MUÑECO

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—Masumi... Masumi...— podía escuchar su nombre a lo lejos, una suave voz le llamaba, pero la agradable cálidez que sentía hacía que fuera realmente difícil abrir sus ojos, no quería que ese calor desapareciera, quería conservarlo junto a él —Masumi... Soy yo... Yuuri— escuchar ese nombre causó que sus ojos se abrieran casi de golpe para llevarse con la sorpresa de estar rescostado sobre el regazo del rubio que recién ayer atendió. Se había quedado dormido justo después de hablar con las enfermeras que le había traído información a cerca de él.
—Se llama Christophe Giacometti, es de origen suizo, llegó aquí hace casi 10 años, la dirección a la que le fue brindado el permiso pertenece a un señor llamado James Galson, solo sabemos que es de origen americano.

—¿que parentesco hay entre ambos?

Hasta ahora según sabemos en base al registro de la visa era esposo de su difunta hermana pero más allá de eso no sabemos nada... Bueno hay algo más que debería saber... Bueno él...

—¿Masumi? ¿Estas bien?— agitó su cabeza tratando de aclarar sus pensamientos mientras se ponía de pie y acomodaba un poco sus ropas —Realmente lo siento, ayer llegué con la intención de revisar su presión y dar un medicamento pero lo vi dormir tan tranquilamente que no quise despertarlo— Yuuri sonrió observando al rubio quien parecía haber disfrutado de aquella compañía, se le veía dormir plácidamente, como él solía hacer cuando se encontraba con Víctor —Escuché lo que pasó ayer ¿éstas bien?

—Si, de momento sólo es cansancio y un poco de estrés, él es quién me preocupa — comentó mientras hacia seña al nipón para salir de la habitación dejando al omega dormir tranquilamente. —Espero que mejoré pronto— comentó tranquilao mientras ambos caminaban hacía el consultorio del castaño, que a pesar de haber pasado la noche en el hospital se veía extrañamente tranquilo —Dime Yuuri, ¿Víctor esta listo para su prueba?— el azabache asintió con felicidad mientras tomaba asiento frente al mayor —Masumi, he venido por dos razones, una es ofrecerte disculpas por todo, se que mi familia ha sido insistente en encontrarme y tú solo has sido un gran amigo y nos has ayudado como nadie, yo... Yo de verdad lamento mucho todos los problemas que te hemos causado— el castaño sonrió mientras observaba en Yuuri una sonrisa que no había visto nunca, una sonrisa que denotaba en él lo que era la felicidad, la esperanza de un nuevo futuro — ¿y la segunda cosa? — sonrió levemente mientras al nipón se le subía el color a la cara y trataba de ocultarlo —Si... Am bueno, verás, mi celo está cerca y yo... Bueno he pasado ya por dos celos desde que conocí a Víctor y este sería el primero en que estemos juntos y bueno... Yo... — sus palabras fueron rápidamente suprimidas al escuchar la voz alarmada de una enfermera que golpeaba la puerta.

Masumi se puso rápidamente de pie para acelerar su paso y abrir la puerta —Doctor Masumi tenemos problemas, el chico que trajo ayer despertó, se alteró demasiado y comenzó a atacar a las enfermeras— la mirada del mayor se transformó en preocupació...

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Masumi se puso rápidamente de pie para acelerar su paso y abrir la puerta —Doctor Masumi tenemos problemas, el chico que trajo ayer despertó, se alteró demasiado y comenzó a atacar a las enfermeras— la mirada del mayor se transformó en preocupación al escuchar aquello. No espero ni un segundo para salir corriendo hacia aquella habitación. Tan pronto llegó observó algunas enfermeras bloqueando la puerta y al joven omega arrinconado en una esquina, su mano sangraba por haber arrancado su catéter, su mirada transmitía miedo, horror, algo había pasado para que hubiera pasado de aquel tranquilo omega que dormía plácidamente, a este chico que deseaba huir a toda costa.

—Christophe, por favor, tranquilizante, necesito que te calmes o ellas te sedaran y no queremos eso.

—¡no! ¡Ellas quieren traerlo! ¡No quiero! ¡No quiero! — gritaba con desesperación mientras lanzaba una almohada y daba manotazos al aire. Yuuri no pudo evitar seguir al castaño llegando hasta ahí y acercándose al mayor —Se que no debería estar aquí, pero... Por favor, déjame ayudarte, puedo tratar.— Era sabido que los omega podían usar su aroma para tranquilizar a los demás, pero ¿funcionaria en esta ocasión? ¿O Yuuri tenía otra cosa en mente? mordió levemente su labio para después dar un pesado suspiro —Está bien Yuuri

—Pero necesito que salgan de la habitación, por favor— Masumi realmente no estaba seguro de que era lo que el nipon tenía en mente, pero debía intentar algo para evitar llegar a la sedación, realmente no quería hacerle algo así al rubio —Por favor, salgan todos, dejaremos que el joven Katsuki nos ayude con esto— las enfermeras se miraban mutuamente sin entender muy bien lo que pasaba, pero no podían hacer mucho al respecto, así que simplemente aceptaron la orden y salieron del lugar seguidas por el doctor quien seguía sin estar realmente convencido —No te preocupes Masumi, se que puedo hacer esto.

—Cree me que no lo dudo.

La puerta se cerró detrás de él, el rubio observaba confundido aquella escena y poso su mirada sobre el azabache —Hola, mi nombre es Yuuri ¿puedo saber el tuyo?— le miraba indeciso y con miedo, pero con la extraña sensación de que debía confiar en él —Chris, Christophe Giacometti.

Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de ambos mientras Yuuri con un pasó lento se acercaba a la cama del joven —¿estás bien? ¿necesitas ayuda? aunque no puedas creerlo el Doctor Masumi es muy amable y puede ayudarte en lo que necesites, yo también claro está.

—¿D-De verdad el puede ayudar me?

—Claro que si, solo debes confiar en él— ofreció la mano al menor esperando aceptará, esperando que pudiera sentirse aunque fuera un poco seguro, esperando que aunque fuera un poco de sus miedos se fueran lejos. Acercó su mano aún temblorosa hacia él intentando creer en sus palabras, intentando creer que todo lo que decía era cierto, pero ¿porque? ¿Porque debía creer le? ¿Porque le costaba tanto confiar? —Todo estará bien Chri— esa sonrisa, esa sonrisa debía ser la más amable que había visto en su vida, tanto que le hizo confiar, terminó tomando la mano del omega contrario sintiendo como su aroma lo envolvía y haciéndolo llorar tanto como lo había deseado desde hacía tiempo.

Masumi tenía la capacidad de creer en Yuuri, sabía que a pesar de su poca experiencia en el mundo exterior él era capaz de hacer que las pero as se abrieran a él y sintieran esa confianza que en algún momento pensaron perdida, pero en ese momento quería saber, quería entender que era aquellos que provocaba aquel dolor y miedo en el rubio. Se acercó a la puerta tratando de poner atención y escuchar aquellas palabras que ambos decían.

—Chris , puedes decírmelo, puedes contarme todo aquellos que te haga daño y juro que nadie lo sabrá— el rubio limpió sus lágrimas mientras tomaba asiento en la cama —Yo... Me cansé, me cansé de ser su muñeco, me cansé de estar vacío...

Al oir aquellas palabras, Masumi sintió que un nudo se formaba en su garganta y no pudo evitar apretar su puño con ira contenida, especialmente ante el siguiente lamento del joven omega rubio:

—No puedo darle un hijo, para eso me trajeron, ese es mi propósito en esta vida y nisiquiera eso puedo hacer, entonces... ¿Pará qué sirvo? ¿Cuál es mi razón para vivir?

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Por fin!!! Después de meses ausente, al fin habemus actualización!!!! De verdad agradezco que respetarán tan pacientemente, se que es un poco corta pero de momento ya está. Se que aburro con lo mismo, pero de verdad gracias por seguir aquí, gracias por leer, votar y/o comentar. Lo agradezco infinitamente.

Espero que les guste el capítulo, la verdad es que esta a emocionada porque el bebé Chris debía salir, aunque las cosas parecen mal, no se preocupen, todo irá mejor. 😉 De momento me despido y os leemos a la próxima.

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