25.

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No sé cómo, pero llegamos al edificio de Taehyung a eso de las dos de la mañana. Lo único que nos detuvo de ir a quedarnos al apartamento de Jungkook y Jimin fue mi insistencia de dejarlo para otra ocasión bajo la excusa de que debía estar en casa al día siguiente temprano por la mañana (y, vamos, que tampoco es que fuese mentira del todo: tenía una composición por terminar). Al ver la fiesta que nos habíamos montado en el bar, supuse que se pondría peor si nos reuníamos en un apartamento a continuarla, así que me abstuve de seguirles la corriente a pesar que de durante los primeros minutos no me pareció una mala idea del todo.

En el taxi de vuelta (y en general durante toda la noche) Taehyung estuvo pegado a mí como un koala, abrazándome y haciéndome cariños cada tanto. Y aunque intenté no cederle tanta confianza, todo se iba a la mierda porque el efecto de la droga me hacía reír por cualquier cosa a pesar de que intentara guardarme las carcajadas. Cuando nos paramos frente a la puerta de su apartamento tuve que ayudarle a buscar las llaves porque estaba demasiado ocupado riéndose por la forma en la que se había tropezado al salir del taxi. Y yo me carcajeaba en silencio, siseándole, pues a pesar de todo era consciente de que Yoongi podría escucharnos entrar.

—Taehyung, joder, cállate ya —regañé en un susurro, ahogando la risa que me contagiaba mientras se tambaleaba ligeramente en su lugar.

—Seori —canturreó mi nombre mientras yo buscaba las llaves en su mochila. Sus largos dedos se escurrieron sobre mis hombros y me rodeó desde atrás, cruzando sus brazos frente a mis clavículas, recargando su barbilla en mi hombro—. Hoy duerme conmigo, ¿sí?

Mis risas se detuvieron así como mis manos en la búsqueda. Giré la cabeza ligeramente para toparme con el rostro de Taehyung. Sus ojos me observaban muy fijo y su sonrisa rectangular se borró para hacer un puchero con el labio inferior, sacándolo exageradamente a la vez que ponía ojos de corderito a punto de ser enviado al matadero.

—¿Qué?

—Siempre estás con hyung. Por una vez que duermas conmigo no va a pasar nada.

—Tae, para —me sacudí ligeramente intentando girarme para verlo de frente, pero él me abrazó más fuerte negando con la cabeza—. Taehyung.

—¿Hmm?

—Para un segundo, suelta —mascullé procurando parecer lo más sobria y lúcida posible, aunque la cabeza me daba vueltas todavía y era claro que sólo estaba pretendiendo pues las palabras salían casi arrastradas de mi boca—. Tenemos que hablar, es importante.

Su puchero se acrecentó y me soltó, permitiendo que me girara a observarlo. Contuve la respiración por un segundo ante la vista. Su cabello castaño estaba ligeramente desordenado, los primeros dos botones de su camisa ya desabrochados (porque en el taxi se quejaba de que hacía mucho, mucho calor) y sus labios rosados contrastaban a la perfección con el color de su piel que me recordaba al café con leche. Joder. Maldita tentación.

—¿Me vas a decir que me quieres? —murmuró con su voz grave y media sonrisa, pasándose la lengua por los labios. Dio un paso hacia adelante pero yo coloqué una mano en su pecho, pasando saliva en el acto.

—Para, joder. Es serio —como pude formulé la frase. En mi cabeza, la Seori drogada y estúpida gritaba a los cuatro vientos que le dejara avanzar. Que me acorralase contra la pared y me atreviera a probar sus labios de densidad perfecta (si es que no lo había hecho para ese entonces)—. Estaba pensando en la fiesta del otro día. Me he acordado de cosas.

Taehyung alzó sus pobladas cejas e hizo un gesto con la boca que no tardó en convertirse en una sonrisa alargada de labios pegados. Le sentí dar otro paso adelante, finalmente yo retrocedí uno.

staged » bts; myg.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon