Capítulo 8: Sentimientos Inesperados

57.9K 4.8K 2.6K
                                    

Louis y Harry llevaban ya un buen rato limpiando mesas en silencio, un silencio bastante incómodo para ambos. La tensión casi podía respirarse en el aire junto con el olor a productos de limpieza.

Cada uno se mantenía encerrado en sus propios pensamientos intentando evitar las miradas o las palabras entre ellos. Durante todo el rato que llevaban pasando de un aula a otra para limpiar apenas habían compartido un par de palabras. No era para nada como Harry se lo había imaginado en un principio.

Ya se encontraban en la última clase y en cuanto terminaran serían libres para irse de allí, cosa que ambos deseaban. Tenían que limpiar todas las mesas, las cuales parecían una gran sopa de palabras y garabatos; también las pizarras y barrer el suelo. Los dos estaban ya agotados para esos momentos y se limitaban a hacer las cosas con desgana.

—¿Me pasas la bayeta? —preguntó el chico de rizos rompiendo el silencio.

Louis cogió el trapo amarillo que se encontraba a su lado y se lo lanzó al ojiverde. No solía tener muy buena puntería, y la bayeta fue a parar justamente a su cara. Harry se la quitó de encima molesto mientras el otro chico soltaba una sonora carcajada.

—Idiota —masculló.

—Amargado —contraatacó Tomlinson.

—Friki.

Louis prefirió no seguir contestando y en su lugar cogió otro trapo de limpieza y se lo lanzó al ojiverde.

—Eso ha sonado a declaración de guerra, ¿me equivoco? —Harry alzó una ceja.

—¿Aún no has tenido suficiente guerra? —interrogó Louis divertido.

Harry le dedicó una mirada desafiante y cogió la bayeta para tirarla de nuevo contra él. Y, como había predicho, ese fue el inicio de su segunda batalla del día. Aunque esta vez, al menos, sólo se dedicaban a lanzarse cosas entre risas persiguiéndose como dos niños alrededor del aula.

El chico de rizos jamás había visto esa faceta en su compañero de equipo. Tomlinson no era una persona que acostumbrara a reir pero, por alguna razón, ese día lo estaba haciendo y él tenía el privilegio de poder verlo. No podía comprender como era capaz de no reir todos los dias con esa preciosa sonrisa de dientes perfectos que tenía y su contagiosa risa a carcajadas.

«Para de pensar eso.» le dijo una voz en su conciencia «Es Tomlinson, ¿recuerdas? Él no va a ser tu amigo y mucho menos algo más.»

Él prefirió sacudir su cabeza e ignorar aquellas palabras.

—Eres idiota, ¿sabes? —dijo Louis aún riendo mientras intentaba recuperar el aire que pedían sus pulmones.

—Un poco de respeto ¿eh?, que soy tu capitán —contestó el ojiverde en el mismo tono.

—Y yo soy mayor que tú.

—Por un mes, ¿cuánto es eso?

—Treinta y un días.

Ambos estallaron en carcajadas. Quizás nada de aquello tenía mucho sentido. Unas horas antes estaban peleándose en el suelo del patio y de un momento para otro se estaban riendo entre conversaciones estúpidas. Definitivamente Harry estaba feliz con el resultado de su plan.

—Creo que deberíamos terminar de limpiar e irnos —sugirió Louis.

El ojiverde estuvo de acuerdo y en poco tiempo terminaron sus tareas, esta vez de una manera más relajada. La tensión entre ellos parecía haberse esfumado tras las risas y eso hacía que fuera menos incómodo. Cuando hubieron dejado todas las cosas de limpieza y el profesor encargado comprobó que habían cumplido con su castigo se dirigieron a la puerta de salida del instituto.

El Secreto de Louis Tomlinson (M-PREG) Larry StylinsonWhere stories live. Discover now