20.

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Cuando mis pies dejaron de tocar la tarima del escenario, caí. Pero de menos alcancé a desplomarme en una de las sillas para no hacer el ridículo y dar de cara contra el suelo. Tan pronto como levanté la mirada me di cuenta de que los presentes en el cuarto del backstage me miraban en silencio. Incluso el amigo de Swings, que continuaba en las escalerillas esperando para subir al próximo rapero, me lanzaba una mirada de soslayo. Supuse que, o había estado muy bien, o muy terrible, pero nada importaba porque yo me sentía completamente feliz y satisfecha. El resultado más relevante era que logré dejar mi alma en el escenario; logré darlo todo de mí.

Lo logré.

Sonreí agitada, retirándome la gorra que me había puesto como accesorio al ver pasar a Nafla frente a mí en dirección a las escalerillas. Luego todo pareció seguir su curso normal, pues a la velocidad con la que las miradas conectaron en mí fue la misma velocidad a la que se desvanecieron. Me llevé una mano al pecho respirando a profundidad entre toda la euforia, y lejos de calmarme terminé agitándome más por el grito de mi nombre que se acercó como un torbellino que alborota todo a su paso.

—¡Seori!

Hoseok alargó la última vocal de mi nombre y, literalmente, me cargó del asiento para abrazarme y darme vueltas como si estuviéramos en una maldita película romántica.

—¡Hobi, joder! ¡Bájame que me mareo! —él seguía gritando, raspado y agudo como solía hacerlo cuando se emocionaba de sobra—. Mierda. ¡Hoseok!

—¡Estoy tan orgulloso! Ah, estuviste increíble —me apretó—. ¡¿Cómo es que no lo habías hecho antes, tonta?! ¡Todo el mundo te amó!

Tan pronto como mis pies tocaron tierra distinguí a Yoongi justo detrás de Hoseok. Llevaba las manos metidas en la bolsa de la chaqueta y ya no estaba sudado ni acelerado como cuando le vi antes de subirme al escenario. Me observaba en silencio, pero su mirada no era la típica con la que me enfrentaba comúnmente; tenía un brillo diferente que, a pesar de intentarlo, no fui capaz de descifrar.

—Nada mal —murmuró luego de sonreír de medio lado, pasándose la lengua por los labios—. En cuanto nos paguen procederé con la demanda para que por lo menos tengas con qué pagarme por usar mi composición original.

—Eres imbécil, Yoongi.

Me sonrió cómplice y yo sólo rodé los ojos, pretendiendo que aquella era una manera de decirme que lo había hecho bien. De todas formas daba lo mismo qué pensase Yoongi porque yo estaba satisfecha con el resultado. Hobi chasqueó la lengua y se acercó para abrazarnos a los dos por encima del hombro, uno de cada lado. Su sonrisa radiante se ensanchó, sacudiéndonos a la vez que paseaba su mirada entre nosotros aceleradamente.

—Entonces vamos a celebrarlo, ¿o no? A la hyper party.

—¿Qué fiesta? —pregunté con el ceño ligeramente fruncido, sonriendo porque su inglés era tan terrible como siempre. No me sorprendía que hablase de una fiesta de todas maneras, pues se trataba de Jung lasfiestassonmisegundoapellido Hoseok.

—¡Pues la fiesta de clausura del evento, claro! Súper VIP. ¿Es que Swings no les dijo nada?

—Pues no. Supongo que ese hijo de puta nos quiere alejados unos cincuenta kilómetros de su vista, Hobi.

—Da igual. ¡Ustedes van conmigo!

Yoongi rodó los ojos pero no fue capaz de esconder la sonrisa de medio lado que se formó en sus labios y claro que me di cuenta. Podía ser un abuelo rendido ante la vida, pero si se trataba de fiesta, alcohol, marihuana y rap en un solo concepto u oración era muy seguro que se olvidaría de su viejo interior para disponerse a pasar un buen rato.

staged » bts; myg.Where stories live. Discover now