Capítulo 18

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Capitulo 18

Mi móvil suena en algún lugar de la sala, pero tengo las manos mojadas para atenderlo.

-Mati ¿Te fijarías quien es el que llama?- grito desde la cocina y escucho unos pasos que corretean.

-Es un tal Dante- grita la voz aniñadas del rizado. Luego están nuevamente los pasos y finalmente aparece por la puerta con mi móvil sonando en su mano.

Me seco las manos y lo tomo.

-Hola Dan- digo apenas descuelgo y luego lo coloco entre mi oreja y mi hombro mientras continuo terminando de sacarme

-Hola, Romi ¿Te quería…?-

-Antes que nada ¡Felices veinte!- digo, interrumpiendo sus palabras y escucho su risa desde el otro lado del parlante. Tan melodiosa como la recordaba.

-Gracias, gracias-

-Ahora sí ¿Me querías…?-

-Sí, eso, quería pedirte un favor…- hace un alto y casi lo puedo ver respirando hondo para volver a hablar –Quería preguntarte si puedes acompañarme a un concierto, es que Luc me regaló unas entradas y bueno, quería ver eso- pienso unos segundos en su propuesta y trato de encontrar la respuesta correcta. Sé que la noche anterior no acepté y solo busque una excusa, pero ahora no estoy tan segura. Realmente mi relación con Dante fue buena desde el primer día que nos conocimos, hace cinco semanas atrás, pero por mesclar sentimientos, terminamos arruinándolo todo. Nuestra amistad continúa, pero no es fácil estar al lado de una persona que te confesó sus sentimientos, sin embargo hoy quiero arreglarlo.

-Está bien- dejo salir mi respuesta antes de arrepentirme y de pronto se hace un silencio cuando veo a Nicolás entrar a la cocina, con solo unos pantalones. Al igual que la primera vez que lo vi sin remera, intento ignorar su abdomen y la tinta negra sobre su piel acapara toda mi atención “Nada en esta vida es una casualidad” ¿Cuánto de cierto tendrán esas palabras?

Hay personas que creen en la causalidad y otras en el destino; yo aun no me decido. Mi profesora de filosofía solía decir que la que todo en esta vida es reacción y consecuencia, si hoy pasa algo es porque algo en mi pasado derivó a esto, no porque haya estado escrito en algún lado. Luego están los que creen en el destino. Para ellos todo lo que nos pasa, desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, ya está escrito. Nuestro futuro, nuestros altibajos, nuestras felicidades, todo…

Si tuviese que optar por uno, creo que elegiría el segundo. Mi vida ha estado repleta de situaciones que me hacen pensar en que hay algo más allá. Desde algo insignificante como perderme en un supermercado y encontrarme con la que se terminó por convertir en mi mejor amiga, hasta el accidente, o la decisión de la mudanza. Fueron componentes que no pudieron derivar de nada, solo pasaron y ya.

-¿Has dicho que sí?- la voz de Dante va cargada de sorpresa y duda. No lo culpo, hace menos de dos días, lo estaba ignorando olímpicamente y ahora acepto ir a un recital de buenas a primeras, pero así soy yo, bipolar al máximo.

-Sí, Dan, solo dime la hora que yo voy, estoy seguro que la pasaremos bien- vuelvo a tomar mi móvil con las manos ya secas y me siento en una de las sillas junto a Mati, quedando a espaldas de Nicolás que se prepara un café. Hace dos días que se volvió a instalar en la casa, por lo que no me extraña en lo absoluto verlo rondar.

-No hará falta, yo te paso a buscar en eso de las ocho- dice con tono cauteloso y no puedo evitar dibujar una sonrisa. Es como si estuviese esperando mi rechazo.

-Bien, entonces te espero a esa hora en la puerta de casa, no me falles, rubiales-

-Eso nunca, Pitufina- después de esas palabras, ambos nos quedamos en silencio, uno incomodo, pero rápidamente logro salir a flote.

Tu pasado, mi tormento|✔Where stories live. Discover now