BROMAS PESADAS

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Las bromas pesadas, esas que se jactan de ser simples bromas infantiles e inofensivas y terminan siendo la causa de malos entendidos, enemistad y varios problemas más, en ese momento Víctor creía estar siendo víctima de una, y es que ¿qué más podía ser? Simplemente no podía tragarse el cuento de que ese chiquillo que acababa de conocer llegará a su vida y en menos de dos meses, en los cuales casi no convivieron él venga a decirle que son destinados y que debe elegirlo, así sin más —Debes estar bromeando— la ironía de su sonrisa y su puño cerrado eran sólo el preámbulo, con su rostro enardecido se dirigió rápidamente hacía el pobre omega que estaba hundido en el sofá —No se que mierdas se traigan tú y Masumi pero no pienso caer en sus estúpidos jueguitos— sin tener conciencia de ello había liberado su aroma asustando más al azabache y con suerte lograría alarmar a Masumi quien se encontraba afuera aún fumando.

Ahí estaba otra vez, ese aroma, podía olerlo, lamentablemente podía hacerlo y es que todos lo saben, un alfa enojado es muy peligroso y ahora el ahí lo aprendería  —N-n-no se de q-que hablas— tartamudeaba mientras trataba de hacer que su cuerpo dejará de temblar ante el semblante del alfa pero parecía ser algo casi imposible —¿Ahora no sabes? Desde que te conocí has estado haciendo tu circo; nadie puede enamorarse así de rápido y menos de alguien que no conoces, así que solo lo veré como que eres un omega urgido— colocó sus manos en los hombros del chico quien ya había comenzado a derramar algunas lágrimas ante el miedo que le estaba causando —dime ¿qué es lo que quieren de mí? No importa la cantidad de estupideces que se les ocurran, jamás olvidaré a Yusuke, ¡NUNCA!— los ojos de Yuuri se abrieron y aquellas lágrimas brotaron cada vez más —¿Yusuke?—

—Si, Yusuke ¿o acaso Masumi no dijo que el era mi destinado? Debió hacerlo...— Masumi entró, se le heló la sangre al encontrar aquella escena —¿Qué crees que estás haciendo? — el peliplata se apartó del omega que no dejaba de sollozar y temblar en su lugar —Sólo le dejaba claro a tu amigo que no pienso dejar que sigan con sus bromas y que jamás nadie podrá reemplazar a Yusuke— ahí estaba nuevamente ese nombre, no sabía quién era, pero si sabía que dolía y dolía mucho el saberlo, pero entonces... —No... No somos... Destinados —

—No, no lo somos— remató con frialdad. El azabache se levantó y salió en completo silencio mientras Masumi se daba cuenta de que el sufrimiento que reflejaba el rostro de Yuuri era única y completamente su culpa, pero no por eso dejaría qué el ruso lo tratará así —Eres un imbécil Víctor ¿qué parte de que no tiene experiencia en el amor no entendiste?, él no sabe con exactitud si lo que siente es amor o no y tu simplemente se lo restriegas en la cara—

—Basta, no es mi culpa que el no sepa nada de eso y no es de mi interés, ¿por qué su puto amor platónico no le enseño nada? ¿Eh? Estoy seguro que debió haberlo rechazarlo de la misma manera— el castaño trataba de mantener la calma, alguien en ese lugar debía hacerlo —Qué te queden claras dos cosas Víctor, el primer amor de Yuuri, el que no se concretó fue cuando recién entró a ese hospital y lamentablemente para él fui yo— la mirada de Víctor se giró rápidamente al alfa mayor quien seguía ahí, estático y con aquella mirada que simplemente no mentía —Y en segundo, él no sabía nada acerca de Yusuke, jamás le dije nada porque no tenía porqué saberlo, pero gracias por comportarte como un completo imbécil, tal vez así se dará cuenta que no vales la pena— y así sin más Masumi salió de aquella casa dejando a Víctor solo y claro sintiéndose como la más grande mierda del planeta, aún que en ese momento parecía serlo.

Yuuri esperaba en el auto a Masumi para que este lo llevará de vuelta a su hogar —Yuuri... De verdad lo siento— negó con la cabeza, la decisión de decir aquellas cosas había sido suya y de nadie más, no pensaba culpar a nadie y mucho menos a él —Sólo quiero ir a casa— y así fue, en medio de un silencioso viaje llegaron a casa de los Katsuki, Yuuri hizo una reverencia y entró literalmente corriendo para llegar a su habitación y así nadie viera sus ojos rojos y llorosos. Masumi volvió al hospital maldiciendo por haber expuesto al chico a todo aquello, después buscaría darle una disculpa adecuada, de momento sentía que lo mejor era dejarlo solo.

ENTRELAZADOSWhere stories live. Discover now