07.

17K 1.4K 594
                                    


—Ya te lo dije, Seori. No me hagas repetirlo todo, joder.

Yoongi sonó como un abuelo cansado, derrotado por la vida gracias al lento y tortuoso paso de los años... sólo que no había vivido los suficientes como para hartarse, según mi criterio. Solía decirse entre la conciencia popular que al cumplir los veintiún años apenas es que una persona empezaba a vivir, a disfrutar de la vida y de sus verdaderos encantos, pero Yoongi a sus veintitrés ya parecía estar con un pie en la tumba y deseando no despertar nunca más.

Sonreí mirándolo fijamente, tanto por la repentina historia que me había formulado en la cabeza como por la manera en la que, sin molestarse en esconderlo, parecía estar evitando mi mirada.

—Ya. Entonces básicamente me estás diciendo que cuando te hagas súper famoso no quieres que te joda porque tu cara es más reconocida que la mía, que debería intentar "debutar" aún cuando hace un par de días dijiste que era una pésima idea y que todo esto no tiene absolutamente nada que ver con el hecho de que durante todo el día de hoy has estado muy, muy raro —sonreí cuando puso los ojos en blanco y di el último trago de mi vaso, dejándolo con poca delicadeza sobre la mesa—. De paso haré como que paso por alto que anoche parecías haberte tragado un loro porque me enviaste más mensajes juntos de los que me has enviado en lo que va del mes, quizás del año.

—Eres una exagerada.

—¿Eso es lo único que vas a decir?

Ahora fue él quien se pasó la lengua por la parte interna de las mejillas con los labios entreabiertos, haciendo como que miraba a otra mesa mientras recargaba los codos sobre la nuestra y enlazaba sus manos casi herméticamente. Después de más de tres años de lidiar con Yoongi sabía lo a la perfección lo que ese gesto significaba.

—¿Por qué estás molesto?

—No estoy molesto —se apresuró a murmurar, clavando finalmente sus ojos en los míos. Nos quedamos en silencio, mirándonos por lo que pudieron parecer segundos eternos, quizás horas. ¿Qué era lo que no me estaba diciendo con los labios pero sus ojos se empeñaban en delatar? Ladeé la cabeza queriendo descifrarlo pero él se limitó a negar sin abrir la boca, como si me leyera la mente y a la vez me estuviese cerrando las puertas a indagar sobre el tema—. Para ya, Seori.

—¿Parar qué?

—De mirarme así.

—¿Te pongo nervioso?

El chasquido de su lengua fue el timbre que avisó que realmente no iba a ceder ni darme las respuestas que quería, así que solté un sonoro bufido que me alborotó el cabello de mi flequillo largo. Lo último de lo que me percaté antes de que dejara de mirarme fue que sus ojos se posaron en mi cuello, el cual me había esforzado en cubrir con accesorios e incluso maquillaje para que las marcas que se había encargado de hacerme dos noches atrás pasaran desapercibidas.

Torció los labios, deshizo su posición y tomó su cuenco, arrastrando los palillos para juntar un montoncillo de arroz y llevárselo a la boca. Durante el momentáneo silencio decidí secuestrar la botella de soju para rellenar tanto mi vaso como el suyo, sirviéndome hasta la última gota como si fuera un néctar divino del que no debía desperdiciarse ni un átomo. Nada más le despaché se dispuso a dar un trago profundo y yo no me esforcé por esconder la gracia que me hizo su acción desesperada.

—Hey, el vaso no se va a ir a ningún lado.

—Eres una pesada, Seori —dijo luego de pasar la bebida, con voz grave y rasposa.

—Y tú un idiota si piensas que esto se va a quedar así, Yoongi.

Sonreí, arrancándole un nuevo siseo que se dedicó a acallar con un sorbo largo y pesado, como si quisiera enjuagarse de la garganta un sabor más amargo que el mismo gusto del licor de arroz en sí.

staged » bts; myg.Where stories live. Discover now