Veinte.

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Me encontré con Matteo en la puerta del colegio. Él tenía una expresión de tristeza, supongo que yo también. Me miró de pies a cabeza y, al darse cuenta de que llevaba una carta en la mano, se tapó la cara con las manos.

- Dime qué dice. Esto me da miedo.

- Dice algo que me hizo saber a dónde debo ir ahora. - respondí.

- Bueno. - Bajó las manos de su cara y, me miró a los ojos. - Puedo llevarte.

- Te lo agradecería. - dije mientras guardaba la carta en el bolsillo delantero de mi mochila.

- ¿Es lejos? - preguntó mientras se llevaba una mano a la boca para tapar un bostezo. - Lo siento. No dormí mucho anoche.

- Si quieres voy solo.

- ¿Es lejos? - insistió levantando una ceja.

- No mucho. - respondí.

- Está bien. Vamos por mi moto.

Caminamos hacia su motocicleta, al subir nos quedamos callados por 30 incómodos segundos, hasta que Matteo rompió el silencio.

-¿A dónde?

-A Paris.

- ¿Qué? - dijo mirándome de reojo con cara de qué diablos se fumó éste.

- Ya verás, bueno, no podrás, ya no es lo mismo.

- ¿A dónde? - Volvió a preguntar. - Despistado.

- Lo siento. Vamos a la carretera Oeste, yo te indicaré el camino.

Sentí un dejavú. Val me había dicho exactamente esas últimas diez palabras.

~~~~~~~~~~~~~

Llegamos al lugar donde la puertita de jardín blanca había estado alguna vez, ya no se encontraba ahí, pero por suerte, aún seguía habiendo paso.

Obviamente habíamos llegado en la mitad del tiempo en el que nos tomó a Val y a mi llegar con mi bicicleta. No comparen mis piernas con el motor de una motocicleta.

Miré a Matteo.

- ¿Sabes? Lo haré solo. Lo siento.

- Está bien Sebas, te espero aquí. - Lo miré fijo por aproximadamente treinta segundos. - Ya, ya. Ve.

Me di la vuelta y entré al jardín. Estaba demasiado despistado, Matteo tenía razón con eso, no me sentía muy bien, estaba agotado.

Observé bien el ex jardín, la construcción no había avanzado mucho, aún no habían sacado el pasto que había dónde me eché el otro día, el día que Val murió. Ese pedazo de pasto estaba por donde algún día estuvo la torre Eiffel.

Me senté. Mire todo el lugar, ya no habían las flores que vi la vez que vine con Val. ¿Y si la siguiente carta o pista de Val estaba en la parte que ya no había nada? No podría descubrir nada más sobre Val. No podría saber por qué se había suicidado, ni qué era lo que ella ocultaba.

Por unos minutos, me di por vencido. Estaba preocupado, me sentí demasiado triste.

Luego de un momento, miré hacia donde estaba la torre Eiffel. Vaya Paris. Pensé.

Después me di cuenta de que había algo raro, algo que no debería estar ahí. Una roca. ¿Cómo la torre Eiffel se podría haber parado en esa roca? Eso no tenía sentido. No me había dado cuenta de esa roca el otro día que vine.

Me levanté del suelo, y me dirigí directamente a la roca, revisé si no tenía nada escrito al rededor, al otro lado vi una flecha que apuntaba hacia abajo, estaba dibujada con marcador negro. Tenía que levantar la roca, por suerte no era muy grande.

Notas a mi Muerte.Where stories live. Discover now