Capítulo 27

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Cuán equivocado estaba, cuántos errores había cometido... Dejar en manos de un pirata, aquello que todos deseaban. ¿Qué clase de ser cometería esa clase de sacrilegio? ¿Qué clase de idiota aceptaría seguir su juego? Sólo él, el eterno embaucado.
A todas aquellas aves, Nathaniel Proulx.

Reproducir: Never tears apartBishop Briggs / For you — Liam Payne & Rita Ora.

Abro los ojos y me encuentro con la mirada dulce de Lydia que me observa dormir. Sé que debería darme ternura, pero es demasiado extraño. Pestañeo varias veces y me tapo la boca cuando bostezo para que no sienta mi olor a bacalao en la mañana. La espalda me truena al estirarme y me froto el cuello adolorida. Dormí toda la noche en la misma posición, ahora cada músculo está acalambrado.

—No duermes como una princesa —susurra Dylan y parece decepcionada—. Pero te ves como una —añade como si hubiera herido mis sentimientos e intentara disculparse. Su inocencia me da ternura y es que me hace recordar aquellos momentos en los que mi única preocupación era que Delta y América no se pelearan por los juguetes. Nuestra amistad casi peligra a los ocho años debido a un estetoscopio de plástico.

Escucho una risa ronca y estiro el cuello para encontrarme a Nicholas acostado del otro lado de Lydia, con los ojos cerrados.

—Disculpa, ¿de qué te ríes? —pregunto aclarando la garganta.

Él abre un solo ojo y me observa risueño. Me contengo para no apartar a Lydia y besarlo.

—Que Lydia tiene razón, no duermes como una princesa —comenta estirándose, al hacerlo, su camiseta se levanta un poco dejando al descubierto su estómago firme y plano. Hace calor.

—Pero sí lo eres —comenta Lydia cuando ve que miro de mala manera a Nicholas, como si intentara que no haya peleas.

—Sí, como Fiona de Shrek —añade Nicholas sentándose en la cama.

Agarro mi almohada y se lo lanzo en la cabeza. Él se ríe y Lydia nos mira preocupada. Mientras Nicholas se levanta me doy cuenta que a la pequeña no le gustan las discusiones, aunque sean muy tontas. Así que para que cambie su expresión triste, la animo a que se levante para poder preparar el desayuno. Cuando Nicholas sale del baño, los dejo solos para cepillarme los dientes y lavarme la cara. A los pocos minutos estoy por salir pero escucho la conversación que están teniendo tío y sobrina.

—Ella me agrada —comenta Lydia.

—A mí también pero shh, no le digas o me molestará todo el día —le confiesa Nicholas y sonrío.

—¿Entonces no se pelean? —pregunta la niña esperanzada—. Mis papás siempre están peleando —añade y puedo sentir su tristeza.

—No, no nos peleamos —responde Nicholas obviamente mintiéndole a la niña—. Y no debería escuchar las conversaciones de sus padres, jovencita —la regaña dulcemente porque es imposible enojarse con una niña como Lydia.

—No quiero que se separen —murmura Lydia.

—¿Tus padres? Ellos no se van a separar, se aman mucho —informa Nicholas.

—¿Tú amas a Dylan, tito? —pregunta curiosa y escucho que él carraspea pero no contesta. Pego la oreja a la puerta para escuchar mejor, pero no dice nada.

—¿Quieres cabalgar más tarde? Chloe te está esperando hace semanas —pregunta Nicholas ignorando la pregunta de la niña.

—¡Sí! —grita emocionada, olvidando cualquier cuestionario que tenía en mente para su tío. Maldición Lydia, coopera—. ¿Ginger ya tuvo a su hijito?

Mi problema favorito #1 [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now