Capítulo 31

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Ya no hay días y noches en esta melancólica ciudad. Ya no existe la vida, solo una nefasta oscuridad Y me gustaría saber, si detrás de esta bruma hay un destello de luz esperando por mí, esperando por todas aquellas almas que rondan por ahí.
A todas aquellas aves, Nathaniel Proulx.

Reproducir: Dusk till down  — Zayn ft. Sia

Elliot recibe una llamada mientras maneja y Natalie ha dejado de llorar después de cinco minutos, pero todavía sigue nerviosa.

—La estoy llevando, tuve un pequeño percance con Arthur —informa y rápidamente corta la llamada mirando de reojo al guardaespaldas herido.

—Tenemos que dejar a Arthur en un hospital —le grito rodeando con mis brazos a Natalie.

Estamos saliendo de la ciudad y eso no es bueno, se supone que Pierre ya debería estar siguiéndonos con varios coches de policía, pero a medida que avanzamos las esperanzas disminuyen y el sangrado de Arthur pronto se detendrá, como su corazón.

—¡Cierra la maldita boca! —grita apretando el volante.

Natalie comienza a alterarse otra vez y Lola se ha escondido entre mis piernas, con la esperanza de no escuchar los gritos de Elliot que parece más furioso a medida que avanzamos.

Luego que cinco minutos, estaciona bruscamente y es inevitable chocar las cabezas contra los asientos delanteros. Elliot se baja de la camioneta y casi corriendo llega a la puerta del copiloto.

—¿¡Qué haces!? —pregunto observando cómo arrastra fuera del vehículo el cuerpo semi inconsciente de Arthur.

—¡Si no cierras tu maldita boca, te cortaré la lengua! —y si no fuera porque me dedica una mirada furiosa que congelaría al mismísimo averno, no creería en su amenaza.

Observo todos los movimientos que hace. Arrastra a Arthur lejos del auto y lo deja tirado en el descampado, llenándose de tierra seca y completamente ensangrentado. Luego vuelve y abre la puerta de Natalie, ella comienza a llorar y a rogar que no le haga nada.

—¡No por favor, tengo mucha plata! Te la daré, pero por favor no nos hagas nada —suplica mientras la saca del auto a rastras.

Me apresuro a salir detrás de ellos y Lola me sigue, siempre pegada a mi tobillo, temblando peor que un chihuahua. Pienso en atacarlo por la espalda, pero entonces agarra a Natalie del cabello y la tira al suelo, junto al cuerpo de Arthur, para luego darle una patada en el estómago. Mi primera reacción es correr junto a Natalie para asegurarme que esté bien, pero sobre todo para protegerla de la bestia que puede llegar a ser Elliot.

—¿Cuál es tu problema? —le pregunto arrodillándome junto a Natalie y ayudándola a sentarse muy lentamente, por si tiene algún hueso roto u órgano dañado. Natalie tose y se retuerce por el dolor.

—¡Vuelve al vehículo o la próxima eres tú! —me amenaza señalando la camioneta y fijando su mirada en mí, pero me mantengo cerca de Natalie, no quiero apartarme de ellos ahora porque presiento que esto no termina con un disparo en nuestras cabezas.

—¿Qué vas a hacerles? —pregunto sosteniendo la mano de mi cuñada.

—A ellos nada si te portas bien —comenta sacando su arma. Natalie aprieta los párpados con fuerza—. En cuanto a ti... —Se rasca la cabeza con el mango de la pistola, fingiendo pensar algún método de tortura para mí—. Mis amigos tienen muchos planes en mente, señora Petrov. —Sonríe maliciosamente—. Así que ahora vamos si no quieres que tus amigos mueran —añade señalándome el vehículo con la cabeza.

Mi problema favorito #1 [EN EDICIÓN]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu