Capítulo 6

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Me despierto debido al terrible dolor muscular. Mis piernas son lo único que puedo mover con facilidad. Abro los ojos pero me arrepiento de hacerlo porque la luz natural que entra por la gran ventana, me provoca una ceguera temporal. Cuando puedo acostumbrar mis ojos a la claridad del sol, me doy cuenta que no estoy en mi habitación y que todo es demasiado grande. Me siento, todavía tapada por las sábanas y observo el lujo que me rodea. Todo está perfectamente ordenado, vacío, limpio y lujoso... Todo lo contrario a mi habitación, claro, pienso entre parpadeos pausados.

Frente a la cama de tres plazas hay una televisión de pantalla gigante colgada, a los costados hay dos armarios de pared con infinidad de cajones cerrados y un hueco para colgar perchas con ropas. También hay estantes para acomodar zapatos, un espejo de pie y una puerta entreabierta que al estirar el cuello, puedo ver que se trata del baño que es más grande o del mismo tamaño que la habitación.

Las ventanas corredizas llevan a un pequeño balcón que está cubierto por vidrio. Las cortinas blancas están un poco corridas por lo que puedo ver una pequeña porción de la gran vista que se puede admirar. El hermoso Golden Gate de San Francisco, pienso soltando un suspiro al ver el magnífico puente a lo lejos. Junto a la cama, hay dos mesas de noche negras que no tienen nada, excepto mi bolso con las pocas cosas que logré agarrar.

Del lado izquierdo de la cama, hay una gran lámpara de pie blanca como si fuera un enorme tulipán semi abierto, blanco y moderno.

Froto mi cabeza cuando recuerdo cada momento de anoche, el maltrato de mi padre, el cambio radical de mi madre, mi decisión de decirle al taxista que me lleve a otro lado, hablar con Nicholas tan decidida que apenas me reconocí. Siento el dolor en mi espalda cuando todos mis músculos comienzan a despertar, incluso tengo que carraspear varias veces porque mi garganta duele y está seca debido al apretón que me dio el hombre que se hace llamar mi progenitor. Todavía siento arder mi mejilla por la fuerte cachetada y mis párpados pesan más que ayer.

Me destapo y me quedo varios segundos sentada, abrazando mis rodillas y mirando a la nada. Luego de varios minutos, decido levantarme y caminar hacia el baño. Cuando entro, me doy cuenta de los lujos que se puede permitir Petrov. Los azulejos de las paredes son blancas y de el piso negro. Una gran alfombra azul petróleo me recibe. Hay otras dos, una para la ducha y otra para la bañera que está en un rincón, donde también se encuentran estantes negros llenos de lociones, cremas y estupideces que sólo los ricos podrían comprar. El lavamanos blanco está en una gran mesada de mármol negro donde hay una pila de toallas blancas y azules. Junto a estas, hay un recipiente de mármol grande donde hay variedad de jabones lo cual no puedo explicar por qué si parece que él vive solo. Frente a mí hay un gran espejo que ocupa toda una pared pero no sirve para verte el cuerpo entero. La ducha parece un gran cubo de cristal con vidrios semi polarizados, donde también hay un banco fijo de mármol y un panel de control para climatizar el agua. Además, el inodoro está junto a un perchero metálico donde hay batas negras y blancas.

Me miro en el espejo por primera vez y me doy cuenta que mi aspecto no combina con tanto lujo. Me acaricio la mejilla que está ardiendo y cuando lo hago, noto las marcas en mi cuello. Vuelvo a sentir los dedos fuertes de mi padre presionando mi carne y se me llenan los ojos de lágrimas. Contengo la respiración para no ponerme a llorar y aprieto mis labios con fuerza. Me lavo el rostro con abundante agua fría y luego de unos segundos, decido darme una ducha. Tardo en salir del baño, incluso considero quedarme encerrada en este cuarto por el resto de mi vida, pero reúno valor y salgo en bata. Busco mi cepillo para el cabello y comienzo a guardar mis pocas pertenencias en los cajones, pero me llevo una enorme sorpresa cuando veo que dentro de los cajones hay ropa nueva, de distintos colores y de mi talla. Frunzo el ceño mientras comienzo a revisar todos los cajones. Encuentro uno con ropa interior, otro con camisetas, otro con pantalones y otro con faldas.

Mi problema favorito #1 [EN EDICIÓN]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora