FRDZ: Friendzone |J.Jungkook

Extra00.•JiEun•.

Extra N°00.
JiEun/EunJi
[⚠️]: Violencia.

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11 de julio, 2004

El día había sido una maravilla, de esos donde el calor seco había subido a temperaturas tan extremas que me permitían jugar en el arroyo del bosque toda la tarde. El verde, el aire puro y el ruido del agua chocar entre las rocas era una de las pocas cosas que podían darme paz cuando escapaba de casa. ChaeYoung, mi mejor amiga, había propuesto la idea de crear una competencia de barcos, que no era más que juntar varias ramas de árboles amarradas con tallos de algunas flores o las ramas más verdes de algún árbol que fuese lo suficientemente flexible como para poder realizar nudos con él. La idea de juego era completamente nueva y lo había traído de su viaje a Busan donde comentó que sus primos lo jugaban todo el tiempo. A decir verdad, era la primera vez que nos veíamos desde que había regresado de su viaje y pasamos toda la tarde hablando sobre eso a medida que nos reíamos sobre lo torpes que éramos como constructoras de barcos.

Me comentó sobre lo asombroso que era mar, el color que tenía, los ruidos y las formas que hacía y me pareció algo tan asombroso como increíble. Claramente una niña de aldea como yo jamás había conocido algo como el mar y, viviendo en la casa y con la familia que tenía, era probable que jamás saliera de ese pequeño pueblucho. Ese día ChaeYoung me juró que la próxima vez que fuera a visitar a sus primos rogaría a su madre que también pudiesen llevarme.

Y algo dentro de mi corazón se llenó de paz. Conocería el mar. Realmente lo haría.

No fue hasta que terminamos de jugar cuando me di cuenta de que el sol había comenzado a descender y entonces toda esa paz que había acumulado en mi corazón se esfumó dando paso a un miedo que me consumió de pies a cabeza. Casi sin despedirme, salí corriendo por el sendero que llevaba al pueblo, dejando a mi amiga sola.

Ella sabía que era lo que me ocurriría si no llegaba a tiempo y supongo que fue por eso que pude escuchar sus gritos de aliento detrás de mí: "Corre, no te detengas"

Corrí, corrí y corrí. Sin siquiera detenerme cuando las ramas de los arboles rasguñaban mis brazos. Pues el dolor no era nada comparado con el miedo que le tenía a mis padres.

Cuando pude llegar, subí el pequeño desnivel que separaba la tierra del escalón de madera que se extendía por todo el largo de la propiedad y dejé mi calzado sucio y desgastado sobre la puerta, notando que, para mi desgracia, el de mi madre y mi padre estaban ahí. Tragué saliva en seco, mi garganta exigía un poco de agua y mis pulmones un respiro desesperado. Habían regresado más temprano que el atardecer y el que hayan llegado antes que yo solo podía significar que estaba en grandes problemas.

Unos muy, muy, grandes.

Deslicé la puerta con sumo cuidado solo hasta poder crear un espacio en que pudiese entrar de costado y así cerrar rápidamente detrás de mí.

Dentro de casa estaba todo a oscuras y en un silencio tétrico. Me sentía igual e incluso peor que en esas tardes donde la señora Lim nos contaba historias de terror a mi grupo de amigos y a mí y luego, por picardía infantil, nos internábamos en el bosque para asustarnos entre nosotros. A pesar del calor asfixiante que hacía afuera, no paraba temblar. Un frio abrazador que me recorrió de punta a punta provocó que los vellos de mi espalda se erizaran. Llegué a la sala con éxito y algo en mi comenzó a ablandarse. Incluso llegué a pensar que había sido lo suficientemente afortunada como para salvarme de ellos, pero cuando tomé el extremo de la puerta del pequeño lugar donde dormía para poder deslizarlo una fuerza mucho mayor tomó de mi trenza y me aventó hacía el suelo, provocando que naciera un dolor desde la parte baja de mi espalda que creció hasta mi cuello, obligándome a soltar un leve alarido.