me casé. Estuve mandando dinero a una unidad educativa en el pueblo donde vivíamos, para que Valeria estudie y algún día pudiera escapar como yo lo hice. Papá no tendría el dinero. Pero Valeria sí.

La miré con la boca entre abierta, mis manos sudaban y temblaban más de lo normal.

- Todo andaba bien - Continuó pero con un tono más suave.- Hasta que hace dos años, Valeria terminó la primaria, tenía que ir a secundaria, y en el pueblo no había secundaria. La mandé a este pueblo, pero papá vino con ella, la casa en la que vivía era la casa de nuestra abuela materna. Por eso vivía aquí. No sé qué paso exactamente con papá, pero hace unos días me llegó una carta de Valeria, yo no quería responder, decía que papá no quería vivir en este lugar. Que hizo un prostíbulo en una ciudad cercana a nuestro pueblo. Que prefirió quedarse ahí, a seguir aquí. Pero que de vez en cuando él venía y... Abusaba de ella. - Se puso a llorar. - La dejé más de diez años... Sola, con él.

Todo eso, estaba jodido. No existían palabras para describir lo que Claudia me contó. Pero todo eso, aún no explicaba por qué Val se quitó la vida. ¿Su padre volvería? ¿Qué pasó?

Claudia no sabía la respuesta a las nuevas preguntas que surgieron en mí. Supongo que ella aún se hacía esas preguntas, mientras lloraba.

¿Por qué Val se quitó la vida, justo en ese momento?

Notas a mi Muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora