Capítulo 25

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Suelen decir que los problemas se arreglan con el pasar del  tiempo. Han pasado varios meses y todavía sigo lamentando tu partida. Me dejaste devastado y no entiendo por qué te fuiste. Si tan solo supiera por qué cambió todo... Tal vez te comprendería,  tal vez regresarías.

— Tormentosa pasión, Nathaniel Proulx.

América protesta mientras Bryanna le dice que las guirnaldas están mal colocadas. Mi amiga rubia resopla y le contesta que si es tan experta en decoración, se suba ella a la escalera de madera. Han estado así toda la semana, pero todavía no llegaron a morderse porque sus discusiones se basan en gruñidos e insultos hirientes entre dos personas que tienen demasiada autoestima como para no sentirse mal.

Delta apoya una caja sobre la mesa en la que estoy pintando una estrella de madera. Mientras no estaba, decidieron que la fiesta en blanco y negro iba a ser una mezcla entre fiesta de invierno brilloso y Hollywood, todo esto se debe a que América y Bryanna no aceptaban que sus ideas no se hayan elegido. Delta resopla y comienza a desenredar las luces blancas que irán en el escenario.

—Si hay algo que definitivamente no voy a extrañar del instituto son los bailes —se queja y pelea con los cables que se vuelven a enredar como si tuvieran vida propia—. Y obviamente las peleas de estas dos —añade señalando a Bryana y a América con la cabeza porque otra vez están discutiendo, aunque ahora se debe a que el DJ que llamaron les canceló a último momento.

—Deberías decirles que tu novio es DJ —comento pasando el pincel repleto de pintura azul pastel—. Así se dejan de molestar...

—Sí, pero es divertido verlas discutir, parecen dos gatos en celo. —Niego con la cabeza y bostezo cuando comienzo a pasarle purpurina a la pintura fresca—. Y... ¿Cómo va todo? —pregunta y no volteo a verla porque sé que quiere saber qué pasó todo este tiempo en el que estuve suspendida, precisamente quiere saber qué pasó con Nicholas.

—Sabes que estuve aburrida estas dos semanas, casi entro en coma por el aburrimiento —le aseguro sin mirarla y entonces ella deja de hacer sus tareas para ponerme atención—. ¿Qué?

—¿Qué pasó con Nicholas? ¿Y por qué ahora es él el que te trae a la escuela? —pregunta cruzada de brazos.

—Apareció mi padre... —comento esquivando su mirada interrogadora.

—¿Qué? —pregunta sorprendida—. ¿Y ahora qué quiere?

—Arreglar las cosas...

—¡Qué hijo de...! Lo siento, pero ¿con qué cara? —pregunta indignada.

—Irá a la boda, pero Nicholas no está muy contento con esa idea... Yo nada más quiero que vea cómo funcionó todo lo que él pretendía.

Delta no dice nada y de repente siento que apoya su cabeza en mi hombro, como si se compadeciera de mí. Nos quedamos en silencio y de fondo sólo se escuchan las discusiones de Bryanna con América, aunque ahora no están discutiendo entre ellas sino que su víctima es un compañero que acaba de romper la bola de boliche.

—Me agrada la idea que Nicholas te proteja de tu padre —comenta pensativa—. Aunque no me pidas que sea su fan número uno de la noche a la mañana.

—Me regaló un anillo de compromiso —comento y ella voltea de repente. Le muestro mi mano y ella se queda mirando el anillo por varios segundos como si estuviera en una hipnosis.

—Uf, si hace regalos así quiero que sea mi papichulo —comenta sin quitar los ojos del anillo. Pongo los ojos en blanco y comenzamos a reírnos—. Sabes que mi amor platónico es sexy calvo.

Mi problema favorito #1 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora