Víctor es un joven alfa triste que perdió a su prometido en un accidente y al negarse a progresar intenta reiteradas veces suicidarse hasta que un día conoce a Yuuri, un omega que es atendido en el mismo hospital al cual él llega, al principió Vícto...
—Si pudieras escoger en que revivir ¿qué sería?— el castaño tenía su mirada fija en el peliplata quién abrazaba al mismo mientras parecía pensar seriamente la pregunta —No lo se, creo que no importa realmente, sea lo que sea terminaré buscándote para seguir a tu lado— el omega sonrió mientrad sus mejillas se pintaban de un adorable rosa pálido —¿de verdad? ¿No quisieras intentar enamorarte de alguien más?
—No necesito a nadie más mientras tu existas en este universo.
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Todo aquello golpeaba su cabeza con fuerza, eran muchas cosas en un sólo momento y llegaban a él como grandes olas golpeándolo en el mar. Con miedo acerco lentamente su mano hacia el pecho del nipón, con suavidad tocó aquella cicatriz, acarició toda su extensión de arriba a abajo y al sentir el latido de su corazón sus ojos se llenaron de lágrimas, Yuuri se quedo ahí, quieto, tratando de entender que sucedía a su vez que los cálidos dígitos del mayor hacían que cientos de sensaciones atravesarán su cuerpo ¿acaso le fue asqueroso ver la cicatriz? ¿Le molestaba que fuera una persona reparada?
Mientras él omega trataba de entender aquella situación el alfa lo tomo por los hombros y lo atrajo hacia él despareciendo así cualquier distancia, le tomó por la nuca mientras que su otra mano rodeaba tiernamente su cintura —Yuuri, estoy tan feliz de que estés bien.
Tenía un nudo en su garganta que le impedía pronunciar palabra alguna, pero ¿qué podía decir en esa situación? No había palabras para explicar lo suficientemente bien aquella escena —Yuuri, lo siento, no quería asustarte... Todo estará bien, yo estoy aquí contigo— titubeo un poco al hablar mientras Yuuri se dejaba envolver en aquel cálido abrazo, uno que dejaba una extraña sensación de vacío en su pecho.
Se separó de él viendo fijamente aquellos profundos orbes marrón, esa mirada que le atravesaba el alma —Vamos Yuuri, hay que desayunar, debo llevarte a casa o tu madre se preocupará aún más de lo que imagino ya estará— el azabache simplemente asintió mientras todas aquellas dudas comenzaban a rondar en su cabeza —Víctor ¿éstas bien?— el alfa asintió con una sonrisa en su rostro mientras que guiaba al nipón a su baño —Duchate mientras tanto yo prepararé el desayuno— besó su frente y aún con aquella sonrisa cerró la puerta dejando al confundido omega en aquella habitación.
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Masumi sentía un intenso desasosiego mientras recorría aquel camino que conocía de memoria, el cielo seguía dominado por aquellas nuves que amenzaban con un gran torrencial. Sabía que debía haber realizado aquel viaje desde hacia mucho tiempo, realmente deseaba hablar con él más que con cualquier otra persona, contarle todo lo que pasaba, pero el trabajo lo había absorbido y más aún después de todo lo que paso tras conocerse Yuuri y Víctor. La gran puerta de madera sonó ante los golpes del alfa, aguardo un momento para después ser recibido por una gran sonrisa —Doctor Masumi, me alegra verlo.
—Buenas tardes señora Momonari, lamento molestarla, solo quería hablar un poco con él — la señora de cabellos castaños y algunos toques plateados en su cabello permitió la entrada al doctor quien sonreía —No se preocupe doctor, usted sabe que siempre lo recibiremos, además estoy seguro de que desea escucharlo, por favor pase— el castaño entró y fue encaminado hasta una habitación donde entró siendo recibido por otra gran sonrisa —Hola, lamento mucho no haber venido antes, últimamente he tenido mucho trabajo y las cosas se han puesto interesantes con Víctor... Sabes él... Creo que encontró a su destinado— llevó su mano a su cuello sobandolo al sentir la pesadez de sus palabras ante una mirada que parecía inmutarse —Su nombre es Yuuri, un chico con él que habías hablado una vez, él... Es muy amable, le gusta la música y es apasionado al respecto y al igual que con otras cosas y lo que me alegra aún más es él cambio en Vitya, ya no parece más aquel muñeco sin vida, el sonríe cuando está junto a Yuuri, sigue siendo estúpido e impulsivo al hablar pero, la felicidad parece haber vuelto a él.
