Quince.

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Fue uno de los mejores días de mi vida. Estaba tan feliz. Al llegar a casa busqué a mamá para saludarla.

Es muy lindo tener una nueva experiencia, un nuevo momento, un nuevo recuerdo, con una persona que amas. Sentía que podía gritarle al mundo que yo amaba a Valeria Carter, aunque los vecinos me llamarían "marica" por expresar así mis sentimientos. No importaba, sólo estaba feliz.

- ¡Hola mamá! - dije entrando con pasos grandes a la cocina. Le di un beso en la mejilla, ella se apartó. Estaba lavando los trastes.

- Nada, nada chico. - me observó con una mirada seria. - Es más de las nueve y media de la noche y es día de semana, mañana tienes clases. Deberías haber llegado hace dos horas y media.

- Perdón mamá. La pasé muy bien. Se me fue la hora.

- Mmm... - Me examinó de pies a cabeza con la mirada. - Tu bragueta está abierta. - Sentí cómo se me calentaba la cara, seguro estaba rojo como un tomate.

- ¿Qué? - exclamé, viendo inmediatamente si mi bragueta estaba abierta. No lo estaba. Miré a mamá serio, ella se rio.

- Fue un chiste. Estás pálido. Estabas con esa chica. - me sonrió y guiñó. - Lo sé.

- Si mamá. “Esa chica” tiene nombre. – respondí haciendo énfasis al decir Esa chica. – Su nombre es Valeria.

- Lindo nombre. - siguió lavando los platos y los vasos sucios. De repente se me ocurrió una idea increíble.

- Sí. Oye mamá.

- ¿Qué pasa? - preguntó sin mirarme.

- ¿Te gustaría conocerla? Es una chica muy inteligente, ese tipo de chicas están en peligro de extinción.

Mamá se rio. - Está bien. Puedes traerla el sábado por la noche. Cocinaré pasta.

- Me parece increíble.

- Ahora vete a dormir. Es tarde. - dijo salpicándome agua mientras sacudía sus manos. Me reí.

- Buenas noches mamá. - le di un beso en la mejilla y fui a mi habitación.

Al entrar me eché en la cama, agarre mi celular y escribí.

Val, eres maravillosa. Buenas noches, descansa.

Me cambié, y me metí a la cama. No podía dormir. A las 3:15 a.m. mi celular vibró e interrumpió el mejor intento que tuve de quedarme dormido.

¡SEBASTIAN! ¡Amé tu regalo! ¡El libro! Lo que los chicos hacen por un poco de sexo. Jajaja. Fue muy especial. Tú eres increíble. Te quiero Seb. Es enserio.

Descansa.

No pude evitar sonreír.

Val, para tu información el libro lo compré antes, y no soy cualquier chico. No desde que te conocí...

Apreté enviar. ¡Diablos, qué cursi! Pero así te pone el amor, supongo. Nunca pensé que podría estar así. Mi celular volvió a vibrar.

Iuk cursi. :)

A lo que respondí con una simple carita feliz.

:)

Quería volver a verla. Quería escribirle, contarle, todas y cada una de las millones de emociones que me dio este día. Pero el sueño vino de golpe, y caí dormido sin darme cuenta.

~~~~~~~~~~~~~~

A pesar de haber dormido una nada, desperté muy feliz. Me apresuré en salir de mi casa. La esperé en la puerta del colegio.

Cuando llegó la observé de pies a cabeza. Tan perfecta con su cabello castaño suelto, alborotado. El uniforme del colegio no le quedaba a ninguna chica como le quedaba a ella: La falda gris encima de las rodillas, y el chaleco negro, se podía usar cualquier polera bajo este.

- Hola Val. - dije sonriendo.

- Hola Seb. - me miró a los ojos. - Te ves bien.

- Me siento bien. Vamos.

- Ya te lo dije por mensaje. - dijo con tono divertido.

- Val, no te pases.

Ese día teníamos Historia juntos. Entramos al aula y nos sentamos en nuestros pupitres.

Había tres filas de pupitres. El mío estaba al medio del aula en la fila del medio, y el de ella estaba unos cuatro pupitres más atrás en la fila de la izquierda.

Cuando estábamos a mitad de la clase, sentí un suave golpe en la nuca, me di la vuelta y vi a Val inclinada. Me había lanzado un avioncito de papel.

Le sonreí. La miré a los ojos, y ella tenía una mirada extraña. Esa mirada indescriptible, llena de emociones inexplicables. Pasó la mirada de mis ojos al avioncito que ahora estaba en mi mano. Lo guardé en el bolsillo delantero de mi mochila.

A la salida, me acerqué a ella.

- Mi mamá quiere conocer a la mal educada que me hace llegar dos horas y media tarde a mi casa.

- ¿Ah, sí?

- No te escapas, el sábado en la noche. Dice que hará pasta. – me lamí los labios tratando de decirle con eso que la pasta de mamá era deliciosa.

- Me parece muy buena idea. Pediré disculpas a tus papás.

- Sólo a mi mamá. No tengo papá.

- Oh. - se tapó la boca, se notaba la preocupación en su rostro, pensaba que había dicho algo malo. - Lo siento, no sabía.

- No importa, nunca lo conocí.

Le conté la historia de mis papas. De cómo nací y cómo mi mamá pudo conmigo sola, ella escuchó atentamente, y asintió casi todo el tiempo, cuando le dije que nací el día que papá falleció, se tapó la boca y respiró profundo. Sentía que este tema le llegaba al corazón.

- La admiro mucho. - dijo Val. – A tu madre.

- Yo también. Es increíble. Te va a agradar.

- Espero yo agradarle.

- Lo harás.

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Les dedico este capítulo a @Maca_reyesbur @MelanyRochin

Gracias por sus comentarios y votos :)

- Alexia.

Notas a mi Muerte.Where stories live. Discover now