Capítulo 26

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-Hola Lena- saludo cuando la veo abrir la puerta. Su sonrisa abarca la mayor parte de su rostro y termina contagiándomela.

-Hola Romi, pero pasa, pasa, que la comida se va a enfriar-

Ingreso a la casa de mi mejor amigo, la cual vengo frecuentando un par de meses y sigo a Elena hasta la sala.

-¡Lucas, Luci, bajen a saludar a Romi!- grita la mujer y de inmediato se oyen unos pasos apresurados descendiendo por las escaleras, seguidos de otros más perezosos.

-¡Romi!- Lucía corre hasta mí y yo me agacho para que pueda llegar a mis brazos

-Hola, Luli- el aroma a su perfume infantil inunda mis fosas nasales cuando deja un pequeño beso en mi mejilla y posa su mentón en mi hombro. Por un momento recuerdo a Matías y tengo que cerrar los ojos con fuerza para alejarlo de mis pensamientos. Al abrirlos, veo como el castaño de mi amigo desciende el último escalón. Lucia se separa de mí y corre hacia la cocina, donde Elena acaba de ingresar.

-Hola- me sorprende el tono perdido y pensativo que utiliza Lucas. Generalmente solemos recibirnos con un beso en la mejilla y algún comentario para molestar al otro, sin embargo hoy no pasa nada de eso, y solo se limita a caminar hacia el sofá para luego encender el televisor como si yo fuese una completa desconocida que acaba de cruzar en la calle. Repaso mentalmente para verificar si hice algo para que esté molesto conmigo, pero no encuentro nada.

La imagen de la mujer de las noticias aparece en la pantalla plana, informando acerca de un robo en alguna ciudad vecina y decido acercarme a él. Mis pasos son dudosos, la verdad es que estoy en terreno desconocido. Lucas jamás se había comportado así. Parece realmente preocupado por algo.

En completo silencio, llego hasta él y me siento a su lado, pero él mantiene su vista fija en la pantalla.

-¿Se puede saber qué demonios te ocurre para que estés actuando como un robot programado?-

No dice nada, pero no me pasa inadvertida la minúscula sonrisa que intenta ocultar.

-¿Lucas?- nada -¡Lucas!- repito, aunque esta vez utilizando la voz de Dori cuando imita a la ballena en “Buscando a Nemo”.

Cuando me interpongo entre él y la pantalla, a Lucas no le queda otra que mirarme.

-¿Qué quieres, molesta?- tiene los labios en una línea recta, pero su mirada divertida lo traiciona.

Hago un gesto de pensar.

-Pues… ¿Saber porqué tienes esa cara?-

Se encoje de hombros, con indiferencia

-Es la única que tengo-

Lo miro con una ceja alzada.

-¿En serio? No me digas-

-Entonces no preguntes-

No sé en qué momento pasó, pero de repente los papeles se han invertido, ahora la que está molesta soy yo y él es el que se encuentra divertido con la situación.

-Lucas…- lo llamo en tono de advertencia.

-Sí, ese es mi nombre-

No me contengo más y golpeo su hombro con fuerza.

-¡Ay! ¡Eso dolió!- se queja mientras se masajea la zona afectada.

-Esa era la idea, genio- tomo el mando del televisor y lo apago, luego miro al castaño con los brazos cruzados.

-¿Y? ¿Ahora me dirás que es lo que te ocurre o necesitas otro golpe como motivación? Porque por mí parte, no habría problema-

Me mira con el ceño fruncido, pero yo mantengo mi expresión desafiante. Finalmente suelta un suspiro de rendición y se deja caer en el sofá de manera descuidada.

Tu pasado, mi tormento|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora