Capítulo 28

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Reproducir: Earned it — The Weekend

Arrastro mis pies por el pasillo en busca de alimento. El silencio me molesta y hace media hora puse a todo volumen mi playlist Girl Power de los 90s porque no soporto escucharme masticar. Estoy aburrida y extrañamente desde que Nicholas se fue por un viaje repentino con el señor Newman. Ni siquiera está César para jugar en el patio y todavía no me animo a pedirle a María que me preste los videojuegos de su hijo porque el pacman de mi computadora ya me aburrió. Lo peor de todo es que dentro de dos horas tengo que ir de compras con Margo y aunque me agrade, no soy fan de las "salidas de chicas", me resulta algo estereotipado y sumamente aburrido.

Entro a la cocina y por suerte no se encuentra María porque sé que si me ve buscando comida me dará una fruta. Odia que coma comida chatarra entre las comidas principales y todavía no entiende que su hijo es César, no yo. Comienzo a buscar en los estantes y encuentro un paquete de snacks salados al fondo de la segunda puerta. Abro el paquete y lo empiezo a comer de camino a mi cuarto. El murmullo de una canción de Britney Spears llega hacia mí y aumenta cuando abro la puerta. La cierro y camino hacia mi cama sin importarme las migas que voy a dejar. Me lanzo sobre el colchón y tomo el control remoto para seguir mirando videos de animales tiernos y graciosos sin quitar la música. Cuando el quinto video termina y mi paquete de snacks se vacía, reúno la fuerza suficiente para levantarme y prepararme. Odio salir, respirar aire fresco y socializar, protesta la hobbit gruñona que llevo dentro. Por un momento se me cruza por la cabeza decirle a Dakota que no podré acompañar a su hija porque cogí una gripe de la noche a la mañana y la fiebre no me deja ni parpadear, pero sé que ninguna se tragará esa excusa, sobre todo después de que Nicholas les confirmara que iba a ir.

Mi teléfono comienza a sonar y cuando lo agarro me doy cuenta que es el número del instituto. Me quedo mirando el celular varios segundos y atiendo.

—¿Hola?

—¿Señorita Hall? —Petrov ahora, pienso arrugando la nariz al recordar que estoy casada con él.

—Sí, ¿qué sucede? —pregunto esquivando los ojos de la piedra preciosa que llevo en el dedo anular.

—Queríamos informarle que ha habido un error —comenta la secretaria del director. La V de mi frente se hace más pronunciada—. Usted tiene la beca para Stanford.

—¿Cómo dijo? —pregunto parpadeando varias veces y atragantandome con mi saliva.

—Hubo un error en la información y la cuarta beca que se entrega es para usted —informa con total naturalidad mientras del otro lado del tubo yo estoy a punto de comenzar a gritar como desquiciada—. Nos gustaría que se pasara por el instituto mañana temprano para poder firmar los papeles con los directivos de Stanford —añade y sigo sin poder creer lo que está pasando.

—¿Está segura? No es una broma, ¿verdad? —pregunto acelerada con la esperanza que esto no sea un sueño y si lo es, que no me despierten nunca más.

—¿Es usted la señorita Dylan Glennys Hall? —pregunto la secretaria desconcertada.

—Sí, soy yo —comento sin dejar de asentir.

—Entonces sí. Felicidades. No se olvide de pasar por las oficinas mañana a las nueve —comenta y todavía no caigo, ni siquiera cuando la llamada finaliza. Mi cuerpo y mi mente entran en un trance que no me permite mover los músculos ni pensar en otra cosa que no sea la beca a la bendita universidad.

Me siento en la cama y me quedo mirando un punto fijo sin poder entender qué es lo que ha pasado. ¿Cómo es posible que se hayan confundido?, pienso pero mi alegría es demasiado inmensa como para ponerme a analizar las fallas que hubo en medio. Estoy feliz y en estos momentos no me importa que Margo aparezca para ir de comprar porque mi humor ha mejorado rotundamente, incluso diría que tengo ganas de ir de compras. No puedo evitarlo, subo el volumen de mi reproductor porque están pasando Dancing queen de ABBA y comienzo a bailar sobre la cama, aunque prácticamente estoy saltando mientras muevo mis extremidades como si fuera un espermatozoide.

Mi problema favorito #1 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora