18.•Transparencia•.

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¿No les había mencionado anteriormente que somos esclavos de nuestros secretos? Quien sepa de ellos, posee tu libertad.

La transparencia de una persona funcionaba de la misma forma, incluso un poco más dolorosa. Te vuelves invisible frente a alguien que sabe todo de ti y entonces dejas de ser importante, dejas de ser un misterio, pero por mucho que intentes escapar, te retiene. Porque después de todo eres su esclavo.

Y ambas teorías se unían en el concepto que más las convertían en algo doloroso: ¿A qué dueño le importa su esclavo? Son transparentes para él, pero, ¿Qué dueño decide dejarlos libre? Ninguno.

Pero entonces se encontraba un punto medio, donde nada era ni blanco ni negro.

Un sentimiento gris al cual yo denominaba: sentido de pertenencia.

***


Incluso antes de entreabrir los ojos pude sentir como la cabeza me daba vueltas. Tenía muchísimo frío, sin embargo, sudaba como si estuviese bajo el sol en pleno verano. No quería abrir los ojos, no podía tampoco, era como si el peso en mis párpados aumentara con cada segundo que permanecía semi-despierta. Me sentía rara, quizás demasiado perdida, seguía tan cansada que aún no era capaz de distinguir entre sueño y realidad, no reconocía el olor de mis sabanas ni mi colchón, se podía escuchar un leve ruido que provenía de no-se-dónde y la luz que podía percibir aun con mis párpados cerrados no era la misma que solía colarse por las cortinas de mi habitación.

¿Entonces, donde estaba? ¿seguía soñando?

Decidí ignorarlo, mi cuerpo se sentía realmente cansado y mi cabeza dolía horrores, de vez en cuando sufría pequeños escalofríos y me acurrucaba más entre las mantas. Quizás podría no ser mis sabanas, pero el aroma que me entregaban estas era tan exquisito como relajante y no tardé en volver a acomodarme para seguir durmiendo.

Entonces, un celular comenzó a sonar.

Sin pensarlo mucho estiré mi brazo en dirección del ruido y una vez que tomé el aparato contesté sin siquiera molestarme en abrir un ojo.

―¿Qué? ―contesté sin gracia ni amabilidad. Mi voz había salido tan quebrada y grave que causo una puntada dentro de mi garganta. Me dolía terriblemente incluso cuando trataba de tragar mi propia saliva.

―Espera, ¿HyeMin? ―preguntó una voz bastante chillona y ciertamente insoportable del otro lado de la llamada.

Poco a poco iba despertando, comenzaba a sentir cosas que antes había pasado por alto, como que realmente estaba temblando, mi cuerpo estaba completamente caliente, mi estómago daba vueltas y exactamente todo mi cuerpo dolía como si hubiese corrido un maratón.

No estaba enferma, estaba enfermísima.

―¿Al teléfono de quien crees que estas llamando? ―contesté mientras tapaba mi boca en un bostezo que corté rápidamente cuando sentí otra puntada de dolor sobre mi garganta, este dolió tanto que mis ojos se aguaron inmediatamente.

―Mh―murmuró con desagrado―¿Al de Jungkook, quizás?

Lamentablemente, fue su tono sarcástico y cargado de desprecio el que logró despertarme de un solo golpe. Abrí mis ojos con desesperación mientras alejaba el teléfono de mi oído y entonces pude ver que no se trataba de mi celular y que era EunJi quien estaba llamando. Corté la llamada con desesperación y tiré el aparato entre las sabanas.

Presa del pánico y la sorpresa, no pude evitar soltar un grito.

Fue entonces que todos los recuerdos de anoche invadieron mi mente, representando un puñetazo de realidad tan seco que quedé sin respiración por unos segundos.

FRDZ: Friendzone |J.JungkookWhere stories live. Discover now