Capítulo 20

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Capitulo 20

Abro la heladera por tercera vez, buscando que es lo que puede faltar y cuando me aseguro de haber anotado todo, tomo mis llaves y mi móvil, doblo la lista que escribía sobre la mesa y la introduzco en el bolsillo trasero de mi pantalón, para luego caminar hacia la puerta y salir rumbo al supermercado.

Desde el día que llegué a la casa, me volví la encargada de las compras debido a la negación de Nicolás acerca de ser visto. Ya no le reclamo nada, porque sé que solo me responde mentiras, solo me limito a ignorarlo cuando estamos en la misma habitación o esquivarlo cuando es posible. Él parece hacer lo mismo, así que no es nada complicado.

Hoy se cumplen dos semanas desde el <Te veo> y hasta ahora no ha habido ningún otro mensaje. Por mi no hay problema, pero no puedo ignorar el hecho de que alguien me estuvo vigilando esa noche.

-¡Romi!- el llamado de Matías me detiene en el preciso instante que estoy por abrir la puerta. Me giro a verlo y me sorprende verlo “arreglado” -¿Puedo ir contigo?- pregunta con ese tono dulce que siempre me puede, pero esta vez niego. Nicolás salió ayer y aun no ha regresado, pero no quiero correr el riesgo de que cuando vuelva,Matías aun este de gira conmigo. Además sus palabras aun hacen eco en mi mente “No es bueno que te vean con nosotros”, no recuerdo exactamente que palabras utilizó, pero la idea era esa.

-Lo siento, Mati, pero…-

-Por favor, Nico no va a volver hasta mañana y te prometo que no se va a enterar-

-Recuerdo haber escuchado ya esa promesa y también el resultado, que no tengo intenciones de volver a obtener- digo recordando la salida con Lucas a la heladería y el regreso de Nicolás.

Matías me mira con los ojos dignos de “El gato con botas” y con sus labios dibuja un adorable puchero, pero estoy decidida a mantenerme firme, no puedo volver a jugar con fuego, porque puede ser que esta vez me termine quemando.

-Ya he dicho que…- sus pequeños brazos se envuelven en mi cinturaantes que pueda reaccionar y mi resistencia amenaza con flaquear.

-Por favor, por favor, te prometo que me portaré excelentemente bien, pero quiero salir de este lugar, no quiero decir que la casa sea fea, pero quiero salir y…- sus palabras quedan en el aire y mira por la ventana con aire soñador.

-Ver si te encuentras con otros chicos para jugar como el otro día- completo su frase y él parece sorprendido de haber sido descubierto, pero no lo niega.

-Puede ser- confiesa por lo bajo.

Respiro hondo, repitiéndome mil veces que esto es una locura, pero mil y una son las veces que me convenzo de que todo estará bien. Siempre es mejor mantener encendida la llama de la esperanza que la del temor, aunque ahora son ambas las que queman en mi interior.

-Está bien- digo finalmente con tono de resignación y Matías vuelve a ajustar su agarre. Incluso me parece escuchar el crujir de mis huesos.

-Gracias, gracias, gracias- repite una y otra vez y luego empieza a correr escaleras arriba para luego volver con un bigote falso.

-¿Qué te parece mi disfraz de encubierto? Cuando estemos algo alejados me lo quito- no puedo evitar soltar una carcajada, de las fuertes que son difíciles de controlar y bastante poco delicadas.

-Creo que en vez de pasar inadvertido, va a ser todo lo contrario- digo una vez que me calmo y él se lo quita de un tirón para dedicarme una mirada fulminante.

-¿Entonces cuál es tu idea, genio?-

El tono burlón que usa, me recuerda a Nicolás y cualquier rastro de alegría de esfuma. Matías parece notar mi cambio, porque enseguida me mira con arrepentimiento y culpa.

Tu pasado, mi tormento|✔Where stories live. Discover now