Capítulo 40

1.1K 94 5
                                    


Dejo mi móvil cargando en mi habitación y bajo a la sala para termina de ordenar lo que ensucié para la cena.

Estoy por tomar la esponja, cuando alguien llama a la puerta. Automáticamente miro el reloj que marca las once y media ¿Quién puede llamarme a esta hora con buenas intenciones?

Con pasos lentos camino hasta la puerta y espero hasta que vuelven a llamar.

-¿Quién es?- pregunto aun a unos pasos de distancia.

-Soy yo- ruedo los ojos ante esa respuesta, pero es suficiente para saber de quién se trata. No voy a decir que no me pone nerviosa volver a verlo, pero igual me decido a abrir la puerta, si llamó a esta hora, debe ser importante. O quizás no, de ese idiota nunca se sabe.

Abro la puerta y de inmediato me cubro la boca con horror.

-Nicolás- su nombre escapa de mis labios como una exhalación.

No puedo dar crédito a lo que ven mis propios ojos. El castaño, que me besó hace una semana atrás, ahora vuelve a estar frente a mí, solo que esta vez con toda la ropa ensangrentada, al igual que el rostro y los brazos. Su pómulo está inflamado, se sostiene el hombro con fuerza dejando que sangre brillante se escurra entre sus dedos y tiene una mueca de dolor en el rostro.

-¡¿Qué demonios fue lo que te pasó?! ¡Te vez como si un camión te hubiese atropellado de ida y de vuelta! ¿Acaso peleaste con un puma o algo que se le parezca?-

No me responde nada, solo acentúa su mueca y suelta un quejido.

-¿Pue…? ¿Puedo pasar?- pregunta con clara dificultad y yo abro los ojos horrorizada.

-¡Claro que no!- me mira con confusión. Algo me dice que no esperaba esa respuesta -¡Iremos ya mismo a un hospital! Acompáñame hasta la casa de Lucas, estoy segura de que él nos puede llevar, no quiero tener que esperar cuarenta minutos por una ambulancia- hago un además de salir, pero el coloca la mano libre sobre mi hombro y me empuja levemente hacia atrás.

-Al hospital no- dice con determinación.

-Al hospital sí, estás prácticamente bañado en sangre, tenemos que dejar que un profesional te vea ¡No seas tan necio, hombre!- vuelvo con mi intento de salir, pero él me vuelve a empujar, metiéndome completamente en la casa, luego ingresa él y cierra la puerta a sus espaldas para terminar recostándose sobre ella.

-No es que no quiero ir al hospital, sino que no puedo- suena rendido, agotado de seguir reteniéndose -Tengo problemas, Romina, grandes problemas que ahora me están buscando en todas partes, no puedo exponerme de ninguna forma si quiero volver a ver el día- me quedo de piedra ante su confesión. Sabía que tenía problemas, pero no creía que fueran tan graves.

De repente el Nicolás que conozco ya no está frente a mí, sino que fue remplazado por un chico vulnerable, herido en todos los sentidos

-Eres la única persona a la que podía recurrir. El departamento de Sebastián quedaba muy lejos y el hospital estaba completamente descartado-

Explica y me cruzo de brazos.

-Pues me alegra haber sido al menos tu tercera opción ¿Soy algo así como el “Peor es nada”?- pregunto con sarcasmo.

Se ve confundido por un segundo y la verdad es que lo comprendo, ni yo misma sé porqué dije eso, luego veo una sonrisa dibujarse en su labio partido y levanta la ceja que no tiene hinchada.

-¿Acaso quieres ser mi primera opción?-

Esquivo su mirada y me encojo de hombros con desinterés.

Tu pasado, mi tormento|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora