CON SABOR A DUDA

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La mirada del ruso se mantuvo fija sobre aquellos orbes café que le veían con intensidad y algo de inquietud, mientras tanto su mente divagaba por momentos tratando de procesar lo que más bien fue una declaración, ¿que le gustaba? ¿a qué rayos se refería con eso? no lo conocía en lo absoluto, no sabía nada sobre él, ¿cómo podía decir que le gustaba? eso aunado a lo que le había dicho la ocasión anterior. Por su parte Yuuri estaba consumido por los nervios, aún perplejo, él juraba que había dicho aquellas palabras solo en su cabeza, un pensamiento para sí mismo, una manera de alimentar esa necesidad de aceptar lo que acababa de descubrir, pero no, lo había dicho lo bastante audible como para que cualquiera que hubiese estado en esa habitación lo escuchara claramente.

Había sido un grave error, uno colosal, uno que por todos los dioses que pudieran existir esperaba que pasara desapercibido, pero eso no sería así, después de unos segundos de silencio que le parecieron eternos, el platinado frunció ligeramente su ceño; basto solamente un segundo para ver en esa mirada el repudio que le revelaba al instante, el alfa bufo pesadamente —Tan típico de los omegas, apenas y notan a algún alfa decente y ya están usando sus artimañas de las feromonas para lanzarse encima y engatusarlos— Yuuri parpadeo varias veces tratando de entender las calumnias que lanzó y obviamente replicar contra él —¿engatusar? ¿es enserio? en primer lugar quienes usan sus trucos baratos son los alfas, siempre buscan la manera de atacar a los omegas, incluso a los betas, siempre usando su patética excusa del celo y en segunda no por que me hayas gustado físicamente y el cómo tocaste la guitarra significa que voy a tolerar tu actitud tan pedante o que me voy a lanzar sobre ti, ni que fueras el último alfa de este planeta, aún que eso no tiene ninguna importancia. Solo era algo que quería sacar de mi mente y ahora que lo hice ya me debo ir— el azabache furioso se puso de pie, cubrió las teclas del piano y comenzó a caminar hacia la puerta.

Para el peliplata el chiquillo tenía agallas, a pesar de ser bastante tímido, cuando se enojaba sacaba sus garras, dejó caer la guitarra al piso y corrió hacia la puerta cerrándola y empujando al nipón contra la misma para después colocar sus mano...

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Para el peliplata el chiquillo tenía agallas, a pesar de ser bastante tímido, cuando se enojaba sacaba sus garras, dejó caer la guitarra al piso y corrió hacia la puerta cerrándola y empujando al nipón contra la misma para después colocar sus manos a los lados de su cabeza bloqueando el paso del chico quien cayó en nerviosismo ante los actos del alfa —¿Sabes que es lo que pienso?, creo que sigues pensando en lo que sucedió la última vez, estoy seguro que le das vueltas en tu cabeza y estoy seguro quieres terminarlo en esta ocasión— el omega estaba aún más molesto por las estupideces que decía, aunque no podía negar que efectivamente los nervios se estaban apoderando de él en este instante y era justo como la última vez, pero en esta ocasión no pensaba ser partícipe de las tonterías de Nikiforov.

—M-mira Víctor, no se que tipo de personas frecuentas, p-pero yo no soy del tipo que puedas manipular a tu gusto a-así que déjame en paz— el albino sonrió de medio lado triunfante al darse cuenta del temblor en el cuerpo ajeno que inútilmente trataba de ocultar —Es exactamente igual que en esa ocasión, me doy cuenta como tratas de ocultar tú nerviosismo y que no apartas tu vista de mis ojos y mis labios, pero estoy consciente de que es lo que quieres... quieres que tome tu primer beso.

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