Capítulo 43

1.1K 87 2
                                    


No sé cuánto tiempo ha pasado. Quizás quince minutos, quizás una media hora, no lo sé y tampoco me interesa.

Ya no estoy sentada en el suelo, luego de que Iván dejara salir esas palabras, tomé una silla de las más cercanas para sentarme y luego clavé mis codos en la polvorienta mesa, mientras ocultaba mi cara entre mis manos.

Aun no quiero creer que Nicolás haya sido capaz de asesinar a alguien –necesito no hacerlo-. Sin embargo, la realidad es que no lo conozco. A pesar de estar relacionándonos desde hace más de tres meses, él sigue siendo un desconocido para mí. No sé absolutamente nada de él, más que su nombre y edad.

Miranda tenía razón, soy muy fácil de engañar y eso me enfada. Me enoja no poder desconfiar de una persona más de media hora; me enfada saber que todo éste tiempo pudo haberme estado viendo la cara de idiota; me enfada que él haya sido mi primer beso, cuando ahora comprendo que no lo conozco. Aun tengo una esperanza de que todo tenga una explicación lógica, que no incluya a Nicolás como un asesino, sin embargo, la expresión de furia que tenía el rostro de Iván, no deja mucho margen de error, él sabe que Nicolás lo hizo –o al menos cree hacerlo-. La furia de sus ojos era como una noche sin luna ni estrellas y no me hizo dudar ni un segundo de que realmente quiere muerto al castaño de ojos grises. Y eso me aterra. Estoy en medio de una disputa interna entre la parte racional, que quiere odiar a Nicolás hasta exigirle una explicación a todo esto, y por otro lado, está la parte soñadora y romántica empedernida que creía muerta y que ha revivido con el beso de Nicolás, la parte que realmente cree que Nicolás sería incapaz de hacer algo así, que él en realidad es torpe para expresar sus sentimientos y algo borde, pero que no es un asesino. Sin embargo, hay algo de lo que sí estoy cien por ciento segura: no quiero que Nicolás muera. Si él realmente cometió un asesinato, debe ir a prisión, pero nosotros no somos nadie para decidir sobre su vida. No tenemos que convertirnos en lo que nos destruyó, es algo que aprendí luego del accidente.

De repente se escucha el sonido de un motor, que luego distingo como un automóvil y posteriormente la gravilla que se corre con la frenada brusca. Luego un portazo y pasos apresurados que se acercan. El corazón me empieza a latir con fuerza cuando miro hacia la puerta e Iván dibuja una sonrisa de satisfacción mientras lleva la mano a su cinturón o al mango del arma, si soy más específica.

-Hasta que nos volvemos a encontrar, viejo amigo- dice el castaño y escucho como los pasos se siguen acercando.

-¿Qué es lo que quieres, Esquivel?- escupe alguien con furia y al instante reconozco su voz. Es Nicolás, es decir ¡Es Nicolás!

De solo pensar que Iván puede asesinarlo en cualquier momento, empiezo a entrar en pánico. Por primera vez desde este “secuestro”, tengo terror y no exactamente por mí.

No pasa mucho, hasta que sus ojos grises aparecen en mi campo de visión. Me mira unos segundos, pero algo se quiebra en mi interior cuando veo su rostro carente de expresión. No parece nervioso ni asustado. Me dedica una mirada desinteresada como si jamás me hubiese visto en su vida. Me mira como si unas horas antes no me hubiese confesado su supuesto amor.

-¿Acaso no es obvio? Quiero acabar contigo, pero antes necesito la grabación-

La voz de Iván interrumpe nuestro contacto visual. Nicolás lo mira con una ceja alzada y luego suelta una risa incrédula.

-¿Qué te hace creer que te daré lo que me pides?- pregunta mientras se cruza de brazos.

Todo mi sistema parece detenerse cuando Iván desenfunda el arma y apunta a Nicolás, que, ridículamente, solo dibuja una sonrisa burlona.

-¿De verdad esperas que me asuste con eso?- el castaño de ojos grises señala al de ojos marrones de pies a cabezas, reiteradas veces y luego se vuelve a cruzar de brazos, mientras se adentra unos pasos en el bar y apoya la cadera en una de las mesas –Buen intento, pero sabes que eso no te convendría. Aun tengo el video en mi poder y si algo me llegara a pasar, ten por seguro que de una forma u otra, terminará en manos de la justicia-

Tu pasado, mi tormento|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora