staged » bts; myg.

13.

Aunque no solía ver las cosas desde un punto de vista filosófico o enigmático, siempre procuraba tener algo en claro: el correcto o incorrecto no existe, todo es más bien subjetivo y la perspectiva siempre va a cambiar a partir de la cara por donde mires.

Por esa razón fue que, nada más terminar el trabajo del día presente a eso de las nueve y algo de la noche, me paré frente a la puerta de la habitación de Taehyung y toqué la madera débilmente, casi como si temiera ser escuchada. Tenía demasiadas cosas en la cabeza y tal vez estaba siendo crédula por hacerle caso a algo que ni siquiera llegaba a instinto, pero que me insistía con ahínco que por lo menos fuera a revisar que todo estaba en orden.

Yoongi me había asegurado que no había necesidad de ir a molestar a Taehyung porque de verdad estaba bien y probablemente seguiría durmiendo, pero vamos que no podía evitar sentirme preocupada. Literalmente no había salido de su habitación en todo el puto día y no es que en la hora de la comida se hubiese dejado ver en su mejor facha. Bien podría estar teniendo un colapso nervioso o algo ahí encerrado y Yoongi tan campante de la vida tomando Coca Cola mientras rapeaba a pulmón abierto en su habitación.

—¿Taehyung? —mi voz se ahogó por lo cerca que tenía la cara de la puerta, buscando captar hasta el sonido más mínimo que proviniera de adentro— ¿Estás despierto?

La luz de la habitación estaba prendida, pero no escuchaba ruido. Torcí ligeramente los labios, decidida a intentarlo una última vez antes de pegar fuga a mi apartamento. Toqué un poco más fuerte y fue ahí cuando apenas alcancé a escuchar movimiento. Joder, quizá Yoongi tenía razón y lo había despertado; de ser así, seguramente Tae me estaría odiando en esos momentos.

—Adelante.

Su voz se escuchó muy ronca y casi ahogada. Nada más le oí apreté los labios y giré el pomo de la puerta para abrir muy lentamente, como en las películas de horror cuando el estúpido protagónico va a ver la fuente de un aterrador sonido porque, claro, contra todo sentido común, lo más importante es el plot y desarrollar el drama.

Contrario a un filme de horror, Taehyung no era ningún monstruo y tampoco estaba tirado en el suelo lleno de sangre. Mucho menos le encontré al borde de un colapso nervioso. Sólo estaba acostado en la cama boca abajo, con la barbilla recargada en su almohada; auriculares blancos y lentes de descanso puestos y el móvil entre las manos, como comúnmente podría encontrársele un jueves a las tantas de la noche. Lo único que difería de su estado habitual era su semblante más pálido, ojeroso, y que su cabello se notaba ligeramente graso en la parte del flequillo, aunque no perdía para nada su cuerpo liso y sedoso, casi perfecto.

—Seori —susurró, como si no esperara verme ahí. Me quedé parada con la puerta a medio abrir y él hizo un leve movimiento con la mano, invitándome a entrar—. Pasa.

—Pensé que estabas durmiendo —estuve insegura de pisar dentro de la habitación, pero al verle sentarse en la cama me sentí con la obligación moral (ya lo había hecho levantarse) así que entré, cerrando la puerta tras de mí—. ¿Estás bien?

Me acerqué un poco y él alzó las cejas, sacándose los auriculares mientras dejaba el móvil de lado. Comparado al Taehyung de la noche anterior —incluso al de esa misma tarde—, ya parecía estar cien por ciento en sus sentidos. Había vuelto a su típico gesto calmo, de pronto animado, de pronto ido (pero por un estado natural, nada que ver con estupefacientes) y aunque su voz sonaba mucho más ronca de lo normal, mantenía ese tono tranquilo y casi sensual que lo caracterizaba.

Asintió con un sonido gutural y me observó en silencio, palmeando el lugar vacío al lado suyo para invitarme a sentarme. Noté la forma en la que me miró mientras me acercaba, poniendo especial atención a la sudadera que, estaba claro, no me pertenecía. Apretó los labios medio sonriendo en su típica manera extraña y rectangular, aunque en ningún momento mostró sus bonitos y bien alineados dientes.