Capítulo 26

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Luego de haber escrito lo que había ocurrido, entró su madre con una expresión de preocupación en el rostro, como si de alguna forma se hubiese enterado del desafortunado episodio

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Luego de haber escrito lo que había ocurrido, entró su madre con una expresión de preocupación en el rostro, como si de alguna forma se hubiese enterado del desafortunado episodio.

—¡David! ¿Te encuentras bien? —preguntó asustada. Al ver su estado se alteró un poco más. Se acercó en grandes zancadas hasta que tomó el rostro de David en sus manos. Él miró su triste rostro—. Lo siento tanto cariño ¿Cómo pude quedarme dormida? —Se reprochó—. ¿Te tomaste la pastilla? ¿Qué ocurrió?

—Me desperté porque sentí que me ahogaba —explicó algo incómodo—. Las almohadas se me habían caído, y no me tomé la pastilla de las tres y media. Como me quedé dormido... es mi culpa.

—No —Se apresuró a decir Cristal—. Es mía. Yo entré y te vi durmiendo tranquilo, así que fui a ver la tele en la sala, pero también me quedé dormida y se me olvidó levantarte para que te tomaras tu pastilla. Me desperté por un sonido extraño, me costó comprender que era. Subí lo más rápido que pude al suponer que eras tú. Lo lamento tanto... —De sus ojos escaparon pequeñas lágrimas que secó con suavidad, luego abrazó a David con ternura—. Si te sientes mal avísame, así llamo al doctor, si quieres podemos ir al hospital y...

—Estoy bien. No te preocupes mamá, no volverá a pasar. Anotaré todos los síntomas que tenga, y estaré pendiente de mis pastillas. Lo prometo.

—Está bien. No insistiré en llevarte al hospital. Dormimos demasiado, y tú aún no has almorzado. Te prepararé un aperitivo ligero para que te llenes un poco el estómago y soportes hasta la hora de la cena ¿De acuerdo?

—Sí mamá.

—Genial. —Depositó un tierno beso en su mejilla, se separó, tomó la bandeja con los dos platos intactos y salió de la habitación.

David se quedó mirando cómo se alejaba, hasta que finalmente la puerta se cerró. Dejó escapar un suspiro de frustración, bajó la mirada al suelo mientras apretaba con fuerza ambos puños «Maldición... sigo siendo un inútil en todo. Si tan solo no sufriera de esta enfermedad podría ayudar y no me tratarían como un muñeco de trapo»

Ya había aprendido a vivir con su enfermedad, sí, mas esos pequeños eventos desafortunados, de manera inevitable le hacían formular muchas preguntas y reproches hacia esa condena. «Aprender a vivir con las cadenas no significa que debas amarlas»

Se sentía sucio, así que se propuso a dar otro baño, esta vez de agua normal, y no tibia. Necesitaba enfriarse la mente, y eso fue lo que hizo. Entró a la ducha y dejó que las gotas frías recorrieran su cuerpo. Inmediatamente se sintió más relajado, pero los recuerdos llegaron a su mente como estrellas fugaces en una noche a la deriva.

El sueño fue traumante. Todavía recordaba las voces guturales, amorfas que resonaban en aquel lugar. Las expresiones de decepción y de tristeza de ambos amigos, al igual que el miedo que experimentó. Fue todo tan real que por un momento creyó que quizá no era un sueño. Su cuerpo sintió un escalofrío, y prontamente su expresión se endureció lleno de preocupación. Al verlos estar al borde de la muerte y no poder hacer nada para salvarlos, no sólo era frustrante sino que también triste.

La diosa del bosqueحيث تعيش القصص. اكتشف الآن