35.

11.3K 886 261
                                    


Parpadeé lento poniendo especial atención en las vibraciones bajas que los monitores liberaban, pasándome la lengua por los labios mientras cabeceaba entre asentimientos cortos al ritmo del beat. Me dejé envolver por la poderosa melodía hasta el punto de cerrar los ojos recostada boca arriba en la cama, tamborileando uno de mis pies sobre el otro como un tic incontrolable.

Cuando la música se detuvo me tomé un momento antes de alzar los párpados, topándome con un par de ojos gatunos que me observaban desde arriba.

—¿Y?

—Me gusta.

Sonreí con los labios pegados a la par de Yoongi, que nada más ver mi expresión me dio un golpecillo en la frente con sus dedos gélidos. Fruncí el entrecejo con un pequeño puchero a lo que él respondió arqueándose hacia adelante en su preciada silla, bajando hasta depositar un beso fugaz sobre mi labio superior, importándole poco si yo estaba al revés, con mis ojos más próximos a él que mi boca.

—Te ves terrible —murmuró en su típico gesto gruñón, sin embargo podía palpar completamente el tono juguetón en su voz.

—¿Cómo esperas que me vea después de trabajar como una maniática durante dos semanas sin descanso? —volví el puchero aún más evidente—. Todavía me puedo retractar y decir que tu canción es una mierda, ¿hm? Cuidadito, Min.

Resopló una risa nasal y abandonó la silla para recostarse a mi lado, empujándome en el proceso hacia un costado de la cama. A pesar de que chasqueé la lengua aparentando que me molestaba, era evidente que no lo hacía en lo absoluto. Colocó una mano por encima mi cintura mientras acomodaba su cabeza en la simulada almohadilla que formaba el cúmulo de mantas que usábamos para dormir.

—Dijiste ya que te gustaba. No puedes retractarte.

—Es lo que tú crees.

Sonreí nuevamente cuando le vi cerrar los ojos luego de un par de parpadeos lentos, tan pasmosos como su personalidad misma. No me extrañaba que de un momento a otro decidiera tomar una siesta, por lo que puse los ojos en blanco usando una de mis manos para pasarla por su flequillo rubio, peinándolo hacia un costado para dejarle la frente al descubierto.

Yoongi no tuvo reacción alguna y, de forma inevitable, volví a liberar una sonrisa asegurándome de esconderme de sus ojos filosos y calculadores.

Hacía meses que estábamos bien. Claro que teníamos problemas de vez en cuando pero nada de magnitud suficiente como para terminar como aquella vez en la que casi decidimos salir del camino del otro. Luego de un par de días en los que tuve que ir a dormir con Yeonah (con el estúpido pretexto de que fumigarían mi apartamento nuevo y yo no podía estar ahí) y una extensa charla que me costó unos cuantos mililitros de lágrimas, Yoongi y yo decidimos continuar viviendo juntos, siendo amigos y ayudándonos en todo lo que tuviese que ver con el ámbito musical.

Él había mejorado y yo también. Aún si no teníamos el título oficial de pareja, todo el mundo decía (y sabía) que era como si lo fuésemos. Llegó un punto en el que hasta yo lo creía así; donde pensar en ser la novia "oficial" de Yoongi dejaba de parecer terrorífico o molesto, sin embargo ninguno de los dos se había atrevido a hablar de dar ese paso porque sabíamos que todo estaba bien así.

Habíamos llegado a un punto medio de entendimiento, en el que cuando Min se ponía con aquella actitud insufrible simplemente me pedía un rato para estar solo. Repetidas veces me había retirado sin necesidad de que él me lo pidiera, pues luego de unos cuantos meses había aprendido a medir su temperamento y sus altibajos. Lo mismo hizo él conmigo: cuando sabía que estaba estresada a más no poder por algún evento o cuestión con DNH, procuraba no molestarme y dejarme dormir a costa de las sesiones de sexo que tanto disfrutaba pedir pues, en realidad, Yoongi tenía bastante más apetito sexual del que aparentaba.

staged » bts; myg.Where stories live. Discover now