Treinta y dos.

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Después de hacerme la prueba de ADN y de ser ignorado por mamá, decidí ir al cementerio a leer con Val, era viernes y no iba a dejar de ir a leer con ella sólo por tener otros problemas. Aunque mamá no me hablara, traté de pedirle permiso para que me deje ir al cementerio. No respondió, y eso me dolió demasiado. Ella tenía razón, fui un estúpido por no haberme cuidado, por no haber usado protección.

Compré una Fanta ese día, y me senté con las piernas cruzadas al frente de la tumba. Me quedé callado mirando hacia mis converse negras, no podía mirar hacia la tumba, era como mirarla a ella, en un sentido muy extraño. Por fin levanté la vista, y esta vez observé cada letra que había grabada en la tumba, Valeria Carter (1997 - 2014). Amaba ese nombre, Valeria...

Val...

Pero el apellido Carter, ahora, por culpa de ese viejo idiota, lo odiaba.

Me sentía incómodo. Estando sentado al lado de ella, después de ayer. Sintiendo el miedo, miedo de ser el padre. Miedo de no poder darle su merecido a ese hombre.

- Val... - susurré. - ¿Tengo que confiar en tí? Tengo que hacerlo ¿verdad?

Me sentí vacío, una melancolía muy intensa invadió mi interior. El silencio respondía a mi pregunta, es decir, nada.

- Lo haré. - volví a susurrar, y abrí el libro para comenzar a leer las cuarenta páginas que tenía que leer para Val. Al llegar a las veinte páginas, me detuve. Miré el número de página.

380.

Si el día de hoy leía las cuarenta páginas exactas, llegaría a la página 400, y eso significaba que me quedarían sólo dos visitas más. No puede quedar tan poco tiempo, pensé. Ese instante, cerré el libro.

- Sólo eso por hoy. Nos vemos después Val.

Agarré mi bicicleta, me subí a ella, y fui a casa.

~~~~~~~~~~~~~~~

El sábado estuve deprimido todo el día. Mamá se fue de casa todo el día, me dejó una nota en el refrigerador.

Hay pollo. El juicio será el día lunes.

Pensé que tardaría mucho más, estas pruebas siempre tardan, pero por lo visto, la juez cumplió con su palabra de hacerlo lo más rápido posible. ¿De dónde sacarían el ADN del bebé? Esa era la pregunta que me hacía, supongo que lo explicarían el día del juicio.

En la noche estaba echado en mi cama, escuchando música, hasta que alguien toco a mi puerta, tuve la esperanza de que fuera mamá, pero en realidad era Matteo.

- Sebastian. ¿Cómo estás? - dijo mientras entraba y se sentaba en la silla de mi escritorio.

- No sé cómo expresar lo mal que me siento.

- Vamos, hermano. ¿Qué pasó?

- Le mostré la última nota de Val a la juez, dejaba en claro que lo hicimos.

- ¿Lo hicieron? - dijo quedándose boquiabierto. Me encogí de hombros.

- Sí... - susurré.

- Bueno... ¿Cuál es el problema? - de un segundo a otro su expresión empeoró. - No... No me digas que no usaste condón...

- No...

- Diablos.

- La juez piensa que puedo ser el padre. - respiré profundo. - No estoy seguro... Tengo miedo Matteo. Mamá no me volverá a hablar si es que soy el padre.

- Lo hará... Sólo está enojada. Sebastian... - se tapó la cara. - Por Dios ¿Cómo no pensaste en cuidarte? ¿Qué pasaría si tú fueras el padre?

Notas a mi Muerte.Where stories live. Discover now