Capítulo 14: Mi otro yo

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Se miró de nuevo en el espejo, poniendo la percha que sostenía una camisa de color azul sobre su pecho desnudo. Miró la prenda dudoso y repitió su acción con otra camisa, esta vez blanca. Por alguna razón ninguna de aquellas camisas que tenía en su armario le gustaban. Él quería ponerse una de sus camisetas de manga corta con algún estampado de sus grupos de música preferidos, pero, por desgracia, no podía dejar a la vista sus cicatrices.

Por más que lo evitaba su mirada se dirigía muchas veces a lo largo del día a sus muñecas y levantaba sus mangas para ver de nuevo aquellas marcas de cortes que él mismo se había hecho. Elizabeth le había limpiado y curado las heridas tras despertarse aquel horrible día y poco a poco iban sanando, aunque la verdadera herida del corazón de Louis no era tan fácil curar.

Miró de nuevo hacia el espejo. Su reflejo mostraba un cuerpo de deportista, con sus músculos bien marcados. No necesitaba hacer fuerza para que sus biceps estuvieran duros y su tableta de abdominales estaba perfectamente formada. Incluso sus piernas se veían atléticas a través de la tela de los pantalones vaqueros. El ojiazul sabía todo el esfuerzo y las horas de gimnasio y fútbol que le habían llevado a estar así, pero él estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de no dejar su lado femenino salir a la luz.

Desde pequeño siempre había querido ser un niño. Él no era como esas niñas que lloraban cuando se caían y se hacían heridas en las rodillas, él era fuerte. Recordaba cómo su madre siempre le repetía que daba igual lo que dijeran los demás, él era alguien especial con un secreto que no debía ser sacado a la luz bajo ninguna circunstacia. Aquellas palabras se habían quedado realmente grabadas en su mente.

Louis se había esforzado toda su vida por guardar ese secreto, alejándose con ello del mundo. Tener amigos implicaba que ellos quisieran conocer aquellas cosas que ocultaba y no podía hacer eso. Si la gente se enteraba de que él no era del todo un chico le echarían del equipo de fútbol, le tratarían como a un bicho raro, se burlarían de él. Y Louis no quería eso.

Le hubiera gustado que aquello que dijo la profesora de biología le hubiera ocurrido también a él. Que los médicos hubieran eliminado su parte de mujer y que pudiera ser un chico normal y corriente como lo eran sus compañeros de equipo, como lo era Harry. Pero por desgracia, las cosas no eran así para él y tenía que aceptarlo.

Visto desde fuera su vida era una completa basura.

Desde pequeño él había visto como su padre bebía en exceso, como llegaba borracho a casa a altas horas de la noche apestando a alcohol y a tabaco y, lo peor, como gritaba a su madre cada vez que esta le reprochaba su comportamiento despertando a Elizabeth. Ella siempre se levantaba de su cama y se metía en la de Louis para dormir abrazada a él, mientras su hermano le susurraba que todo estaría bien aunque supiera que eso no era verdad.

Su padre, del cual ni siquiera pronunciaba el nombre, había sido alguien inexistente para el ojiazul como una figura paterna. El único ejemplo que el recibía de él era el de beber hasta no poder más y después pasarse los días durmiendo, aunque de algún modo le había servido para saber que él no quería ser así. No iba a seguir su ejemplo.

Johannah, en cambio, había sido diferente. Ella solía ser una buena madre, cariñosa, atenta y preocupada por sus hijos. Louis podía recordar los cuentos antes de irse a dormir, los abrazos, los juegos, las risas... Pero todo aquello era antes de que su padre hiciera explotar su burbuja de felicidad.

Aquella noche aún era un recuerdo claro en la mente del ojiazul y aún podía oir los gritos a la perfección, y los sollozos y lágrimas de su madre. Él paso del tiempo no había podido eliminar de su mente la memoria de aquel primer puñetazo. La mejilla de su madre morada como aquellas flores que ella solía plantar y colocar en las ventanas. Estas se marchitaron, pero su madre nunca más volvió a plantar flores.

El Secreto de Louis Tomlinson (M-PREG) Larry StylinsonOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz