EMPEZANDO DE CERO

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La inmensa arboleda cubría por completo a lo largo y ancho aquella gran plaza y con su enorme sombra brindaba un aura de quietud y serenidad a sus paseantes. Parejas, amigos, niños correteando, jugando y sonriendo, todos ellos disfrutando de la belleza brindada por la naturaleza, todos menos una pareja, ellos parecían ajenos a todo lo demás, estaban inmersos en su propio mundo, sumergidos en un universo paralelo donde solo podían escuchar los fuertes latidos de sus corazones rebosando dentro de sus cuerpos, sentían esa ligera y fina capa de sudor causada por el calor de ambas manos en contacto.

Era como si estuvieran juntos, pero de alguna manera separados, a pesar de llevar ambas manos entrelazadas sus mentes divagaban un poco; continuaban con las mismas dudas desde que empezó el día ¿estarán ambos en lo correcto? Y de ser así ¿qué tan difícil sería salir adelante con la relación?. Yuuri fue el primero en darse cuenta que pensar en ello solo le hacía sentir más inseguro, pero ¿cómo no estarlo? Él estaba completamente seguro de que el alfa a su lado era su pareja destinada, podía sentir su corazón volverse loco al verlo, sentir el calor subir en su cuerpo y no lo negaría, también una enorme necesidad por sentirse tocado por él cada vez que aquel aroma suyo se adentraba en sus fosas. Sabía que ha no ser por los supresores ya estaría ahogado en ese ferviente deseo y arrodillado frente a él implorando ser tomado.

Víctor solía ser una persona feliz, alegre y carismática, era normal que las personas cayeran bajo su encanto, pero después de perder a Yusuke se convirtió en alguien retraído, antisocial, triste, siempre estaba a la defensiva y era sumamente depresivo, estaba completamente seguro que nada ni nadie podría devolverle la felicidad y el amor que su amado le proporcionaba; y ahora ahí estaba, sujetando una pequeña y suave mano que no era la de su amado; era tan pequeña, tan tersa y un poco temblorosa, delataba lo nervioso que el menor se encontraba, pero aún así se sujetaba con firmeza; dio un ligero apretón que hizo volver en si al azabache, recordandole su situación, que ahora estaba tomando aquella cálida y firmé mano.

—Yuuri, ¿ya comiste algo?— decidió romper aquel silencio que ya comenzaba a ponerlo nervioso y sabía que eso no pararía en algo bueno. —No, yo...— el chico comenzó a reír, había despertado un poco tarde y después de la llamada del mayor su mundo se había puesto de cabeza, tanto que había olvidado esa importante necesidad —Me sorprendió tanto tu llamada que apenas colgué comencé a prepararme para salir, pero creo que el tiempo se me fue de las manos— era notorio que ambos se encontraban igual de nerviosos, Yuuri al ser su primera cita y Víctor por miedo a fallar —Bien, deberíamos ir a comer algo, conozco un lugar donde venden postres deliciosos ¿te gustaría ir?— el nipón esbozó una enorme sonrisa y asintió con felicidad, era bien sabido por sus amigos y familia que Yuuri era un glotón, pero debido a su hospitalización había tenido que privarse de algunas cosas.

— el chico comenzó a reír, había despertado un poco tarde y después de la llamada del mayor su mundo se había puesto de cabeza, tanto que había olvidado esa importante necesidad —Me sorprendió tanto tu llamada que apenas colgué comencé a prepararm...

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Llegaron a la estación del tren, si, viajarían en tren, Víctor había decidio que no volvería a conducir después del accidente, así que en su mayoría dependía de Masumi y en ocasiones de los taxis, pero no desconocía de ninguna forma el uso de los trenes a diferencia de Yuuri. Para mala o buena suerte de ambos era un momento del día en que muchas personas necesitaban viajar; el vagón estaba casi lleno, los cuerpos empujaban unos a otros haciendo que el espacio se redujera aún más; Yuuri se sentía un poco asustado, no estaba acostumbrado a el exceso de personas y en ese momento sentía que su respiración se interrumpía, de pronto se vio acorralado contra una ventana y frente a él Víctor protegiéndolo de las demás personas evitando así que fuera golpeado o empujado aún más, él azabache veía expectante al mayor, como su gran figura lo protegía a toda costa; el mayor recargó su ante brazo sobre la cabeza del menor y bajó su cabeza para hablarle —¿está todo bien?— Yuuri asintió un poco boquiabierto y algo emocionado, le agradaba esa pequeña faceta que estaba conociendo de él, Víctor sonrió mientras su mano libre acarició levemente la rosada mejilla del omega —Estamos por llegar, no te preocupes.

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