Capitulo 9

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-¡Matías! ¡¿Donde dejaste mi movil?!-

-¡Sobre la mesa de la cocina!- su grito se escucha algo amortiguado desde alguna parte de la planta de arriba.

Hace dos semanas que me mudé y por ende, dos semanas desde que comparto casa con los hermanos.

Mi relación con Nicolás no ha avanzado demasiado desde entonces. Nuestras conversaciones se basan en comentarios burlones o sarcasticos y casi siempre terminan con alguno de los dos diciendo algo que hace enojar a el otro. Casi siempre es él contra mí. Todo lo contrario pasa con Matías. El rizado se convirtió en algo así como un "hermanito menor" para mí, idea que, obviamente, no es del completo agrado de Nicolás.

Tomo el movil del lugar que me había indicado Matías y cuando lo desbloqueo, veo que aún está abierto en la aplicación de los juegos.
En este tiempo que llevamos compartiendo techo, he descubierto dos cosas: primero, solo Nicolás tiene un movil y por momentos parece más al pendiente de el aparato que de su propio hermano y eso me resulta algo molesto; y segundo, no salen de la casa ni quieren que nadie los vea. Incluso llega darme miedo la decisión de su rechazo hacia la idea de salir a dar una vuelta por la ciudad. A lo largo de esta dos semanas no los he visto salir al exterior ni una sola vez -a excepción de la vez del hospital y fue porque no les quedó opción-, además no sé de donde sacan dinero, pero cuando comenzó la segunda semana desde mi mudanza, Nicolás me entregó un sobre para "comprar los alimentos" y cuando lo abrí, me encontre con varios billetes de cifras que contenian dos ceros. En fin, las dos personas que tengo como huespedes parecen encerrar mucho misterio que se niegan a revelar, pero, por desgracia para ellos, yo soy muy curiosa.

Alguien llama a la puerta y me reviso el atuendo por segunda vez antes de ir a abrir.

Del otro lado de la madera me encuentro con un Dante enfundado en una camisa gris y unos pantalones negros. Su cabello rubio, como casi siempre, va revuelto, dandole un toque revelde a sus facciones delicadas. Tiene la piel tan suave y sin ningún rastro de barba, que son incontables las veces que me burlé de él por su "cara de bebé".

-Hola, Pitufina- y él suele burlarse de mi altura.

-Ya te dije que no me llames así, mi estatura es normal, el fenomeno del metro noventa y ocho, eres tu- digo con tono de reproche mientras cierro la puerta.

Despues de ese dia que nos conocimos en la tienda, Dante y yo nos volvimos grandes amigo. Él suele rondarme mientras estoy atendiendo en la tienda de su madre y cuando mi jornada laboral termina, solemos ir a alguna heladeria o solo a dar vueltas mientras conversamos de cosas sin sentido.

-No soy ningún fenomeno- se queja

-Y yo ninguna pitufa- contraataco.

Luego de terminar con nuestra pequeña discusión, tomamos un taxi que nos llevará hastala feria de colectivides que se está montando al otro lado de la ciudad. Es domingo a la tarde y no trabajo así que a Dante le pareció una buena idea aprovechar la ocación para hacer algo diferente.

Cuando llegamos al lugar, veo que es un gran predio rodeado de innumerables puestos de comida, cada uno con platos característicos de su pais.

-Creo que hoy voy a engordar unos kilos- se queja Dante mientras mira hacia el puesto de Colombia.

-¡Genial! ¡Vas a ser más pesado de lo que ya eres!- digo con fingido drama y el rubio me dedica una mirada fulminante

-No soy pesado, solo cariñosos, si tu no sabes aceptar mi cariño, hayá tu- dice con el tono de un niño pequeño y empieza a alejarse. Enseguida corro a abrazarlo por la espalda.

Tu pasado, mi tormento|✔Where stories live. Discover now