19.•Cara a cara•.

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Los enfrentamientos cara a cara pueden ser, por lejos, una de las cosas más atemorizantes y peligrosas del mundo, pero, al fin y al cabo, son necesarias.

Si no enfrentamos las cosas con la frente en alto, ¿Cómo podríamos pretender ir por la vida sin temerle a nada? Pero uno de los enfrentamientos que, en mi experiencia, más temor me causaba era enfrentar mis sentimientos.

No era enfrentar a mis superiores, ni a mi madre, mucho menos enfrentar a mi enemigo, era enfrentar mis propios sentimientos lo que tanto me hacía temblar del miedo. Porque una vez que lo enfrentaba, no había vuelta atrás.

Después de todo, lo malo a veces es necesario, el miedo me detenía a hacer cosas estúpidas.

Como, por ejemplo, volver a enamorarme.

***

Estaba nerviosa.

Tamborileaba mis dedos sobre la mesa de la cocina, solo porque no podía controlar mis extremidades. Era presa de mis nervios.

La semana había pasado volando, la primavera ya había comenzado a notarse y hoy el sol ya estaba brillando en el cielo, con todo su esplendor. Podría comentarles sobre cómo fue mi semana, pero para resumirla solo era necesaria una palabra: mocos.

Toneladas y toneladas de ellos. Me había visto obligada a faltar los dos primeros días de la semana a la universidad porque si podía permanecer despierta por dos horas era un milagro, todos los medicamentos que me habían recentado las colegas de mi madre me mantenían en un constante efecto Blanca Nieves.

Claro que ningún príncipe vino a rescatarme.

Desvié mi vista del reloj que estaba en una de las paredes de la cocina para poder concentrarme en el plato de galletas que había dejado mi madre para mi junto con una nota que se disculpaba por tener que dejarme sola hoy.

Justamente hoy.

Mi estómago daba vueltas y vueltas, no podía sacar mi mente del reloj, de manera tal que el ruido que producían las manecillas retumbaba en mi cabeza como un golpe fuerte hacia el vacío.

Tomé mi celular por octava vez en un lapso de menos de 10 minutos y comprobé mi casilla de mensajes del Kakao, pero lo único que podía ver era ese mensaje que Taehyung me había dejado temprano.

"Disculpa, no podré llegar a tiempo, juro que te lo compensaré, no me odies, te quiero"

Había perdido la cuenta de la cantidad de veces que lo había leído y siempre me provocaba ese mismo tirón en mi corazón, estrujando cada una de mis ilusiones. Sin embargo, ahí me encontraba chequeado a cada minuto el celular, esperando con desesperación su mensaje diciendo que todo se trataba de una broma y que jamás le fallaría a nuestro acuerdo.

Cuando se hicieron las 2 en punto no pude aguantar más. Tomé mi celular y lo llamé.

Fue recién en el 5to timbre, cuando estaba a punto de abandonar aquella absurda idea, que él contestó.

―¿Hyennie? ―preguntó su voz, sonaba más ronca que de costumbre a causa del micrófono del celular y, a pesar de que sabría que sería así, no pude evitar el vuelco que dio mi corazón.

Me puse de pie inmediatamente, consumida por los nervios y mientras me mordisqueaba una de mis uñas, comencé a caminar por toda mi casa.

―TaeTae―mi voz fue un suspiro, sentía que vomitaría en cualquier instante―Yo...me...me preguntaba, ¿Cuándo vendrás?

FRDZ: Friendzone |J.JungkookWhere stories live. Discover now