24.

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Dejarme envolver por la oscuridad y las repentinas luces titilantes definitivamente no había estado dentro de mis planes.

Me llevé el cuarto trago a los labios, sorbiendo entre risas por la anécdota que Jimin contaba a suaves carcajadas. No estaba muy consciente de cómo, pero luego de comer en el restaurante preferido del trío terminamos en un bar que, según entendí, también tenía el calificativo de favorito pues quedaba a unas cuantas cuadras de la universidad y los precios eran bastante accesibles. 

Me estaba divirtiendo; quizá hasta necesitaba algo así. Además, me abría más holgadamente la oportunidad de hablar con Jungkook pues en la comida no habíamos tenido ni un momento a solas.

Él sabía que buscaba abordarle. Desde que nuestras miradas conectaron quedó más que claro. Y no le notaba del todo renuente, de hecho le veía más tranquilo y extrovertido que aquella salida donde nos conocimos. Pensé que, quizá, la presencia de Yoongi de alguna forma le intimidaba. O era la falta de confianza conmigo antes, quién sabe.

—Y tuvimos que salir corriendo para que no nos alcanzara la policía. Desde entonces me da miedo acercarme a ese local cuando vuelvo a Busan. Todo gracias a estos idiotas —Jimin concluyó su anécdota, mirándome. Me contaba sobre una noche loca en su ciudad donde Taehyung se semidesnudó en un bar y salió corriendo así a la calle. Lo que me sorprendió fue saber que Jungkook le secundó y que huyeron de la ley escurriéndose entre la playa.

—No me hagan pasar esa vergüenza que yo no soy tan buena como Jimin —gruñí, ahogando una risa—. Una tontería de esas y suerte, a ver quién les saca de la cárcel.

—Ah, noona... —la voz de Jungkook salió como a modo de queja, pero no podía dejar de reírse. Los pliegues a los costados de sus ojos hacían ver su sonrisa todavía más amplia y bonita.

—¡Seori, te ha dicho noona! —vociferó Taehyung, señalándolo como si le acusara. Fruncí el ceño con media sonrisa, acompañada por Jimin que dejó salir otra suave risotada mostrando los dientes.

—Deja, Taehyung, por Buda. Eres un crío —reí ante la cara de "mierda, la he cagado" de Jungkook. Empecé a entender que el "noona" para él era algo casi automático, así que supuse que debía acostumbrarme a escucharlo.

—Venga, si Kookie puede decirte noona eso quiere decir que todos podemos —sonrió exageradamente—. Noona.

—¡Pero si no soy tu noona, idiota! Tenemos la misma edad.

—Entonces dime oppa. Jimin también es tu oppa. Dinos oppa.

—Taetae —Jimin advirtió, con sus ojos pequeñitos, pequeñitos por tanto sonreír.

—¿Qué? ¡Eres más oppa tú que yo, Jiminie! Tú eres mayor que Seori por días.

—Eres idiota, Taehyung —me quejé entre risas. Definitivamente cuando Taehyung bebía se le soltaba el cotorro que tenía atorado en la garganta y era todavía más ocurrente de lo normal.

Resultaba muy contradictorio que el Tae de horas atrás en la exposición fuese el mismo que estaba sentado a mi lado en ese momento. Parecían dos personas diferentes. Todo el enigma se había ido de vacaciones y ahora sólo quedaba un muchacho adicto al descontrol; infantil y extrovertido. Supuse que se debía a la presencia de sus amigos y la cantidad, así fuera pequeña, de alcohol en su sistema.

—Pero así me quieres, ¿verdad? —ronroneó, pasando su brazo por mis hombros mientras recargaba su cabeza contra la mía con los ojos cerrados y su sonrisa rectangular a tope.

—A veces. De lunes a viernes, de una a dos de la tarde —le molesté mirándole de reojo. La risita de sus dos amigos se escuchó por encima de la música, ahogando el chasquido de lengua sutil que Taehyung terminó soltando.

staged » bts; myg.Where stories live. Discover now