Capítulo 22

1.3K 100 5
                                    

Capitulo 22

-Nicolás, dile a tu amigo que detenga el auto si no quieres que me arroje de él, y sabes que no me interesa que esté en movimiento- me ignora olímpicamente mientras vuelve a mirar por la ventanilla. De repente el auto se detiene en un semáforo y no dudo en abrir la puerta, pero un brazo se vuelve a envolver en mi cintura y me arrastra por el asiento trasero hasta que mi espalda choca contra el costado de Nicolás, sin que pueda lograr mi cometido.

-No iras a ninguna parte, ya deja de complicar las cosas- dice con desinterés y abro mis labios sorprendida, pero no me rindo fácilmente y empiezo con un forcejeo que solo logra ajustar su agarre.

-Hablo en serio, Nicolás, quiero bajar- digo en un tono que intenta parecer firme, pero mi valor está empezando a desaparecer y mi tono tiembla un poco en las últimas dos palabras.

-Si piensas que ese cabeza dura te hará caso, lamento decirte que te has metido con el tipo equivocado- esta vez el que habla es el rubio que maneja y que Matías llamó Bastián. Contengo mis ganas de soltarle un par de insultos y vuelvo con mi tarea de intentar liberarme, pero Nicolás parece de acero.

-Oh, vamos, Nicolás, prometo que no volveré a sacar a Matías ¿Contento? Ya aprendí la lección, ahora déjame ir- mutis –Nicolás, no es divertido- silencio.

Más silencio.

Luego una risa burlona por parte del rubio

-¿Se puede saber donde está lo gracioso? Porque yo no lo encuentro- suelto con rabia y luego mis ojos marrones se encuentras con los suyos azules a través del espejo retrovisor -¿Sí sabes que los puedo acusar de privarme de mi libertad, cierto? ¿Acaso quieres ir a prisión por ayudar a un secuestrador?- digo en un intento de convencerlo, pero solo logro que suelte otra risa.

-Para eso tendrías que poder llamar a la policía, cariño- la voz de Nicolás contra mi oído, envía escalofríos al resto de mi cuerpo y mi rabia aumenta.

-Tengo móvil- digo con completa firmeza y veo de reojo como niega.

-Ya no- en un movimiento rápido e inevitable, mi móvil ya está volando a las manos de Matías, el cual se encuentra sentado en el asiento de copiloto, de lo más divertido con la situación.

-Traidor- lo acuso cuando veo que lo coloca sobre el tablero y él me mira con algo de culpa, que desaparece cuando ve a Nicolás.

-Primero está la familia- vuelve a hablar el castaño y no puedo hacer otra cosa más que apretar mis dientes.

Las calles siguen quedando atrás y con ellas, mis posibilidades de salir librada de esta.

-¿A dónde me llevan?- pregunto luego de unos minutos en silencio. El brazo de Nicolás sigue rodeando mi cintura y ya estoy asumiendo que no hay escapatoria.

No dice nada y eso es lo que me desespera.

De repente la respiración me empieza a fallar el corazón a latir en las sienes y las manos a temblar. Aun sin tener conocimientos médicos, se que algo no está bien en mi. La idea de que Nicolás me haga daño hace eco en mi cabeza de un modo doloroso y los recuerdos del día que lo conocí llegan a mi mente. Se está repitiendo, se está repitiendo, se está repitiendo…

Alguien grita algo a lo lejos, pero mi mente ya no está en mi cuerpo, los latidos retumban contra mis oídos como si se tratara de un ruido externo y una capa de sudor cubre mi frente y espalda. Se está repitiendo.

Se está repitiendo, se está repitiendo…

El exterior ya no existe, solo sé que estoy viva, pero no existe mi entorno. De repente me empiezo a sacudir y algo frio choca contra mi rostro, haciendo que logre enfocar a Nicolás frente a mí. Lo veo, pero no puedo sentir el contacto de sus manos en mis mejillas, solo la sensación fría, ni escuchar lo que grita. Solo sé que lo hace porque sus labios se mueven y sus ojos reflejan terror.

Tu pasado, mi tormento|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora