FRDZ: Friendzone |J.Jungkook

41.•El final de todo•.

~Último capítulo~

Los finales eran elementos esenciales de la vida. Aunque sean buenos o malos, no se podían esquivar puesto que eran inevitables.

Pues todo tenía un final. No existía algo así como lo «eterno» en este mundo de sucesos efímeros.

Sin embargo, no por eso debía ser algo malo. Un final va de la mano con un comienzo. Todo final marca el comienzo de una nueva etapa y cada comienzo establece el final de otra.

El fin de una amistad, el comienzo de una nueva vida. El fin de una mentira, el comienzo de la honestidad. El comienzo de una relación, el fin de la soledad.

***

El día estaba precioso, los rayos del sol se colaban en el interior del corredor por las ventanas que había cada dos metros en la pared derecha. Los grandes ventanales te mostraban un clima perfecto en el exterior, digno de un día de primavera. Apenas si había un par de nubes pequeñas que decoraban el cielo celeste de tanto en tanto, una leve brisa sacudía las copas de los árboles y la temperatura estaba perfectamente equilibrada entre el frio y el calor.

―Entonces, ¿Actuaran como si no se conocieran? ―preguntó SeoYeon con una combinación entre curiosidad y entusiasmo.

Acabábamos de salir de la última clase del día la cual constaba de nada más y nada menos que de cuatro horas seguidas de inglés con la profesora Fitzcherald la cual poseía una mala pronunciación del coreano a pesar de haber vivido aquí los últimos 10 años y un gran disgusto reservado a aquellos estudiantes que no podía pronunciar su apellido correctamente. Había aprovechado la hora del almuerzo para actualizarla sobre los acontecimientos que habían sucedido en mi vida durante el fin de semana, pero tanto YeBin como EunTaek –quienes se podrían considerar nuestros nuevos amigos– no habían tardado en sentarse junto a nosotros por lo que me vi obligada a dejar el resto de la información para después de clases. No me mal interpreten, realmente me agradaban, es solo que aún no tenía demasiada confianza en ellos como para comentarles sobre mi complicada vida amorosa.

Negué.

―Estamos dándonos una oportunidad para comenzar desde un principio y con las cosas en orden, ambos hemos fingido no tener sentimientos por el otro durante un buen tiempo, seguir fingiendo sería un retroceso―aclaré con una sonrisa de extremo a extremo―Hemos hablado durante toda la noche por teléfono, ¿Sabías que de niño tenía un gato el cual se llamaba Totoro?

Al verme rio con ternura, como quien sonríe al ver a un niño decir algo con alegría y puso uno de sus brazos sobre mi hombro, provocando que caminemos abrazadas.

Había algo muy contagioso en la sonrisa de SeoYeon, no sabía si se debía a la calma que me traía estar a su lado o la gran alegría que ella transmitía. Y, en cierto punto, la encontraba similar a la sonrisa de Yoongi, ambos enseñaban todos sus dientes para sonreír, al extremo en el que sus encías eran visibles y encontraba aquello tan particular como especial. 

―Realmente me alegra que arreglaran sus problemas―expresó―Ahora ya no tengo culpa por haberme comido el helado que habíamos comprado con Yoongi.

Con nuestras risas de fondo le di un pequeño golpe sobre el hombro, lo que pareció ser motivo más que suficiente para que su sonrisa se ensanche aún más. Lucía genuinamente feliz, completamente honesta. Nada falso. Y aquello me envolvió en una sensación de paz tan grande. Se encontraba feliz por Jungkook y por mí. Porque éramos sus amigos, porque nos quería. No sentía envidia ni celos, el simple hecho de que nosotros estuviésemos felices la hacía feliz a ella. Mi abuela me había dicho en una ocasión que, si al menos lograba obtener un amigo fiel en la vida, entonces había hecho las cosas bien. Quizás en mi otra vida fui una especie de salvadora o alguna santa, pues no podía explicar que había hecho para obtener a Yoongi y a SeoYeon. Personas que habían permanecido a mi lado incluso en mis peores momentos. Remarcándome lo bueno y lo malo, empujándome y acompañándome en mis miedos.