27.•Balance•.

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La vida se trataba de un complejo balance. Siempre que había un porcentaje de algo bueno, debía existir su equivalente negativo.

Incluso si se trata de la persona más positiva del mundo, jamás podría escapar de aquellas noches donde sus inseguridades salían a flote reclamando las lágrimas que le pertenecían.

Porque así se manejaba el mundo. Porque nadie gana algo sin que otra persona lo haya perdido antes.

Porque mientras exista el día, existirá la noche. La luz y la oscuridad, la alegría y la tristeza, la verdad y la profunda mentira.

Un amor inocente y uno asquerosamente falso.

***

"¿Por qué tu cuello sabe tan bien, mh?"

"No tengas miedo de hacer algo"

"así"

La forma en la que sus labios susurraban contra la piel de mi cuello luego de cada pequeño mordisco era seductora, casi sedante. Una gran cantidad de emociones atravesaban mi cabeza de manera agolpada, completamente descontrolada, provocando que mi cuerpo temblara demasiado cada vez que él decía algo nuevo. Y él lo sabía, podía sentirlo en la forma en la que cuerpo se tensaba y luego sufría leves escalofríos, en la forma en la que sus besos me premiaban o en la simple sonrisa que dibujaba sobre mi cuello. Su voz era casi aterciopelada y cada vez que susurraba hacía que sus labios rozaran de manera lenta y tortuosa contra mi piel, podía sentir a la perfección sus labios mojados, humedeciendo mi piel mientras susurraba Dios sabe qué. Pues hubo un punto en el que simplemente perdí mis sentidos sobre sus labios. Sin embargo, siempre volvía a mis ellos para castigarlos un poco más, de manera suave, lenta, desesperada y ansiosa. Me besó de tantas formas que incluso olvidé quien era. Nuestros jadeos y los sonidos mojados de nuestros besos hicieron el soundtrack perfecto para aquel momento.

Un momento que claramente no podía olvidar.

Sacudí mi cabeza con bastante cuidado, pues esta aun dolía insistentemente por la cantidad de tragos que había ingerido anoche, y me escurrí entre mis sabanas. Como si la inocencia de aquellas telas color lavanda fuesen a borrar aquello que había hecho anoche de mi memoria. No obstante, lo único que obtenía al cerrar los ojos y querer volver a dormir solo eran sus susurros contra mi piel, su tacto en mi espalda y sus besos mojados por todo mi cuello. Como si mi cuerpo se negara a olvidar aquel momento tan ansiado.

Me senté sobre mi cama, tomé del gran vaso con agua que mi madre había dejado sobre la pequeña mesa que se encontraba a un lado mío y volví a dejarme caer sobre las mantas. Incluso si quisiera olvidar lo de anoche, no podía, se repetía como una película en mi memoria una y otra vez. Recordaba perfectamente la forma en la que me vio cuando nos separamos por última vez (cuando Yoongi tocó la puerta al borde de un ataque de furia por haberlo hecho esperar tanto), se alejó de mi con un aire perdido y de un momento al otro, todo ese ambiente que nos habíamos encargado de calentar me supo a tristeza, a un tipo de despedida que me dejó levemente congelada por unos segundos. Como si todo a mi alrededor transcurriese de manera lenta. No pude reaccionar cuando me dio un último beso, corto y nostálgico y acto seguido me ayudó a bajar del tocador. Sus manos en mi cintura esa vez se sintieron frías, nada incomodo, pero si triste. Como quien se prepara para irse de un lugar del cual no quiere.

Finalmente, me acomodó el cabello –aquel que el mismo se había encargado de alborotar– y cuando abrió la puerta, noté que tuvo el detalle de no mostrarse. Aparentó como si él nunca hubiese estado ahí y como si yo nunca hubiese hecho nada más que levarme la cara en ese baño.

FRDZ: Friendzone |J.JungkookWhere stories live. Discover now