CELO

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Aquel aroma a hierbabuena que emanaba del alfa se había quedado impregnado en su ropa, el olor había entrado por su nariz haciéndole sentir un un cosquilleo en su estómago y un escalofrío recorriendo su espalda, sus mejillas comenzaron a teñirse de carmin y su cara se calentaba por completo a la vez que un temblor en sus piernas hacia aparición junto con una humedad en su entrada, su celo había llegado, pero ¿como era eso posible? se había adelantado demasiado, su desesperación iba en aumento provocándole que corriera hacia el baño encerrándose dentro. Realmente odiaba estar en ese estado, eran los tres días más insoportables de su existencia desde que tenía 15, detestaba sentir la necesidad de ser sometido por un alfa y ahora era su culpa, aquel aroma, ese hermoso rostro, su gran presencia, todo eso estaba en su mente haciendolo garras. El hecho de haber entrado en celo antes de tiempo lo sacaba de sus casillas, no lograba entender nada, solo que tenía la necesidad de ser tocado, de ser marcado, no quedaba más que hacer lo por si mismo para tratar de calmar la desesperación.

Masumi había terminado de firmar el alta de Víctor, estaba listo para llevarlo a su casa, se dirigió a la habitación del alfa en cuestion y no estaba ahí —Cierto, lo mande con el ramo para Katsuki — se dirigió hacía la habitación del japonés y mientras más se acercaba al lugar sentía como un dulce y delicioso aroma a se adentraba en sus fosas y tensionaba su cuerpo, ¿que rayos era eso? Generalmente en el hospital estaban conscientes de quienes y cuando entrarían en celo, se llevaba u eztricto control y era por ello siempre se les daban supresores, ¿cómo era posible que hubiera un omega en celo y nadie lo sabía? Por que ese aroma pertencía a un omega de eso no había duda y eso era malo, muy malo, aquel aroma podía alterar a todos los alfas del hospital haciendo que entraran en celo y en ese momento tendrían un verdadero problema; Corrió hacía donde el aroma se hacia más fuerte dandose cuenta que provenía de la habitación del mismísimo Yuuri, entró sin encontrar a nadie en el lugar, pero el aroma era persistente, al final se percató de donde provenía, estaba en el baño, forcejeó la puerta un momento sin conseguir nada.

Su aroma era demasiado fuerte, a él como alfa le estaba costando mucho trabajo calmarse, por lo que optó como mejor opción salir de la habitación y llamar a alguna enfermera, necesitaría ayuda de un beta u omega para poder dar supresores al chico y calmar todo esto antes de que se saliera de control.

Víctor había salido corriendo para directo a un baño, entró y se  mojó la cara con abundante agua fría para tratar de calmar su ansiedad y enfriar su cabeza ante aquella situación, para él era más que obvio que su cuerpo le estaba haciendo una mala jugada, eso debía ser, era lo único que podía pensar ante el hecho de que por más que lo tratara no podía sacar a ese chiquillo de su cabeza, el escucharle cantando esa canción había logrado estrujarle el corazón y le había hecho llegar hasta a las lágrimas, —¡NO! ¡NO!... Nadie debe hacerme sentir eso, no puedo sentir nada por nadie solo Yusuke, no puedo dejar que mi patética condición de alfa me manipule y engañe— el peliplata estaba total y completamente aferrado a Yusuke, a sus ideas y solo conocía una manera de evitar que su cuerpo le fuese a traicionar: supresores.

Sabía donde conseguirlos, Masumi, siempre llevaba un frasco con él, como alfa y doctor era seguro que tendría. Así que estaba decidido iría a buscarlo y se haría de ese frasco y con ellos evitaría que el japones o cualquier otro omega pudieran afectarle. Se encaminó al consultorio cuando el aroma de Yuuri nuevamente llegó hasta él, pero era diferente, esta vez era más fuerte, más sugestivo, su vista comenzaba a ponerse borrosa y su cuerpo sumamente caliente, camino un poco más y ahí en la habitación del nipón oía los gritos de una mujer, sus sentidos se apagaron y corrió hacía la habitación  encontrando a la enfermera ahogada en llanto tratando de alejar a quien parecia un paciente que estaba sobre Yuuri quien estaba en el piso, con velocidad se acerco y  quito de un empujón al alfa enloquecido mientras se quitaba su gabardina y la colocaba en el omega.

ENTRELAZADOSWhere stories live. Discover now